La semana pasada el mundo se estremeció ante el hecho de un tiroteo sucedido en una escuela de Uvalde, Texas por un jovencito de 18 años llamado Salvador Ramos.

En este suceso fallecieron unas 21 personas, 19 estudiantes y dos maestras que intentaron servir de escudo tratando de evitar la tragedia.

El de la escuela Robb fue el tiroteo más mortífero ocurrido en un centro de enseñanza elemental en Estados Unidos desde que, hace casi una década, 20 menores y seis adultos murieran en la escuela primaria de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut.

Este caso ha impactado mucho más también porque, a diferencia de otros, este ocurrió en una escuela primaria y los muertos son niños. Los demás habían sido en preparatorias o escuelas secundarias.

La gente ha puesto el análisis en la personalidad del joven incluso hasta en su orientación sexual dejando de lado otros fenómenos. Alguna vez se ha pregunta ¿por qué esto ocurre con tanta frecuencia en Estados Unidos? ¿Este tipo de eventos suceden solamente en Estados Unidos?

Eventos de esta naturaleza podrían tener dos versiones de análisis: o hacerlo desde la visión de Hobbes de que el hombre es un lobo para el otro hombre, o desde la mirada de Levinas y su visión del otro, eso que llama la alteridad, el respeto por la vida de la persona humana porque está ante mí como la persona que me complementa y me reafirma.

Pero hacer este análisis en el caso de un joven de 18 años quizá no sería lo más prudente pues habría que analizar su cerebro pues se ha dicho que las personas que realizan eventos de esta naturaleza se ha identificado que su cerebro ha carecido de oxitocina.

La oxitocina es considerada como la hormona del amor, es lo que produce el sentimiento de afecto fuerte o constante hacia una persona que es lo que se describe como amor. Pero a su vez el amor es un proceso físico generado por el cerebro gracias a esta hormona, por consiguiente, quienes carecen de ella no son capaces de sentir empatía ni amor por los demás.

Sobre el cerebro muchos han dicho que nace estructurado para amar y hacer que las personas tiendan hacia la moral, a buscar el bien. Pero también existen quienes hablan de que el ser humano nace como tabula rasa, o sea una pizarra limpia y lista para escribir. Por eso también se afirma que quien modifica el cerebro es la sociedad.

Estados Unidos, junto a Rusia, están consideradas como las dos naciones mayores productores de armas, sin embargo, Rusia no ha desarrollado el mismo sentido de la violencia que Estados Unidos porque en el país norteamericano de alguna manera se promueve la violencia y las armas.

Se promueve la guerra, el nacionalismo, el sentido patrio de ir a otros países a invadirlos, sus veteranos de guerra son tratados como héroes, personas a quienes se enseña a admirar y respetar. Esto, de alguna manera, va forjando un individuo que desarrolla una admiración por la violencia y el uso de armas porque les hace sentir importantes.

Quizá deba ser esto lo que comience a cambiar en Estados Unidos para que la sociedad sea diferente.