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Foto: euronews

Por profundas que sean las diferencias haitiano-dominicanas, nadie puede ignorar que la República Dominicana ha demostrado ser particularmente sensible a la causa haitiana. Al día siguiente del 12 de enero, toda la logística dominicana se puso en marcha para ayudar a los haitianos, totalmente abrumados por la magnitud de los daños.

Desde la madrugada del 13 de enero el presidente Leonel Fernández ya estaba trabajando arduamente, se convocó a una reunión de emergencia y rápidamente se conformó una comisión de ayuda médica, técnica y militar a Haití. Sin demora, llegaron a Puerto Príncipe alimentos, agua, medicinas y máquinas de limpieza. Hospitales de la región de Barahona recibieron víctimas. El aeropuerto de esta ciudad recibió ayuda destinada a Haití. El Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) participó en la reactivación de las redes telefónicas. Y la Cruz Roja Dominicana, junto con la Cruz Roja Internacional, coordinaron los primeros auxilios. La sociedad civil dominicana no se ha quedado de brazos cruzados ante este derroche de solidaridad. Muchos dominicanos, desde los primeros momentos, recolectaron alimentos y productos de higiene en beneficio de las víctimas haitianas. Algunos incluso ofrecieron sus aviones privados.

«He trabajado en el sector humanitario durante muchos años y esta es la primera vez que veo a un gobierno vecino y a sus ciudadanos actuar con tanta rapidez. Se concedió todo lo solicitado por Naciones Unidas: exención de visas para humanitarios en tránsito, asistencia logística en bases militares para almacenar equipos, cooperación para abrir un corredor humanitario para transportar ayuda a Haití…», comentó en la prensa dominicana Valérie Julliand, coordinadora de Naciones Unidas en Santo Domingo. Jean Robert Simonise, profesor de relaciones internacionales en el Centro de Estudios Diplomáticos e Internacionales (CEDI) de Puerto Príncipe, ve en esta solidaridad una prueba de que la República Dominicana sigue siendo un aliado confiable de Haití. «Los dirigentes dominicanos han demostrado que son aliados con los que podemos contar», subraya. Según él, las relaciones históricas, más bien a puñaladas, entre los dos países se han transformado. «El 12 de enero ofrece una oportunidad de oro que los políticos de la isla no deben desaprovechar. Se han sentado las bases para un cambio en las relaciones haitiano-dominicanas. Los necesitamos tanto como sea posible, pase lo que pase», sostiene Jean Robert Simonise. Sugiere liderar una campaña de sensibilización para que los dos pueblos se aprecien, porque «la resistencia de ambos lados no será fácil de superar».

La contribución de República Dominicana a la gestión del desastre haitiano va más allá de la simple ayuda humanitaria. Las autoridades vecinas participan activamente en el debate sobre la reconstrucción de Haití. Leonel Fernández, el presidente dominicano, fue el primero en estimar el costo de la reconstrucción de Haití «en 10 mil millones de dólares para empezar», predijo. La primera reunión que tuvo lugar en Santo Domingo sobre la cuestión haitiana, seis días después del terremoto, fue fruto de su iniciativa. Algunas voces, escépticas ante este aparente desinterés, no dejaron de insinuar que las autoridades dominicanas intentaban así limpiarse de las críticas suscitadas por su política migratoria hacia los haitianos. [El mayor nivel de vida en República Dominicana está provocando una afluencia de inmigrantes haitianos, lo que es mal visto por la población]. En 2005, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que el sistema dominicano para obtener la nacionalidad era inconstitucional. Periódicamente se repatria a la fuerza a personas de origen haitiano que no cuentan con permiso de residencia en República Dominicana. Regularmente se denuncian numerosos casos de linchamientos y asesinatos de haitianos indocumentados. A pesar de las denuncias de organizaciones de derechos humanos en ambas costas de la isla, las autoridades políticas siempre han minimizado esta violencia y repiten periódicamente que las relaciones entre ambos países son excelentes. Quizás esté comenzando una nueva era para los dos Estados que comparten los 76.500 kilómetros cuadrados de la isla. Dos naciones divididas por una frontera de 360 ​​kilómetros, pero sobre todo por su historia.

Artículo «Le séisme a rapproché Haïti et la République Dominicaine» por Patrick Réma, Courrierinternational, 30 de abril de 2010. Traducido al español por Gilbert Mervilus