Recientemente el país fue invadido por una mentira que ayer fue desmentida por el mismo que la formuló y fue la acusación a una serie de periodistas de haber recibido dinero por parte de USAID para defender la agenda pro-aborto, LGBTQ y actuar contra el interés nacional con respecto al tema haitiano.

La mentira es una herramienta estratégica inherente a la naturaleza social del ser humano, al punto de que resulta más creíble que la verdad. Cuando una mentira se esparce y una gran parte de la población se identifica con ella no existe verdad, por poderosa que sea, capaz de revertirla, por eso el daño ya está hecho.

Las redes sociales permiten con mucha facilidad la difusión de las mentiras sobre todo cuando se cuenta con recursos económicos y tecnológicos como ha sucedido con este caso. Pero ¿por qué utilizar las redes sociales?

En lo último que debe creerse es en noticias de las redes que no contengan ningún soporte evidencial o no sea publicada por medios acreditados que se consideren respetados, cosa que no sucedió en este caso.

La tecnología hace posible hacer muchos trucos con las imágenes y no hay autoridad todavía que supervise las redes y reduzca el volumen de noticias falsas. Las imágenes en los periódicos y en los reportes televisivos son más confiables porque tendrían que pagar un alto precio quienes coloquen trucajes, porque son medios de comunicación públicos sujetos a las leyes. Con las redes no se puede hacer lo mismo, y por eso estamos como estamos.

De todos modos, el daño está hecho y hay gente que aún el mismo Donald Trump saque una lista y no incluya esos periodistas no van a dejar de creer eso porque su problema reside más en el odio que en la racionalidad.

Ahora vendrán las justificaciones de que se vendió, lo amenazaron, y demás justificaciones, porque quien cree una mentira cuando se la desmontan inventa otra para no dejar de creer o no sentir la derrota.

La única verdad material es que se publicó una información sin ninguna evidencia, todo lo demás ha sido el resultado de la mente fantasiosa de quienes están molestos con esos periodistas porque han asumido posiciones responsables ante temas de relevancia de este país y no se han dejado llevar por caerle bien a la mayoría.

Los comentarios que observé en las redes sociales me hicieron entender que hay tres grupos de personas en la sociedad dominicana que estaban esperando algo así contra estos periodistas:

  1. Los que le acusan de ser prohiatianos porque defendieron los derechos humanos de personas despojadas de su nacionalidad.
  2. Los que se oponen a las tres causales y vieron en estos periodistas los principales defensores y ahora les suman el tema de la agenda LGBTQ.
  3. Los que han sido denunciados por sus actos de corrupción y sus seguidores que, obviamente, los estaban esperando en la bajaíta.

Muchos hasta han creído que Trump tiene una lista que publicará en cualquier momento donde aparecerán los verdaderos nombres y a esa “verdad” se aferran para seguir creyendo en esta mentira y esto me demuestra el poder que tienen las mentiras.

Esperemos la lista de Trump…