El lunes 16 de septiembre se comunicó a la ciudadanía la integración del sistema educativo dominicano bajo un único ministerio, noticia que ha generado, como era de esperarse, diversas reacciones en la población. Ante estas iniciativas, es de vital importancia que los logros en materia de investigación se mantengan, ya que el 50.12% de las publicaciones científicas dominicanas indizadas en Scopus provienen de las universidades. El momento es propicio para identificar mecanismos para fortalecer la investigación bajo el nuevo sistema rector de la educación dominicana.

Vale la pena, en este sentido, rescatar algunas bondades del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, Fondocyt, el cual ha permitido instaurar una cultura de generación de conocimientos en la academia dominicana. Su articulación con la Estrategia Nacional de Desarrollo, END 2030, y otros instrumentos, lo obliga a trazar metas en función de las necesidades del país, subsanando las continuadas desigualdades epistémicas de las cuáles sigue adoleciendo la ciencia global, especialmente cuando los sistemas de generación de conocimientos del sur global se dedican a imitar modelos de I+D del norte global.

Recientemente, el Fondocyt mostró su mayor crecimiento gracias a la inclusión de las ciencias sociales, humanidades y artes en sus últimas convocatorias. Esta estrategia es una apuesta acertada para subsanar la baja producción académica en estas áreas, la cual actualmente solo representa el 12.60% de las publicaciones nacionales en revistas en Scopus (base de datos de revistas con revisión de pares). Incorporar las ciencias sociales, artes y humanidades nos permite desarrollar un ecosistema interdisciplinario robusto, dotado de una riqueza intelectual y creativa inigualable, ingredientes claves para la innovación que nuestro país tanto necesita. Incluir estas disciplinas nos permite desarrollar instrumentos, intervenciones sociales y producciones artísticas que generan propiedad intelectual y potenciales licenciamientos, pero que a su vez rescatan y plasman para futuras generaciones nuestro patrimonio cultural, representando un valor agregado importante a sectores como el turismo pero sobre todo, la misma educación preuniversitaria. La integración disciplinar naciente de nuestro sistema nos permite pensar la propia ciencia (por qué, para qué y para quién la hacemos), asegurando que sus beneficios sean sostenibles e inclusivos, con una brújula epistémica que nos lleve a un puerto seguro.

El Fondocyt ha impulsado a las universidades dominicanas a instalar capacidades permanentes de investigación, contando muchas de ellas con profesores investigadores a tiempo completo a cargo de laboratorios, centros e institutos que desarrollan proyectos relevantes y de alto impacto. Estas experiencias adquiridas han permitido que las universidades dominicanas concursen en fondos internacionales de investigación de alto prestigio y estrechen sus relaciones con instituciones del Estado, aportando conocimiento que informa políticas públicas, y al sector privado, transfiriendo innovaciones que generan mayores niveles de calidad en sistemas de producción y de servicio. El Fondocyt  del año 2023 logró una ejecución financiera del 100%, mostrando una gestión eficiente y la madurez del programa.

El Fondocyt también ha creado un campo de trabajo para investigadores con titulaciones doctorales en las academias dominicanas, contribuyendo a la retención de talentos necesarios para mejorar la calidad de la docencia y hacer sostenibles los jóvenes programas de doctorado nacionales. El Fondocyt ha beneficiado a estudiantes universitarios, quienes participan como asistentes de investigación en dichos proyectos, desarrollando a temprana edad competencias para incursionar en el campo de la ciencia y la tecnología.

La Carrera Nacional de Investigadores es otra herramienta que aporta al sistema de Ciencia y Tecnología, certificando que los investigadores cuentan con las competencias profesionales necesarias para el uso responsable de fondos públicos. La Carrera, que hoy cuenta con 1,556 integrantes, es a su vez un reconocimiento nacional que robustece las credenciales de científicos dominicanos ante pares internacionales. Este es otro mecanismo que muestra el avance del sistema y pone a la República Dominicana a la par con otros países de la región como México y Chile.

Nuestro quehacer científico nacional aún es joven, por lo que tiene la tarea pendiente de fortalecer sus mecanismos de aseguramiento de la calidad y transparencia, generando confianza en los diversos actores del sistema y en la ciudadanía, y asegurando la relevancia y pertinencia de los proyectos que financia. Urge continuar los esfuerzos de ciencia abierta y la implementación del sistema de indicadores nacionales de ciencia y tecnología. Si bien no hay aún claridad respecto a cuál instancia asumiría la importante tarea de impulsar el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación, es fundamental asegurar la continuidad de los logros obtenidos, propiciando que los beneficios de la investigación lleguen a todos los dominicanos.

*Tablas ilustrativas: Fuente de datos Scopus (Elsevier) parte del proyecto de Riggio-Olivares, G. & Mencía-Ripley, A. (resultados aún sin publicar) “Estudio de línea base para la implementación del Sistema Nacional de Indicadores de Ciencia y Tecnología de la República Dominicana” (FONDOCYT-2023-412-0510)

Referencias

Sobre la autora

La Dra. Aída Mencía Ripley es vicerrectora de Investigación e Innovación de Unibe. Se graduó de St. John’s University en Nueva York con una licenciatura en psicología con una doble concentración en filosofía e inglés, así como una maestría y doctorado en psicología clínica de la misma universidad. Cuenta también con una maestría en psicología de la New School for Social Research. Ha publicado libros y artículos en revistas académicas sobre psicología, educación y gestión de la ciencia. Es miembro Titular de la Carrera Nacional de Investigadores en Ciencia y Tecnología y titular de la Cátedra UNESCO de Estudios Interseccionales de Género en Educación y Psicología. Ha ganado premios de la Sociedad Interamericana de Psicología y el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana por su trayectoria profesional.