Toda obra cinematográfica requiere de la interdisciplinariedad de talentos para materializarse. En esa gran empresa creativa convergen expertos de casi todas las artes, las ciencias, las técnicas y las artesanías.

Esa gran maquinaria artística en pleno proceso de producción ha requerido amplías y múltiples sesiones de trabajo para afinar sensibilidades con el personal, tanto creativo como técnico que por un espacio de tiempo finito tendrá bajo su responsabilidad convertirla en un producto terminado.

El director y el productor de la obra tienen y asumen el gran reto de armonizar criterios estéticos, técnicos y económicos con un grupo importante de personas con los cuales convivirán durante uno o varios meses entre Pre-producción, Producción y Post-Producción. Ese espacio de tiempo puede ser mayor o menor, siempre que durante el proceso de rodaje no ocurran inconvenientes de cierta relevancia, que afecten el calendario previsto.

Lo deseable es que esa dupla integrada por el Director y el Productor de la película bajo su responsabilidad, manejen con habilidad a tantos seres humanos de criterios disímiles para implementar de manera objetiva los elementos claves de la interdisciplinariedad en su obra.

Independientemente de que cada persona en nómina reciba su pago semanal, no es garantía de que los resultados de su labor sean los más apropiados o altamente profesionales. En cada momento de la pre-producción y rodaje, sobre todo, durante el rodaje, la supervisión del productor de línea y sus asistentes debe ser exigente con el rigor que demanda la interdisciplinariedad de conocimientos y el dinamismo con que se deben llevar a cabo. Los detalles sobresalientes de cada disciplina integrada interdisciplinariamente en la obra debe ser creíble y plasticamente objetiva, de forma que los espectadores sean motivados desde el primer momento por la obra, e inciten la asistencia de todo público a las salas de exhibición.

La interdisciplinariedad laboral en el set de una película exige orden, amplios conocimientos del área a desempeñar por cada persona y, sobre todo, asumir la dinámica creativa que durante el proceso de pre-producción analizó el director con cada jefe de equipo y luego con todo el personal contratado para materializar el proyecto.

La interdisciplinariedad fuera del set de rodaje requiere llevar a cabo diversas funciones y acciones gerenciales vitales. De la implementación objetiva de estas últimas, depende en gran medida la posibilidad de que la obra en proceso de producción adquiera la interdisciplinariedad plástica que el director ha previsto llevar a la pantalla.

Cuando el cineasta asume la tarea descomunal de convertir una idea creativa en una voluminosa empresa de recursos audiovisuales con un gran sentido plástico, debe tener muy presente que la responsabilidad bajo sus hombros, dada su condición de jefe máximo del proyecto, depende en más de un ochenta por ciento del personal que ha sido contratado para desempeñar con eficiencia cada función en la misma.

Convertir cada proceso creativo, técnico, científico o artesanal que juega un un rol trascendente en la obra, debe ser conducido hacia la unidad o concreción estética por el director. Los conocimientos creativos, científicos, y técnicos que sobre su profesión posee, más la experiencia acumulada tratando seres humanos, deben conferirle la pericia necesaria para convertir en un todo sólido, altamente estético, coherente y lírico la película, en interés de que los espectadores perciban un documento visual íntegro, y armónicamente bien diseñado.