Muchos son los comentarios, conjeturas e interrogantes que ha generado la visita oficial de la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, general Laura Richardson, a la República Dominicana.
Las verdaderas razones de su presencia para reunirse estrictamente en privado con el presidente Luis Abinader, en el Palacio Nacional, las descubriremos en las medidas gubernamentales que fluirán paulatinamente en las semanas por venir.
No es verdad que el presidente Abinader o un vocero oficial de su gobierno convocarán a los medios de comunicación para informar sobre lo acontecido en ese encuentro con la jerarca militar de EEUU.
Para saber qué fue lo que verdaderamente trajo el barco hay que esperar un tiempo prudente ya que lo que haya sido fue bautizado como “Top Secret” y estrictamente confidencial.
El importante tema desarrollado entre la influyente visitante y el jefe del Estado ha generado en los dominicanos, dentro y fuera del país, las más curiosas conjeturas y especulaciones.
Que el viaje se hizo “para afianzar la relación bilateral entre ambos países” no es más que un cuento chino narrado en Creole, porque la relación bilateral entre República Dominicana y Estados Unidos nunca han estado mejor en los últimos años.
Conjuntamente con la llegada de la general Richardson, vino el buque USNS Confort, de la Armada de los EEUU, en misión humanitaria para ofrecer a los dominicanos que lo necesiten evaluaciones medicas generales, exámenes odontológicos, optometría, pediatría, ginecología, dermatología y terapia física, siendo Haití la nación más necesitada de todos esos servicios de salud, especialmente las embarazadas del vecino estado.
El mensaje entregado por Richardson al gobierno dominicano salió del Departamento de Estado, órgano responsable de la política exterior y las relaciones de los EEUU con otros países y que tiene, entre otras funciones, negociar tratados y acuerdos internacionales y representar además a los EU en las Naciones Unidas (ONU).
Para que este encuentro se materializara, ante ojos críticos de observadores internacionales, había que darle un matiz de colaboración y ayuda humanitaria para no crear mucho ruido ni intranquilizar las avispas en esta importante región caribeña.
Provoca curiosidad que esa visita se llevara a cabo justo en el momento en que existe una efervescente actitud nacionalista del gobierno dominicano ante la presión de países y organizaciones internacionales -como la ONU- para que se detenga la repatriación de haitianos indocumentados por haber cruzado la frontera que une a ambas naciones.
Esa bandera nacionalista y patriótica levantada por el gobierno con los más altos principios de no intervención en los asuntos internos del país ha estado sumando adeptos en la opinión pública, incluyendo organizaciones políticas opositoras, sociedad civil, estudiantes y comerciantes, nada agradable para los oídos de los EU.
Pero, además, por las protesta del gobierno dominicano ante el cese de importación de azúcar y productos derivados del Central Romana por parte del Departamento de Comercio de la Oficina de Aduanas de EEUU, por alegados trabajos forzados y otros abusos laborales contra trabajadores cañeros, en un buen porcentaje de procedencia haitiana.
Aprovechando la visita, la jefa del Comando Sur también se reunió con el Ministro de Defensa, teniente general Carlos Díaz Luciano Díaz Morfa, para “conversar sobre temas de interés mutuo y explorar maneras de continuar fortaleciendo la asociación de seguridad”, que a decir verdad, es la que mejor garantizada está con el Ministro de Defensa dominicano.
Observadores del quehacer político dominicano están desde ya monitoreando cada una de las disposiciones gubernamentales y de defensa; y todo para descubrir lo que verdaderamente tenia debajo de la manga la general de cuatro estrellas Laura Richardson.