Siempre escuché a mi padre decir que nunca se podían cerrar las puertas definitivas a los acuerdos porque “los adversarios de hoy pueden ser los aliados mañana”. Palabras sabias del líder porque esto lo he visto suceder en varias ocasiones en estos más de 40 años que llevo inmerso en la actividad política.
La más icónica e improbable de las alianzas de la que tengo uso de razón es la que se armó para participar unida la oposición en las truncadas elecciones del año 1974, donde el liderazgo de los bandos en pugna en la revolución del 1964 olvidaron deudas de sangre, ofensas y persecuciones para constituir el gran acuerdo de Santiago con el fin de presentar la dupla presidencial de don Antonio Guzmán Fernández, como candidato presidencial, y como compañero de fórmula al general en retiro Elías Wessin y Wessin.
Siendo un mozalbete de apenas 11 años me recuerdo de esa valerosa y prudente acción de los opositores a la dictadura híbrida del Dr. Joaquín Balaguer que sin ambages empujaron esa alianza, pero que al final resultó infructuosa al retirarse del torneo electoral por no existir una participación con seguridades democráticas por la sangrienta violencia desatada contra la oposición por los llamados incontrolables del gobierno balaguerista.
Si por encima de las profundas diferencias más pudo el buen juicio y el interés de defender los derechos democráticos de la nación y se hizo posible ese tan difícil pacto por lo intrincado de su construcción, cómo hoy sin esos niveles de conflictividad que existían en el pasado y sin los radicalismos ideológicos de la época no nos podemos negar a dar un ejemplo de lo mismo, de una necesaria unidad por encima de las contradicciones entre partidos competidores, pero todos situados en la oposición, por lo que deberá de nacer una gran coalición que unifique a todas esas organizaciones con el fin de presentar candidaturas comunes en los niveles de elección en que se hagan conveniente que a nuestro entender deberán ser las candidaturas uninominales presidencial,sSenatorial, alcaldías y direcciones distritales.
En las candidaturas preferenciales, diputados, regidores y vocales no se hace necesario una unidad monolítica de la oposición salvo en las provincias y en las circunscripciones que solo tienen 2 diputados donde si debe haber un acuerdo de las fuerzas opositoras principales; en todas las demás lo adecuado es que los partidos principales (FP, PLD, PRD, PRSC y una alianza de los minoritarios) presenten sus boletas independientes en esos ya mencionados niveles de elección, porque no tiene objeto cuando es con un % de los votos obtenidos que se ganan esas curules llevarlas de manera obligada a un acuerdo único, ya que el posicionamiento electoral de cada partido en la ciudadanía determinará cuantas posiciones obtendría cada organización de las que irán a competir en los comicios venideros.
Las razones por la que se hace necesaria o más bien casi obligatoria la unidad opositora para las elecciones del año entrante las detallo a continuación:
1.- El voto gobierno tratará de ir unido a las elecciones; no aceptará bifurcar su apoyo a candidaturas con otros partidos que no sea el PRM. Los aliados al oficialismo participarán en una boleta común y al que esté disgustado desde el Palacio Nacional le buscarán la forma de contentarle y así evitar que se postulen dirigentes o líderes sociales sin el beneplácito de los modernos. Quede muy claro que el gobierno presentará una sola propuesta de candidaturas uninominales en cada demarcación.
2.- Los senadores, alcaldes y directores distritales se ganan por mayoría simple de votos; eso quiere decir que no necesitan obtener mayoría absoluta para alzarse con la victoria pudiendo ganar por una mayoría simple de 2 o 3 votos de diferencia como hemos visto en múltiples casos en que la oposición ha perdido por su fraccionamiento al postular para un mismo cargo varías candidaturas. Es muy posible que hasta con un 35% de los votos válidos el oficialismo gana una candidatura uninominal de las arribas mencionadas en una determinada demarcación, por lo que cabe aquí la frase de “divide y vencerás”.
3.- Por el alto costo económico que resulta hacer campaña para tratar de ganar un puesto electivo donde hay que invertir sumas millonarias, eso llevará a los aspirantes a que se inclinen a buscar una unidad opositora que le respalde para disminuir los riesgos de una derrota. Hay que ser muy tonto para pensar que sin unidad se le puede ganar a una única candidatura presentada por el oficialismo.
4.- Los que aspiran a ser electos en las candidaturas uninominales para el 2024 deben presionar para que las fuerzas opositoras, sobre todo las principales (FP y PLD), lleven candidaturas comunes para tener reales oportunidades de triunfar. Así hicimos en el 2020 a través de la plataforma de concertación “Juntos Podemos” que llevó hasta 17 partidos opositores a presentar propuestas comunes que hizo que en los niveles senatorial y municipal se produjera un verdadero tsunami electoral que le dio un varapalo a los oficialistas de entonces.
5.- Tenemos plazos fatales en la ley 33-18 de partidos, agrupaciones y movimientos políticos que nos obliga a decidir las reservas de las candidaturas para alianzas primordialmente a más tardar el 2 de junio del presente año y por la cantidad de candidaturas a pactar se necesitarán por lo menos tres meses (marzo, abril y mayo) de negociación para establecer las candidaturas y demarcaciones que tendrán asignado cada partido político dentro de la coalición, porque las candidaturas que no se reserven deberán ser solo para los candidatos propios de la militancia de cada partido y deberán ser escogidas por medio de convenciones o primarias.
Dejaré para otra reflexión cómo se podría pactar un acuerdo también en el nivel presidencial, cosa que deberán tomar en cuenta los opositores, porque lo que nos conviene a todos es unirnos para lograr un gobierno de coalición y compartido.
Estamos armando la unidad de los partidos y movimientos reconocidos y los no reconocidos por la JCE a través de una plataforma de concertación que se denominará “Coordinadora Electoral Opositora”. Creo que tenemos conciencia de que lo que es factible para todos los que estamos en la acera del frente al gobierno, con la colaboración de expertos mediadores y de prestigiosos consultores políticos, todos los que estamos hastiados del actual estado de cosas haremos realidad la salida de los ineficientes funcionarios oficialistas. Esto solo se conformará con el apoyo decidido de los de abajo que no tienen culpa alguna de las diferencias de los de arriba y por encima de las reticencias de los integrantes de los altos organismos de los principales partidos y de sus líderes Leonel, Danilo, Abel, Miguel y Quique, con el apoyo manifiesto de los que aspiran a ganar las candidaturas y de las bases de sus respectivas organizaciones que desean vehemente que vuelva el progreso a aposentarse en el Palacio Nacional. ¡La indefectible unidad electoral la lograremos!