Oh wow….!!. Ganó el ex presidente Donald Trump, del Partido Republicano, las elecciones presidenciales del 2024 con más de 72.6 millones de votos (50.9%). Derrotó a la vicepresidente demócrata Kamala Harris quien logró 67.9 millones (47.6%).

Trump aseguró 295 de los 270 votos de los colegios electorales necesarios para asegurar su proclamación. Harris solo pudo alcanzar 226 y aceptó la derrota.

El magnate neoyorkino logró su propósito de ser nuevamente presidente de los Estados Unidos para hacer realidad el deseo de la mayoría de los estadounidenses que pedían un cambio en la forma de administrar los Estados Unidos.

Trump salió del Capitolio en enero de 2021, luego de perder el intento de reelección ante el entonces candidato presidencial demócrata Joe Biden, en las elecciones de noviembre de 2020.

Por primera vez en la historia de los EE.UU, un candidato acusado de cometer delitos penales ha sido elegido para ocupar el más alto cargo de la nación.

Trump deberá comparecer ante un juez neoyorkino el próximo 26 de noviembre, a escuchar la sentencia luego que un jurado independiente lo hallara culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales.

Estos cargos están relacionados con el supuesto pago de dinero a cambio de silencio a la actriz de cine porno Stormy Daniels, quien alegó una aventura previa con el ahora presidente electo. Trump se declaró inocente.

El multimillonario Trump es un político con mucha suerte. No solo logró sobrevivir un atentado criminal en la que casi pierde la vida, sino que ha salido airoso en la mayoría de las demandas judiciales que se han levantado en su contra por diferentes motivos en los últimos años.

Al ganar las elecciones presidenciales y el control del Congreso, es probable que el juez Juan Merchan anule la condena al presidente electo tan pronto como el 12 de noviembre, desestimando los cargos 14 días antes de la fecha fijada para la sentencia.

Como el juez Merchan no está obligado a sentenciar al presidente electo, podría imponerle la pena de libertad condicional o arresto domiciliario, mandarlo a cumplir servicio comunitario o simplemente imponerle una multa pagable.

Ante lo reñida que estaba la contienda electoral entre el candidato republicano y la vicepresidente Harris, era cuesta arriba hacerse la idea de que el triunfo del magnate neoyorkino sería tan aplastante.

Al mejor estilo dominicano, se podrá afirmar que fue “una pela de calzón quitao”, una “paliza” de las peores jamás sufrida por el Partido Demócrata, que perdió la presidencia y el Congreso al mismo tiempo.

Los demócratas, centraron su campaña con temas sobre el aborto y la democracia. Los republicanos hicieron hincapié en los altos costos de la vida, las hipotecas, las medicinas, la renta de casas y apartamentos, y la emigración desenfrenada de indocumentados por la frontera México-estadounidense.

Por segunda ocasión, los demócratas fallaron en llevar a una mujer a la presidencia de los EE.UU. Los anti feministas y machistas se impusieron de nuevo. Primero fue Hilary Clinton (2016), mujer blanca y de ojos azules. Ahora Kamala Harris, afroamericana y descendiente de padres extranjeros.

La elite supremacista dentro del Partido Demócrata tampoco la querían. A sabiendas de que el presidente Biden no podía seguir gobernando por sus problemas cognitivos, lo mantuvieron como candidato a la reelección hasta muy cerca de las elecciones tratando de evitar que la vicepresidente Harris lo sustituyera.

Mientras el presidente Biden no frenaba el envío de millones de dólares, pertrechos militares y armas a Ucrania e Israel, incrementando el conflicto bélico en Europa y Oriente Medio, Trump hablaba de buscar la manera de terminar la guerra en esas regiones.

En plena campaña, Trump despreciaba a los inmigrantes indocumentados acusándolos de enemigos de la nación, realizando mensajes xenófobos y racistas contra los hispanos y afroamericanos.

Paradójicamente, las votaciones del pasado 5 de noviembre reflejan que el candidato vencedor obtuvo una proporción de votos de los hispanos y afroamericanos mayor que en las elecciones de 2020.

Por eso mostró sorpresa al conocer la noticia de que había ganado en el condado de Starr, en Texas, que tiene una población hispana estimada en 97% según la agencia TexasCounties.net en 2020.

Con este triunfo, se convirtió en el primer candidato republicano en ganar en esta región desde 1892.

Lo mismo ocurrió en el condado de Miami Dade, Florida, de mayoría poblacional cubanoamericana y otros grupos étnicos hispanos.

En las elecciones simbólicas celebradas en Puerto Rico, Kamala logró el 75% de los sufragios y Trump el 25%.

Es decir, que una cuarta parte de los puertorriqueños que votó simbólicamente les importó un carajo los insultos que emitió un comediante en el evento de cierre de campaña de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York.

En las elecciones por la gobernación, ganó Jennifer González por el Partido Nuevo Progresista que promueve la anexión de Puerto Rico como estado federado de los EE.UU. Derrotó a Jesús Manuel Ortiz, del Partido Popular Democrático.

En Pensilvania, donde la comunidad hispana creció considerablemente después de la pandemia, sobrepasando los 600 mil inmigrantes, Trump ganó los 19 votos claves para ser declarado ganador de las elecciones. Los dominicanos y los puertorriqueños son el mayor grupo étnico de habla hispana en este estado.

Está claro que todos los grupos étnicos en EE.UU se unificaron para creer en las propuestas del candidato republicano, y salieron a votar masivamente para que Trump triunfara de forma abrumadora.

Su victoria ha sido tan apabullante que los líderes mundiales quedaron sorprendidos con los resultados finales; tan sorprendidos que hasta el mismo Trump, al conocer los boletines electorales, dijo que no podía creer lo que estaba viendo.