1.- La mujer y el hombre que por amor se unen, y como consecuencia de las relaciones sexuales llegan a la procreación, deben estar conscientes de que parir y propagarse, no es más que el inicio de un largo proceso que comprende las más variadas etapas, dulces y amargas.

 

2.- No importa el sumo cuidado que los padres dediquen a sus descendientes en el curso de la niñez y juventud. El asunto no está en esmerarse o abandonarlos a su suerte.

 

3.- Los mimos, las más exageradas demostraciones de halagos, caricias y zalamerías de todo tipo, carecen de relevancia para que la joven o el joven termine siendo persona extraordinaria o de baja calidad humana.

 

4.- No importa, da igual que papi y mami con sus niñas o niños sean delicados, mimosos, suaves o secos. Nada les garantiza que van a recibir un trato recíproco, afectividad  semejante a la que prodigaron.

 

5.- Por más sanos consejos que papi y mami lleven a la conciencia de sus vástagos, esas opiniones de nada servirán porque, al final, las orientaciones hogareñas caerán en el olvido. Se impone la falta de memoria.

 

6.- El bien orientar guiar correctamente, encaminar, dirigir por buen camino a las hijas y a los hijos, no garantiza a los progenitores que serán exitosos en su labor de buenos consejeros.

 

7.- No son más que un par de desorejados, la mamá y el papá que se afanan en la enseñanza, adoctrinando a su niña y niño, para que en el futuro sean personas de buena educación, educados por los padres haciendo de preceptores especiales.

 

8.- Para lograr que una hija o un hijo se eleve en el cultivo de la ciencia y las letras, para que llegue a ser un modelo como intelectual, no basta que sus progenitores les ubiquen en los mejores colegios y calificados centros universitarios nacionales y extranjeros.

 

9.- Los padres que se ocupan de proporcionarles a las hijas y a los hijos, lugares muy exclusivos para albergarlos, eso es peccata minuta. Da lo mismo que se desarrollen viviendo en la barranca de un barrio marginado, que en un palacete, porque, a fin de cuentas, da lo mismo.

 

10.- Padre y madre, a su cría, facilitarle bonito pasatiempo, los más variados entretenimientos, y poner en sus manos los más ingeniosos juguetes, no les hace más tiernos.

 

11.- Lo que el porvenir tiene guardado a los padres para con sus hijas o hijos, es incierto, está rodeado de vacilaciones, es algo oscuro. La perplejidad e incertidumbre juegan su papel de lo que llegará a ser el modo de vida de la prole.

 

12.- Papi y mami, deben ubicarse, poner los pies sobre la tierra, y no ufanarse, vanagloriarse, ni cantar victoria, partiendo de la crianza ejemplar que dieron a su descendencia, porque nada quita que terminen su vida avergonzado.

 

13.- Responsabilizarse con las niñas o con los niños, no se traduce en tranquilidad espiritual en la vejez de los padres. En lugar de sosiego, la ancianidad de la vieja o el viejo, puede terminar en angustia por la mala conducta exhibida por las hijas o los hijos.

 

14.- El esfuerzo de los padres, para que en el mañana sus retoños sean motivo de elogio,  por la ejemplar conducta, tal vez se convierte en tristeza por su accionar deshonesto. En lugar de alabanza llega la mortificación y la censura.

 

15.- Los padres, viejos y achacosos, cansados por el peso de los años, al final de su existencia, si por la buena formación que dieron a sus descendientes esperaban disfrutar palmadas en señal de aprobación, a lo mejor son objeto de abucheos, por lo mal que se portan los hijos en el medio donde viven.

 

Idea final

 

16.- Poder decir que mi hija o mi hijo es un modelo de ser humano, es algo sometido a un conjunto de circunstancias que no pueden prevenir mamá y papá, porque están expuestos a cómo procederán, cómo  se comportarán sus descendientes en el lugar donde hacen su vida. Quién sabe si los ascendientes que esperaban llegar a la tumba, recibiendo la aprobación de lo mejor de la sociedad, bajan al sepulcro,  vituperados, víctimas de las malas acciones de sus niñas y niños.