En el Día Mundial de las Redes Sociales de este año, Somos Pueblo Media fue reconocido como mejor programa en redes sociales por el Observatorio Nacional de Redes Sociales (Onareds) en su primera edición del Premio Nacional de las Redes Sociales celebrado el pasado jueves 30 de junio de 2022 en el Salón Orlando Martínez del Colegio Dominicano de Periodistas.
Este galardón y conmemoración significa un aval para la trayectoria de una de las plataformas que más ha activado a la sociedad de la República, que ha hecho temblar puestos, gabinetes y curules, que ha aportado al oficio y que ha demostrado que sus redes son el pueblo, tan solo contando con Ricardo Ripoll y el Piro —como también se le conoce a Eduardo Sánchez Tolentino—, dos personas que diariamente lo arriesgan todo por y para la causa nacional.
Hoy, los empresarios, funcionarios, legisladores y parte de la sociedad vienen a constatar el poderío de estos dos, a pesar de que vienen pavimentado el camino en la lucha contra la corrupción desde el ciberespacio hace más de seis años. Esa fue y sigue siendo la intención con la que fue fundada Somos Pueblo Media (anteriormente terminado “RD” en vez de “Media”) el 9 de agosto de 2015, estableciéndose como grupo cívico, apartidista y sin motivos de apalancamiento, vestigio que han dejado claro en todo su accionar, para luego evolucionar a medio de comunicación en los últimos cuatro años, dando cátedra de lo que es movilizar una nación e incidir en su opinión pública.
Su línea editorial es férrea: hacer uso de todo el recurso que brinda el derecho a la libertad de expresión para desnudar el mal de la corrupción, exponer el botellismo intrusivo en las instituciones, descubrir la trama del empresariado, salvaguardar el medio ambiente, denunciar el detrimento hacia los indefensos y desmantelar el hambre, las ganas y las ansías de poder de aquellos que se creen más papita que el papa. Con el ejercicio de ella, han alcanzado un sinnúmero de logros constatables: provocar la revocación, anulación y disolución de leyes y reformas, obtener donaciones para ayudas a terceros, interrumpir los daños hacia el medio ambiente, convocar a la gente a salir a las calles y liderar manifestaciones, entre otras.
Nada de esos logros hubiesen sido posibles sin el respaldo de las audiencias que han seguido el trabajo del medio, aspecto del que están claros Ripoll y el Piro. Por ellas mismas, es que plataformas como estas siguen de pie, ya que nuestro sistema no permite que las personas que trabajan la información independiente puedan vivir dignamente.
Como todo periodista y por la categoría que desarrollan, los dos han sido víctimas de amenazas físicas y digitales, de burlas hacia sus pasados privados y personales que no definen sus presentes, del rechazo de las marcas publicitarse en sus redes y así proveerles soportes económicos, de ataques digitales, calumnias y difamaciones, entre otras, que deplorarían la integridad de cualquiera que desea hacer el bien. No obstante, la resiliencia de estos ha sido un factor clave para no dejarse amedrentar, porque les llena más servir a la sociedad que servirse de ella.
Grandes han sido sus movimientos e impactos colectivos. Entre ellos destacan haber convocado protestas frente a la Junta Central Electoral, en la gestión de Roberto Rosario; iniciadores de la Marcha Verde, en un principio y de la que se desligaron rotundamente por su politización y desmanes internos; y la Plaza de la Bandera y la Diáspora, en febrero de 2020, la protesta global que ha tenido la República y en la que se han mantenido, y una infinidad de acciones para el poco espacio de este escrito.
Un relato de sus personas.
Recuerdo haber conocido a los patriotas en febrero de 2020, durante las Protestas de la Plaza de la Bandera y la Diáspora: las manifestaciones más grandes, amplias y replicadas que ha tenido la República, frente a la debacle electoral que presionó a la cabeza del pleno de la Junta Central Electoral a suspender unas elecciones —primera vez en toda la historia de la Nación— de categoría municipal. Su sentido del honor y la reputación, del “bien-hacer”, era tan grande que, al momento de tener que agregarse a la convocatoria que llamó a protestar y compartirla en sus redes, dudaron de las intenciones y proveniencia de la misma.
Se unieron, tan pronto una persona de su confianza les advirtió que el llamado a manifestarse, que había publicado yo en la plataforma digital en la que hago periodismo, no tenía manchas partidarias. A todo esto, la situación era urgente. La causa por la que se protestó hace dos años era la más grande de las vergüenzas por las que podía pasar un estado, mismo que vio renacer una clase social que estaba subestimada para sublevarse: la clase media.
A mi memoria llega, al día siguiente de la suspensión (el lunes 17 de febrero de 2020), ver al Piro, de negro, integrándose al liderazgo, activando las masas juveniles y haciendo suya lucha desde la Plaza de la Bandera. Para ese momento, todavía no nos conocíamos en persona, pero tan pronto llega el miércoles 19, iniciamos las conversaciones por aplicaciones de mensajería con la intención de coordinar las movidas y ser lo más coherentes posible con el activismo. Al distinguido, lo vine a conocer en persona, en las oficinas de la Plataforma, en horas de la mañana del lunes 24 de febrero.
Por otro lado, a Ricardo Ripoll me lo presenta brevemente María Teresa Gil en el segundo día de protestas, en el juidero de un nublado y lluvioso martes 18 de febrero, de negro con su característica gorra, su distintivo bigote y un ímpetu ferviente que solo la colectividad que se encontraba allí protestando contagiaba, influía, inspiraba. Fue la única vez que nos topamos en persona hasta el miércoles 3 de marzo de 2020, día en que salimos a interrumpir, con cacerolazos, el diálogo a puertas cerradas que se estaba cocinando en PUCMM. De lejos, lo había visto en el Día de la Independencia con el Trabucazo 2020 y escrito por aplicación de mensajería el 29 de febrero.
Lo curioso del caso es que nunca realizamos una reunión y nunca pegamos una palabra en persona para coordinar acciones per se durante los primeros días de protesta: del 17 de febrero al 3 de marzo de 2020. La sinergia de nuestro activismo por el luto a la democracia era tanta, que sin habernos tratado al 100%, nos confiábamos los cometidos, compartíamos las informaciones de cada uno en nuestras plataformas y nos enviábamos los insumos gráficos para seguir activando a la sociedad. Por mi parte, puedo decir fueron las únicas personas en las que confié, a toda plenitud, para seguir con lo que ya se había iniciado.
Por otro lado, hubo un fenómeno digital que ocurrió durante las Protestas tan grande, que Somos Pueblo Media llegó a verse involucrado con el propio Facebook Company —hoy Meta— para resolver lo que la Compañía entendió era «compra de seguidores». Resulta que todos los que lideramos la protesta, desde nuestras plataformas, crecimos de seguidores de forma extremadamente exponencial, en tan solo una semana. La plataforma de Ripoll y el Piro fue la que más creció, habiendo tenido alrededor de 52,000-60,000 seguidores para el domingo 16 de febrero, llegando a los 110,000 seguidores para el 24 de febrero, por lo que el algoritmo automáticamente les bloqueo la cuenta.
Se encargaron de todo. Aportaron a la organización del Trabucazo 2020; junto a Jompéame, apalearon financieramente el evento del Día de la Independencia; fueron los grandes organizadores del Diálogo Ciudadano, realizado el viernes 6 de marzo de 2020 en el Hotel Radisson de la Av. Tiradentes, el diálogo más integrador política, colectiva, socialmente hablando de la República y orquestadores de los más largos y retumbantes cacerolazos que estuvieron sonando en toda la Nación hasta el 5 de julio de 2020.
Apuntes para el oficio.
Ya, a partir de allí, sus proezas se han elevado. Han creado todo un lenguaje de subversión de la hegemonía que impera en la organización política de la República Dominicana, han situado el estadio actual de la información y su absorción por parte de las audiencias, han moldeado el imaginario y han escalado a la historia nacional de manera fenomenológica por el contexto y las estrategias que han utilizado, desde sus plataformas digitales, para movilizar a la población.
Es tiempo de que el gremio reconozca la labor inconmensurable que ha legado Somos Pueblo Media en el periodismo dominicano y la ayuda que han brindado a la gente, la sociedad en general. Misma ayuda que, indirectamente, ha servido de palanca para el propio partido que hoy gobierna.
Como les dije al propio Ricardo Ripoll y a Eduardo Sánchez Tolentino, en su sexto aniversario el 9 de agosto de 2021, su medio histórico «ha moldeado los nuevos paradigmas de la transmisión de la información y la movilización ciudadana, con el excelente uso de los recursos de la denuncia social, los derechos humanos y el periodismo incómodo».
Es menester reconocer su inmensa entrega y vocación para con la causa patriótica.
Sobre quienes se escribe.
Ricardo Augusto Ripoll García es un administrador hotelero, surfista y activista dominicano. Es licenciado en Administración Hotelera, primera promoción de la PUCMM, diplomado por la Universidad de Cornell, Nueva York, y maestría de la Universidad Ítaca.
Eduardo «el Piro» Sánchez Tolentino es un psicólogo industrial, rapero y activista dominicano. Es graduado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue concursante y finalista de Dominicana’s Got Talent 2021.
Juntos, producen y ejercen periodismo en Somos Pueblo Media, una plataforma digital dominicana fundada el 9 de agosto de 2015, avocada a la lucha contra la corrupción administrativa y gubernamental, con base en la denuncia social y la defensa de los derechos humanos de los dominicanos, teniendo como última hazaña destacable su liderazgo en las Protestas de la Plaza de la Bandera y la Diáspora que sucedieron en 2020.