Para todo país que pretenda alcanzar un crecimiento sostenido en el tiempo, es de vital importancia contar con una estabilidad macroeconómica que brinde garantías para las inversiones. Si además se logra un reconocimiento internacional por ello, estaríamos poniendo la cereza al pastel.
El reconocimiento internacional no solo habla de un galardón simbólico, sino que representa la validación de la solidez con la que un Banco Central desempeña sus funciones. En el caso de República Dominicana, hay dos puntos que han permitido esto: En primer lugar, la clase política ha ido comprendiendo la importancia de garantizar la autonomía del Banco Central, lo que ha sentado las bases para consolidar su credibilidad. En segundo lugar, el Banco ha experimentado un crecimiento sostenido de técnicos altamente especializados en el ámbito económico, lo que conlleva a elevar aún más al Banco Central como referente de prestigio. Tanto a nivel nacional como internacional, se evidencia la capacidad para gestionar políticas económicas de impacto que logran generar confianza en los mercados.
Y es que cuando un Banco Central logra con sus políticas mantener un crecimiento del PIB y una inflación controlada, sirve como palanca para la estabilidad macroeconómica. Volviendo a República Dominicana, está solidez y eficiencia son respaldadas por las agencias calificadoras de riesgo, como Fitch Ratings y Standard & Poor’s, las cuales han reafirmado las perspectivas positivas del país. Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado que la implementación de políticas monetarias han tenido un impacto positivo sobre la estabilidad y el crecimiento.
A este respaldo se suma el apoyo de organismos multilaterales como el Banco Mundial, que, en su informe más reciente, subrayó que República Dominicana está "bastante bien", posicionando al país como un modelo de gestión económica en la región.
Son importantes estos reconocimientos, ya que son observados atentamente por los potenciales inversores, debido a que ofrecen una visión clara del panorama y desempeño económico de cada país, influyendo directamente en sus decisiones para invertir. La relación entre estabilidad económica y atracción de inversión está documentada: cuando un país demuestra que puede mantener políticas monetarias eficaces, la confianza en sus mercados financieros aumenta, lo que podría permitir un flujo de capital más predecible.
Ahora bien, ¿cuáles serían las consecuencias de la falta de estabilidad macroeconómica, especialmente en países subdesarrollados?
Un claro ejemplo de las graves consecuencias que puede acarrear la falta de estabilidad macroeconómica es la crisis de Sri Lanka. Este país, que ha experimentado graves problemas debido a políticas fiscales mal gestionadas y una deuda insostenible, muestra cómo la inestabilidad económica puede desencadenar protestas sociales, inflación descontrolada y la escasez de productos esenciales. En Sri Lanka, el desajuste entre ingresos y gastos del gobierno, sumado a políticas de subsidios no focalizados y recortes fiscales insostenibles, llevó al país a una situación económica de colapso, con una caída dramática en la confianza de los inversionistas.
La crisis de Sri Lanka muestra cómo la falta de políticas fiscales sostenibles y un manejo irresponsable de los recursos pueden generar efectos devastadores. Las protestas en el país son una consecuencia directa de la inflación descontrolada, escasez de productos y la desconfianza hacia las autoridades políticas, lo que deteriora la capacidad del gobierno para responder a las necesidades de la población.
La lección de Sri Lanka es clara: la estabilidad macroeconómica es un pilar fundamental para evitar el colapso económico y social. Si los países en desarrollo no adoptan políticas fiscales prudentes y sostenibles, pueden enfrentar graves consecuencias que afectan tanto el bienestar social como el crecimiento económico.
Retos y políticas públicas para garantizar la estabilidad económica
En la República Dominicana, existen varios retos para garantizar que la estabilidad macroeconómica beneficie a toda la población:
- Inversión en capital humano: Un factor esencial para el crecimiento es contar con acceso a educación y salud de calidad, que permita desarrollar una fuerza laboral capacitada.
- Reducción de la desigualdad: Es fundamental crear programas de redistribución de ingresos que lleguen a los sectores más vulnerables.
- Formalización laboral: Las políticas que incentiven la formalización del empleo contribuyen al aumento de ingresos fiscales y a la inversión en infraestructura social.
- Diversificación de la economía: Reducir la dependencia de sectores específicos, como las materias primas, puede fortalecer la economía frente a choques externos.
- Fortalecimiento institucional: La transparencia y la rendición de cuentas son claves para mantener la confianza de la población y los inversionistas.
El principal desafío radica en integrar políticas de largo plazo que trascienden los ciclos políticos. Países como Suecia, Noruega y Dinamarca han logrado implementar políticas económicas sostenibles a largo plazo, garantizando que la estabilidad económica se mantenga incluso en tiempos de crisis globales.
Al igual que estos países, la clave para asegurar que la estabilidad macroeconómica se mantenga en el tiempo es garantizar la continuidad de las políticas a través de cambios de gobierno y la adaptación a nuevas realidades globales. Esto no solo se logra a través de la gestión eficiente de las políticas económicas, sino también asegurando que el pueblo y las instituciones confíen en un futuro común y próspero.
“La estabilidad no se encuentra, sino que se crea con el tiempo, luego nuestro deber es mantenerla y cuidarla.”