Muchos de mi generación recordamos un poema un poema titulado, " El brindis del bohemio”, el cual, se escuchaba en la radio interpretado por la voz magistral de Juan Llibre.
Algunas personas comentan que en sus casas era esperado con interés, pues el mismo refiere a un grupo de amigos bohemios que despiden con sus versos un año lleno de amargura y la llegada de un feliz Año Nuevo lleno de esperanzas.
"Brindemos por el año que comienza, porque nos traiga ensueños, porque no sea su equipaje, un cúmulo de amargos desconsuelos”. Declamaba la voz de uno de los bohemios en el poema.
"Brindo, dijo otra voz. Por la esperanza que a la vida nos lanza, de vencer los rigores del destino. Por la esperanza, nuestra Dulce Amiga, que las penas mitiga y convierte en vergel nuestro camino. Brindo porque ya hubiese a mi existencia puesto fin con Violencia, si en mi cielo de tul, limpio y divino, no alumbrara mí sino una estrella brillante la esperanza”.
Lo maravilloso es que, siendo la esperanza un concepto abstracto, ella es la que más consuelo brinda porque es la que nos permite esperar por algo, que aunque lejano e incierto, nos alienta a seguir adelante en el momento en que parecen cerrarse los caminos, haciendo culto a su definición académica de qué "la esperanza es el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”.
En el cristianismo es "una virtud teologal por la que se espera con anhelo que Dios otorgue los bienes que ha prometido en la sagradas escrituras, de la espera de la vida eterna, y el apóstol Pablo nos dice "Las cosas que se escribieron a fines de qué por la paciencia y por la consolación tengamos esperanza”.
La esperanza, nuestra dulce amiga, nos permite vivir cargados de ilusiones, confianza, optimismo, expectativa, perspectiva, y sobre todo con Fe.
Durante la espera tenemos la esperanza de qué el hecho ocurra pues no tendría sentido, esa espera, si crees que eso no ocurrirá, por ello procure que mediante el trabajo, dedicación esfuerzo y paciencia, esos anhelos, sueños e ilusiones puedan convertirse en una hermosa realidad.
ESPERANZA, dulce nombre para un nuevo año