El primer día de carnaval, siguiendo a una comparsa popular, me encontraba brincando por las calles de Río de Janeiro, Brasil, al comenzar la década de los 60, gracias a la visión y decisión del inmaculado presidente Juan Bosch con su programa de necesarias carreras profesionales para el desarrollo del país, donde yo pude ir a estudiar sociología a la Universidad Católica en esta hermosa e inolvidable ciudad de la samba y de la alegría.

Después de gozarme durante cuatro años su carnaval, regresamos al país. Hicimos amistad con el estudiante de Agronomía Iván Domínguez y del profesor José Castillo Méndez, ambos folkloristas.  Gracias a ellos, en Gualey, popular barrio de la ciudad de Santo Domingo, conocí expresiones del carnaval barrial y personajes de leyenda como Sergio de Jesús Rosario (Pipí), el más carismático Robalagallina  de esta ciudad, cuna del Primer Carnaval de América.

Una tarde de febrero, nos entramos con Yaqui Núñez del Risco y acordamos la grabación del calentamientos de carnaval en Gualey para su programa de T.V ¡Otra vez con Yaqui! que se pasaba por Color Visión.  Así lo hicimos Iván Domínguez y yo.  ¡Fue la primera vez que el carnaval en T.V fue tomado en cuenta como expresión importante  de la cultura popular dominicana!

Milagros Ortiz Bosch, guionista del programa, mujer excepcional, de fino olfato político, al ver la grabación que habíamos hecho expresó su admiración y su trascendencia a José Francisco Peña Gómez y a Rafael Suberví Bonilla, entonces secretario de Estado de Turismo, sobre la necesidad de que el gobierno realizara una revalorización de esta manifestación de la cultura popular con una política explicita de Estado.

Con una nueva visión política-ideológica, Peña Gómez, Milagros y yo, definimos la propuesta del apoyo del Estado a los carnavales locales y organizar anualmente un desfile nacional que incluyera la presencia de todos los carnavales del país en un mismo escenario, (escogiendo al malecón de la ciudad de Santo Domingo) para que se pudiera apreciar la riqueza y la diversidad nacional del carnaval.

Esta propuesta del desfile de carnaval era el resultado de conceptualizaciones que habíamos elaborado colectivamente.  En este nuevo modelo, como novedad, consideramos lo siguiente:

a).- Que el carnaval era la manifestación nacional más colectiva y trascendente de la cultura popular dominicana.

b).- Que el carnaval era una actividad donde el protagonista era el pueblo, que sin su participación  no había carnaval, por tanto, el Estado tenía que apoyarlo como un derecho a la alegría.

c).- Que en ese apoyo, los sujetos eran los sectores populares, donde el Estado tenía que respetar la libertad de la creatividad, las dimensiones democráticas de esta actividad, su contenido y poder contestarlo a través de la sátira, el arte y la magia de la fantasía, manteniendo sus expresiones de tradición y de identidad.

d).- Que el carnaval era un espacio de resistencia expresión para la afirmación y valorización de esencias de la dominicanidad.

Fundamentado en esos principios, definimos una propuesta que contemplaba:

  • El Estado, a través de los Ayuntamientos, el Ministerio de Turismo, debían apoyar económicamente a los carnavaleros populares.
  • Hasta ese momento (1982) todos los carnavales, copiando de Europa, hablaban del Rey Momo como figura central. En una visión de redefinición y de identidad, desde ese momento, el rey del Desfile Nacional de Carnaval, pasó a ser Califé, personaje simbolización del contenido crítico y contestatario del carnaval.
  • Las carrozas, reminiscencia del Corso Florido de la élite, que implicaban inversiones muy caras económicamente, pasaron a ser figuras secundarias decorativas, porque incluso fueron excluidas de las premiaciones. Su presencia era voluntaria.
  • En las premiaciones, las comparsas y personajes individuales desfilaban a pies, donde se definieron categorías populares como los diablos cojuelos, provinciales, Creatividad popular, etc.
  • Todos los pueblos tenían el derecho de participar en el desfile nacional, sin ningún tipo de discriminación, en total libertad de personajes y de contenido.
  • El jurado debía estar compuesto por personas conocedoras y ligadas al carnaval, sin complacencias ni discriminaciones ideológicas, políticas, con una visión nacional.
  • Se creó el concurso para escoger el tema musical, al igual que el de fotografías.

En sus inicios, este desfile nacional de carnaval fue organizado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional, luego por el Ministerio de Turismo y finalmente, a partir del 2002 por el Ministerio de Cultura.  Este fue institucionalizado con dimensión particular, cuando en el 2002, El Presidente Hipólito Mejía, con el decreto núm. 602-02, creó la Comisión Nacional de Carnaval en la cual la organización del desfile nacional pasó a ser integrada por diversas instituciones del Estado, del cual yo desempeñé por dos años la presidencia de la misma.

En el 2004, Leonel Fernández, al asumir la Presidencia, emitió el decreto núm. 1330.04, ubicó a la Comisión Nacional de Carnaval como una dependencia del Ministerio de Cultura, pasando está a ser manipulada, ignorada y utilizado por conveniencia.

Este desfile nacional transformó el carnaval dominicano en casi todos los pueblos del país, el cual se ha realizado por 38 años seguidos, con la excepción del pasado año por la pandemia, convirtiéndose en una conquista social de los sectores populares. ¡El único lugar donde se celebra un desfile nacional de carnaval es en nuestro país, por eso es un patrimonio dominicano y del mundo!