Una de las principales maneras de preservar la memoria histórica es manteniendo intactos los elementos tangibles que surgieron en una época, hablamos de estructuras físicas, casas, castillos, mansiones, cárceles, edificaciones, vehículos, toda obra que haya sido testigo o cómplice de la era. En vez de esconderlas bajo un manto y tratar los hechos con paños tibios, deben rescatarse y mostrarse al mundo tal cual los museos del holocausto, los museos de torturas y la inquisición en el resto del mundo.
La Hacienda María es una muestra, olvidada al igual que la casa de Najayo, La casa de Caoba, la cárcel de la 40, la Cárcel de la isla Beata entre otras, deben visualizarse y mostrar a las generaciones en curso para que comprendan que aquello que se vende como orden no lo era y por igual castigar el desorden actual no es dictadura ni censura.
Aquel 18 de noviembre del 1961 la luna nueva escondió bajo la penumbra uno de los crímenes más horrendos de la tiranía. Posterior al magnicidio y apresamiento de varios de los héroes del 30 de mayo, el demonio encarnado, en quien se convertiría en uno de los personajes más funestos de la historia política de nuestra nación; Frío, calculador capaz de todo por su afición al poder, le susurraba al oído a su comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra y el Ejército Nacional, que debía actuar y vengar la muerte de su padre. Este a su vez siendo ya un asesino, no dudó… y dejándose llevar por la pasión se hizo acompañar por su cuñado y un coronel apodado (Pirulo)*, llevó a cabo el entramado donde los presos involucrados fueron “secuestrados” por los mismos que tenían el poder para dejarlos encerrados.
Gracias a los esfuerzos de las familias que todavía hacen lo posible por evitar que la verdad sea distorsionada tal cual ocurriría por décadas, han salido a relucir los personajes que de una u otra manera participaron en el hecho y como la mayoría de estos fueron cayendo en desgracia como obra maldita del destino.
*Ramfis Trujillo (El Pato), coronel Gilberto Sánchez Rubirosa (Pirulo), coronel José Luis León Estévez (Pechito); este último esposo de Angelita Trujillo fueron los autores materiales del sádico hecho. Testimonios recopilados involucran a los: Coronel Alfonso León Estévez, mayor Américo Dante Minervino, coronel Marcos Jorge Moreno, coronel Roberto Figueroa Carrión y tres rasos de la policía que a su vez corrieron la suerte de ser prontamente asesinados para encubrir los hechos.
Muchos entendemos que los vestigios de la dictadura siguen latentes, encubiertos en fortunas y una elite que se nutre de la desinformación, la ausencia de valores.
Esta generación pensante, con bolas, la fueron exterminando durante los sanguinarios 12 años acusados de “comunistas” y posteriormente diezmados por la compra de conciencias, la manipulación, ausencia de educación, drogas, una brecha económica que se esconde detrás de movimientos urbanos que pasaron de ser contestatarios a simple e ignorantes serviles. Jóvenes manipulados con el magnetismo del placer inmediato que da el dinero “fácil. Y un pueblo donde las prebendas para subsistir, el pan y circo son las normas.