En los últimos tres años la economía dominicana ha experimentado un período de significativos avances. A pesar de los desafíos planteados por la pandemia, los aumentos en las materias primas, incluyendo el petróleo, la crisis de las cadenas de suministro y la guerra de Rusia contra Ucrania, el país ha logrado implementar diversas estrategias que han impulsado su crecimiento económico y fortalecido nuestros sectores productivos.
Uno de los mayores logros de nuestra economía es su capacidad para afrontar y recuperarse de los impactos de todos esos factores, como resultado de la adopción de las medidas oportunas, restricciones sanitarias y una vacunación masiva combinada con una apertura escalonada y estímulos fiscales, que en un momento no entendimos, no obstante, la realidad nos hace reconocer ahora su conveniencia, pues nuestro país ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica preservando empleos y empresas.
La resiliencia contribuyó a una recuperación más rápida de lo esperado y sentó las bases para un crecimiento sostenido en el futuro. Ella está concentrada en la fórmula que implementan las autoridades monetarias y financieras.
Otro sector que se destaca, es el turismo. La implementación de protocolos de bioseguridad y campañas de promoción turística responsable, contribuyeron a que el país siga atrayendo visitantes internacionales; el impacto de esta proyección ha generado ingresos significativos, reafirmando la importancia de este sector para la economía nacional.
Dos segmentos que han tenido una notable mejoría son la inversión extranjera y el desarrollo de la infraestructura. En el primero, el gobierno dominicano trabaja para mejorar el clima de negocios y atraer esa inversión extranjera directa, implementando políticas que fomentan la inyección de recursos o nuevas propuestas de servicios en sectores estratégicos, energías renovables, infraestructura, tecnología y manufactura. Esas actividades que contribuyen con el fortalecimiento de la economía, la generación de empleos y las oportunidades de mejora en la competitividad del país a nivel regional y global.
En cuanto al desarrollo de las infraestructuras, este sector se proyecta como un pilar fundamental para el desarrollo económico de la República Dominicana. Se han iniciado y entregado proyectos de ampliación y modernización de carreteras, puertos, aeropuertos, procurando mejorar la comunicación vial interna, facilitándose la inversión y el comercio en todos los rincones del país. Además de que se han impulsado iniciativas para mejorar el acceso a los servicios básicos como el agua potable y la electricidad urbana, contribuyendo a elevar la calidad de vida de los dominicanos.
A esto se añade la expansión de la politicas sociales del Gobierno y los aumentos salariales, que han mejorado el ingreso real de las familias y, por lo tanto, su calidad de vida.
Si observamos las cifras sobre el crecimiento del sector manufacturero y las exportaciones, notamos que ahí también se destaca la diversificación de la producción y el aumento de las exportaciones no tradicionales, novedad que ha contribuido con la reducción de la dependencia de ingresos de otros sectores. El país ha fortalecido su posición como exportador de bienes en la región, aumentando su presencia en los mercados internacionales.
Política positiva
Una norma no escrita en la formulación de la política positiva, es reconocer cuando desde la gestión pública se trabaja para aportar soluciones al país. Las autoridades monetarias han motivado nuestra resiliencia económica, demostrando con ello una notable capacidad de recuperación y adaptación que todo dominicano debe reconocer al margen de su preferencia partidaria.
Esta fórmula, tan bien lograda, liderada por el Banco Central, impulsa el desarrollo económico del país, fundamentalmente, manteniendo el enfoque en la sostenibilidad, la inclusión y la innovación, asegurando un futuro próspero y prometedor para todos.
El Banco Central ha implementado dos importantes programas de estímulos a la economía: el del 2021, que implicó liberar recursos por el orden de los 220,000 millones para que la banca otorgara más de 100,000 préstamos a todos los sectores del país, creando condiciones macroeconómicas favorables a la recuperación económica de ese año.
Y, en esta ocasión, las nuevas facilidades crediticias del mes pasado, canalizadas en el contexto de un mercado hambriento por financiamiento, y que ya no nos extrañe que ya anda bordeando un monto cercano a 100,000 millones de pesos en financiamiento, en gran medida a pequeños y medianos empresarios.
La economía dominicana tiene un potencial de crecimiento de un 5%, y de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional entre el 2023 y 2028 crecerá a una tasa de un 4% anual. Esto, como también ha explicado ese organismo, se producirá en un contexto de baja inflación -tambien un 4% promedio anual-, y con un impresionante incremento del ingreso per cápita, que colocará a la República Dominicana como uno de los países más atractivos, no solo para la inversión y el desarrollo de negocios, sino también para lograr mejores oportunidades de trabajo.