Hablar de globalización en la actualidad, se ha convertido en algo rutinario de sentido común, está presente en nuestro lenguaje ordinario, las redes sociales, los medios, las academias, empresas, partidos políticos. Nada escapa al fenómeno de la globalización: Las crisis financieras, la transnacionalización de las empresas y los capitales. La debilidad del Estado-nación, la expansión del poder de la comunicación, internet, las cadenas de noticias por cables. El auge de la migración, la creciente importancia cultural de las diásporas. Las ropas y marcas que usamos, las comidas que comemos, nuestros gustos, preferencias y consumos estéticos están de una forma u otra influenciado por el proceso de globalización. De manera que es imposible ignorar el proceso de globalización cuando se trata de interpretar y entender los cambios culturales en la sociedad dominicana.
La globalización está en todas partes, sin embargo, hay que entender que no es un término neutro, homogéneo, sino muy heterogéneo y controversial, con diferentes sentidos y significados. De manera muy general, se pueden distinguir tres interpretaciones que suponen diferentes posiciones en cuestiones culturales. La primera, de izquierda-marxista, donde la globalización aparece como un fenómeno económico, asociado a la expansión del modo de producción capitalista. En ese sentido, la dimensión cultural de la globalización se identifica con la hegemonía cultural de los Estados Unidos a nivel global, es decir con la americanización de las formas de vida al resto del mundo, caracterizada por los estilos de vida consumistas, hedonistas, la expansión de las cadenas de noticias, las grandes empresas y las marcas norteamericanas como Coca cola, Nike, McDonald, Gap, y otras.
Una segunda interpretación más sistémica-funcional, que asume la globalización como una oportunidad para fomentar el desarrollo económico, la creación de mercados globales, de generación de nuevas oportunidades laborales, de fomento de intercambios económicos, de desarrollo tecnológicos y nuevos mercados que se expresan en apoyo a la globalización. En este caso, la cultura aparece como una variable dependiente del desarrollo económico.
Existe también, una tercera perspectiva más interaccionista y constructivista, donde la globalización se interpreta como una red global de interacciones y comunicaciones de agentes y actores sociales. Desde este punto de vista, la globalización significa la intensificación de las relaciones y comunicaciones sociales virtuales y, deslocalizadas a nivel global.
Un proceso caracterizado por la reducción de las distancias geográficas y la aceleración del tiempo, que ha hecho posible que las personas para quien trabaja, la novia, los amigos, el docente que imparte las clases, puedan estar geográficamente distantes y desarrollar sus actividades en tiempos reales. Dejando claro que, las relaciones y las comunicaciones que se pueden construir con los otros, ya no están determinada por compartir el mismo espacio geográfico, territorio o nación.
En ese sentido, con la globalización, la cuestión cultura en la sociedad dominicana ha cambiado, se ha hecho más compleja, diversa y heterogénea, caracterizada por múltiples y acelerados procesos de relaciones e interacciones culturales que están diversificando nuestra cultura, valores y formas de pensar y actuar.
Las redes sociales de interacción y comunicación de la globalización y la tecnología, ha hecho posible que estemos experimentando un complejo y heterogéneo proceso en todas las áreas culturales: en la música, la religión, el béisbol, las modas, el consumo y la producción cultural.
La globalización cultural está transformando nuestras prácticas, creencias, estilos de vida y las identidades de los dominicanos, pero también los dominicanos estamos transformado la cultura global a partir de nuestras propias experiencias y necesidades. Pues, las personas no reciben sus influencias culturales desde cero, sino a partir de su lenguaje, tradición, hábitos y costumbres nacionales.
La cultura global se reinterpreta, se resignifica a partir del contexto nacional. En este caso, lo global puede ser también un medio, un recurso para la producción y construcción de nuevas experiencias y productos culturales nacionales.
Para solo mencionar algunos casos: los jóvenes dominicanos, estrellas del béisbol que han hecho su carrera y experiencia en Estados Unidos y se han transformado en orgullo nacional. Los mismos se puede decir de los géneros musicales dominicanos: como merengue, bachata, dembow que han recibido influencia de tendencias musicales internacionales y se han convertido en parte de la identidad nacional.
En todo caso, los que parece cierto es que en la era de la globalización los estudios culturales, los problemas de cultura e identidad en la sociedad dominicana se han hecho más complejo y ambivalente.