La gran ciudad nos agobia a quienes vivimos en ella. Lo primero que nos golpea es el tránsito vehicular. La experiencia es aplastante, frustrante y estresante. Pero hay otros dinamismos menos espectaculares, pero que intensifican esta experiencia de desazón espiritual cotidiana.

Uno de estos dinamismos se conoce hoy bajo el rótulo de “gig economy”. En este artículo nos proponemos ver la relación que existe entre “gig economy” y el tránsito vehicular, no para ofrecer soluciones técnicas a la circulación del transporte, sino para concientizarnos acerca de la relación que existe entre el modo en que se organiza la economía de hoy y la insatisfacción que experimentamos cotidianamente en nuestras vidas.

La noción de “gig economy

Gig economy es una categoría paraguas que se ha acuñado para designar una organización de la economía que se apoya cada vez más en trabajos temporales. En otras palabras, gig economy es aquel sistema económico cuyo mercado laboral se caracteriza por el predominio de contratos a corto plazo, trabajos “freelance” y trabajos por encargo, desplazando el predominio de los tradicionales trabajos permanentes o a largo plazo. Algunos la llaman, de modo más restringido, “economía de los pequeños encargos”.

La palabra “gig” proviene del argot musical. Los músicos populares de habla inglesa designaban con el término a sus actuaciones temporales o a sus presentaciones únicas. El “gig” era una oportunidad de trabajo ocasional. Como en otros fenómenos lingüísticos, el uso de la sonora palabra “gig” se extendió para designar cualquier trabajo temporal o esporádico.

No existe un consenso sobre quién acuñó la expresión “gig economy”. Tampoco se sabe con exactitud cuándo se utilizó por primera vez. Se sabe que comenzó a ganar popularidad a principios del siglo XXI, junto al crecimiento de plataformas digitales que facilitaban el trabajo freelance y por encargo. Tomemos en cuenta esta precisión: quien trabaja como freelance se convierte en su propio jefe y dispone para sí de una gran flexibilidad horaria, pudiendo adaptar su tiempo de trabajo al estilo de vida que considera valioso.

Gracias a la gran difusión de los medios de comunicación y de las nuevas redes sociales, la expresión llegó a la academia para intentar conceptualizar el creciente fenómeno de trabajos facilitados por plataformas digitales como Uber o Lyft. En nuestro país se conoce sobre todo una nueva empresa de servicios a domicilio en motocicleta: “Pedidos ya”.

La gig economy se afianzó aún más a raíz de la gran recesión de 2008. Muchas personas se vieron obligadas a generar nuevos ingresos en un mercado laboral inestable. Contando ahora con los teléfonos inteligentes a precios asequibles, se generó una eclosión de desarrollo de aplicaciones móviles orientadas a generar oportunidades de trabajo montadas sobre términos contractuales fugaces.

El impacto en nuestras vidas

El uso de plataformas digitales para organizar el trabajo impacta no solo la esfera del trabajo como tal, sino también la vida de los sujetos trabajadores. ¿Cómo se siente un padre de familia sabiendo que en cualquier momento puede perder el trabajo y dejar de generar ingresos?

Si nos vamos al análisis del mercado laboral como tal, veremos cómo se desarrolla una transición de las formas tradicionales de empleo, caracterizadas por la permanencia, a formas muy flexibles y, sobre todo, efímeras. El trabajo no es fuente ni de compromiso, ni de estabilidad ni de identificación con el fruto del trabajo. ¿Se puede identificar con la pizza que entrega el migrante venezolano profesional de clase media, luego de desplazarse a toda velocidad en su motocicleta hasta la casa de una persona de un nivel socioeconómico parecido al suyo, que ni siquiera lo mira al rostro?

La situación empeora cuando abordamos nuestro asunto desde el punto de vista de los derechos fundamentales. Los trabajos temporales suelen sumarse a horas de trabajo formales, pero mal pagadas. Quien entra en la gig economy acaba teniendo múltiples proyectos para generar los ingresos económicos que echa en falta. Esta maquinaria de compensación salarial va erosionando silenciosamente los derechos laborales y la calidad humana del trabajo.

 

Gig economy y tránsito: navegar en la gran ciudad

Vivimos, pues, en una era donde la flexibilidad y la autonomía laboral se han extendido gracias a la gig economy. Esta nueva estructura laboral genera oportunidades únicas para moldear nuestras vidas según nuestras necesidades y deseos. Sin embargo, también trae consigo ciertos desafíos que debemos enfrentar con conciencia y preparación.

En las grandes ciudades, la gig economy se manifiesta de manera tangible en el tráfico diario. Conductores de servicios de transporte como Uber y repartidores de plataformas de entrega compiten por clientes y entregas en medio del bullicio urbano. Esto genera congestión vial, dado el número de servicios; aumenta el estrés laboral de los empleados, que los lleva a ser más agresivos en las calles; y produce despersonalización espacial, pues carga el ambiente de la gran ciudad con agobio y prisa. La rabieta que causan los “deliveries” puede traer como consecuencia el olvido de los verdaderos grandes desafíos de la gig economy.

El primero y más urgente es la inestabilidad financiera. La ausencia de un salario fijo y de beneficios como el seguro médico puede generar incertidumbre económica. Más sutil, pero más grave, es el acostumbrarse a derechos laborales limitados. Muchos trabajadores prefieren no tener acceso a las protecciones laborales tradicionales, con tal de aumentar sus ingresos monetarios. Esto traerá como resultado, en tercer lugar, un aumento de estrés y del agotamiento. Autosometido a horas de trabajo interminables y exigentes, el sujeto acabará por experimentar episodios de “burn out” o desgaste profesional y fatiga crónica.

Para navegar con éxito en la gig economy y evitar caer en sus trampas en la gran ciudad, es crucial reconocer ciertos signos y tomar medidas preventivas. Las enumeramos, para facilitar el propósito último de este artículo:

  1. Gestión financiera: Mantén un control estricto de tus finanzas. Establece un presupuesto, ahorra y busca asesoramiento financiero si es necesario. La estabilidad económica es clave para evitar el estrés y la inseguridad.
  2. Cuidado personal: Respeta tu bienestar físico y mental. Programa descansos regulares, practica ejercicio y asegúrate de tener tiempo para actividades que te relajen y recarguen.
  3. Protección laboral: Infórmate sobre tus derechos como trabajador independiente y busca plataformas que ofrezcan alguna forma de seguridad o beneficios. Considera unirte a sindicatos o asociaciones de freelancers.
  4. Equilibrio trabajo-vida: Define límites claros entre el trabajo y la vida personal. No permitas que el trabajo temporal invada cada aspecto de tu vida. Mantén un equilibrio saludable para evitar el agotamiento.
  5. Diversificación de ingresos: No dependas de una sola fuente de ingresos. Explora diferentes oportunidades dentro de la gig economy para diversificar tus fuentes de ingresos y reducir el riesgo financiero.

La gig economy puede representar una oportunidad para redefinir nuestras vidas y encontrar un equilibrio entre el trabajo y la realización personal. Si reconocemos y enfrentamos sus desafíos con inteligencia y preparación, podemos transformar sus dinamismos temporales en un camino hacia la estabilidad y el desarrollo personal.

En el caos de la gran ciudad, podemos encontrar momentos de paz y éxito si navegamos con sabiduría. Como arquitectos de nuestro propio destino, tomemos distancia crítica de la gig economy con vistas a una vida llena de propósito y armonía.