El metaverso es un mundo virtual, una realidad alternativa a la que podemos acceder a través de dispositivos electrónicos para realizar actividades e interactuar con otros usuarios en este ecosistema digital. La palabra metaverso está compuesta por el sufijo “meta” proveniente del griego que significa “más allá” y la palabra “verso” que hace referencia a “universo”, por lo que este concepto hace referencia a un plano más allá del que vivimos actualmente.
Cada usuario es identificado en el metaverso mediante un avatar que no es más que la identidad visual que escoge el usuario para que le represente en el mundo virtual. El metaverso promete a los usuarios disfrutar de experiencias como ver una obra de teatro como si se estuvieran en primera fila o caminar por las calles de otro país sin salir de sus casas.
Un buen ejemplo de esto es el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, el cual fue transmitido en el 2021, a través de la plataforma del popular videojuego Fortnite y por el cual la artista recibió grandes ganancias.
Aunque el metaverso no es un concepto novedoso los nuevos avances tecnológicos como el blockchain, los NFTs (Non-Fungible Tokens), las criptomonedas y los contratos inteligentes han hecho que el metaverso sea cada ves más una realidad tangible, por lo que no nos sorprendería si en pocos años estamos viviendo en una sociedad como la que imaginaba Ernest Cline en su libro Ready Player One, donde las personas pasan mucho de su tiempo inmersos en el mundo virtual.
A grandes rasgos el lugar de residencia del contribuyente y el lugar donde se realizan las transacciones en cuestión determinan como los diversos Estados aplican los tributos. En lo que respecta a las criptomonedas, por ejemplo, la falta de regulación, y la falta de reporte y declaración de los impuestos en los países en los que éstas sí están regulados (como en los Estados Unidos o el Reino Unido) tiene como consecuencia una alta tasa de evasión fiscal relacionada con las transacciones con monedas virtuales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se encuentra en la actualidad en proceso de desarrollar una normativa marco para tributación de las monedas virtuales en búsqueda de estandarizar la fiscalidad de éstas entre los diversos Estados, sin embargo, aún no se tiene nada definido.
En general, no hay un consenso global o estandarizado respecto a cómo grabar las transacciones involucrando criptomonedas o NFTs y si éstas estarán sujetas a impuesto sobre la ganancia de capital, por ejemplo. Y lo mismo sucede con las transacciones en el metaverso.
En el metaverso se comprarán y venderán propiedades y bienes, se ofrecerán servicios y productos que podrán generar ingresos en el mundo real. Sin embargo, la tributación de estas actividades y transacciones presentan un gran reto para las autoridades fiscales.
En primer lugar, el tema de la presencia virtual. Se deberá tener una identificación individualizada que vincule los avatares creados para el metaverso con una persona física en particular. Igualmente, las autoridades tributarias de los diversos países deberán desarrollar una presencia digital en el metaverso que les permita de forma más fácil obtener información y rastrear las transacciones sujetas a tributación.
Además, se deberá determinar qué Estado percibirá cuáles impuestos, teniendo en cuenta donde residen los compradores y vendedores, y cuál es la normativa tributaria aplicable, cuáles serán las transacciones o bienes gravadas en el metaverso y cuáles serán los hechos generadores de cada una de las mismas.
No cabe duda de que desde el punto de vista de la ley Tributaria dominicana si un contribuyente residente en el país recibe cualquier tipo de renta proveniente del metaverso la misma deberá estar sometida a tributación en la República Dominicana como un sujeto pasivo del Impuesto sobre la Renta (ISR), pero no está definido qué pasaría con otros impuestos como los patrimoniales o de consumo.
No obstante, a que eventualmente podemos esperar la aplicación de tributos en general a las transacciones realizadas en el metaverso, todo indica a que las normativas al respecto se harán esperar por la complejidad que ellas conllevan y la rápida evolución de la tecnología del blockchain.