La edición 2023 de la Feria Internacional de Libro de Santo Domingo (FIL) constituyó un importante “abono al capital” de la deuda social que tienen las políticas culturales de República Dominicana con el pueblo que sustenta con su trabajo y pago de impuestos toda la estructura estatal. Por deuda social se entiende el desbalance tradicional acumulado a través de los años con los segmentos de la población con menor acceso a servicios culturales en condiciones adecuadas de calidad, infraestructura, organización.

Entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre de 2023 Santo Domingo ofreció al pueblo las mismas oportunidades culturales que en su momento señaló Ramón Gómez de la Serna ofrecía Madrid a sus vecinos: la opción de “no tener nada y tenerlo todo”.  Teatro, música, conferencias, recitales, coloquios y muchos libros asequibles, pintura, tecnología, innovación al alcance gratuito de toda la población visitante.

Este año la calidad de la oferta cultural de la feria del libro deja un listón muy alto que debe mantenerse e incluso superarse en lo posible cada año.  La ministra de cultura a quien el año pasado dirigí en este mismo medio una carta abierta a propósito de este mismo evento, este año nos “calló las bocas” a muchos haciendo gala de un despliegue de voluntad y capacidad al servicio de la cultura de los dominicanos y las demás nacionalidades que conviven con nosotros en este espacio geográfico.

Es bueno ver que en materia cultural las críticas vertidas el año pasado, en esta ocasión, fueron escuchadas en lo que pareció una demostración de que con recursos limitados se puede desplegar con niveles óptimos de calidad los mejores talentos para ponerlos al servicio de toda la ciudadanía. Con ello se ha realizado un importante abono a la cultura, que es también un derecho que cualquier país con mínimas aspiraciones de adecentar y civilizar el desarrollo de las vidas humanas debe priorizar.

La deuda social en República Dominicana es grande, muchos estudios como el informe PISA ponen de relieve como esta repercute en la educación escolar y en las actitudes frente a la cultura. Asimismo, el informe de la UNESCO titulado “Brechas, deudas y logros: lo que la pandemia revela sobre las sociedades del conocimiento en América Latina y el Caribe” indicó como estas brechas se vieron más claramente a raíz de la pandemia causada por el virus del Covid-19.

Actividades atractivas y dedicadas a difundir el saber acumulado de la humanidad a través de la escritura, las ciencias y todas las artes, como fue esta XXV edición de la FIL, juega un rol trascendental en la construcción de la conciencia colectiva, en la civilización de los comportamientos y en definitiva, en la promoción de la paz como fundamento de la convivencia entre seres humanos.

Mi más sincera enhorabuena al Ministerio de Cultura, que el buen trabajo se mantenga constante es un reto al que toda la sociedad debe permanecer expectante.