Siendo quien escribe virtualmente un niño me internaron en la Escuela Agrícola Salesiana, cuando fue fundada en Moca, abierta en la proximidad del arroyo “El Caimito”, si la memoria no me traiciona.
Una bóveda de recuerdos me ata a esos años duros de mi ingreso al centro salesiano que fomentaba la vocación por el trabajo agrícola.
Fue muy dura la experiencia. Se exigía algo así como doblar lo que llaman el “lomo” o el “espinazo”.
Machete en mano, lo primero era “desyerbar” o “chapiar”. A mi me redujeron parte de la carga, cuando el maestro Carlos me encargó el compromiso o tarea de ir un par de veces por semana a la oficina del correo en Moca, poco tiempo después de haber sido inaugurado.
También había estrenado penca residencia un mayimbe mocano llamado Donato Bencósme.
Recuerdo que la lujosa casa estaba a la entrada del pueblo de Moca. Me asaltan en la memoria algunos condiscípulos del vecino poblado “Juan López” y de Estancia Nueva. Otros alumnos que permanecieron poco tiempo en la escuela fueron los hermanos Pepino y Gaetano Bonnarelly, dedicados luego a instalar “pizzerías” y empresas de vinos.
Una amistad que permanece intacta es con Máximo Acosta, procedente de Abreu, demarcación de Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez, con Nagua de municipio cabecera. Imposible olvidar a los hermanos Silvio y Chu Richeti, de Montecristi, y a Nicolás y Francisco Fondeur de Laguna Salada, en la línea noroeste. Igual a Sergio Guzmán (EPD) buen agrónomo y empresario agropecuario.
Ocuparía un “Listín” citar a tantos mocanos y veganos, entre los que figura el líder de los agrónomos históricos Nicolás Conil. Sigue viviendo en La Vega, donde “son buenos todos”.
Estos fragmentos de mi paso por la Escuela Agrícola salesiana de Moca, los dedico a la memoria del padre Sixto Pagani, Director, y a los sacerdotes: padre Gómez y padre Sertore, así como a los maestros, Pilonero, Boza y el citado Carlos, quien finalmente casó con una hermana de quien fuera guerrillero, héroe y mártir de “Las Manaclas”, Leonte Schott Michel.
La expresión de que la falta de voluntad quita las ganas de rezar, no se me olvida desde que renunció de la Fundación Testimonio el Dr. Freddy Bonnelly Valverde. Ex preso político de la cárcel trujillista “La 40”, igual que sus dos hermanos.
La renuncia de Freddy de la Fundación Testimonio se produjo mediante un documento en el que acusó a la entonces directiva de la entidad patriótica de haberse transado con el ex presidente de la República Dominicana Leonel Fernández, quien además tuvo la cachaza de comprar con dinero público el himno del Movimiento Revolucionario “14 de Junio” que simboliza a la Raza Inmortal y sus heroicas expediciones por Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1959.