Cada día más esta sociedad va presentando señales de que estamos tocando. La semana pasada se dictó sentencia contra los tres implicados en la muerte del joven Joshua Omar Fernández ultimado bajo la complicidad de tres jóvenes llamados Alison de Jesús Pérez Mejía (Chiquito), Wesly Vicent Carmona (el Dotolcito) y Luis Brito Troncoso (Luisito).
De los tres llamó la atención la cantidad de comentarios realizados por mujeres en redes sociales a quienes les llamaba la atención la apariencia física de “Chiquito”. Les compartiré tan solo algunos:
“Yo que no tengo nada que hacer los domingos”, “no te preocupes que creta no te va a faltar en La Victoria”, “bueno na ¿cómo nos vamos a turnear los domingos mujeres?”, “¿Y por qué a mi amor le dieron más?” “Ese chiquito lo que está es bueno de verdad” “Dios mío que hombre tan bello”. Todos estos comentarios formulados por mujeres que convirtieron en tendencia no el hecho por el que se le condenaba, sino su atracción física.
Investigando al respecto descubro que esto es una condición conocida como hibristofilia que es la atracción sexual por las personas que cometieron una atrocidad o un crimen, como una violación, un asesinato o un robo armado. Esta condición es más común entre las mujeres pues les atrae la idea de que ellas los pueden salvar, que pueden sacarlos del mundo en el que están y volverlos buenos.
Combinan la atracción con de verlos con tanta brutalidad y con tanta fuerza con el afán de conseguir que el hombre cambie.
Se acercan a los criminales, movidas por un factor casi maternal: sienten compasión, pena o incluso ternura por el hombre encarcelado a pesar de la atrocidad cometida y tienen una tendencia a proteger al niño que alguna vez fueron.
Un tercer grupo de mujeres, el más pequeño, según Ramsland, quiere compartir parte de la fama y la atención mediática de sus notorios amantes criminales, algunas con la esperanza de llegar a firmar un contrato para una película o un libro.
Es una condición extraña, pero parece que es padecida por un gran número de mujeres en nuestro país porque lo que se debía de estar hablando era de cómo tres jóvenes echaron a perder su vida y su futuro, incluyendo al mismo Chiquito quien era una promesa del baloncesto superior y ahora arrojó por la borda su futuro pues le dictaron 30 años de prisión.
Lejos del mensaje que debe dejar la juventud este acontecimiento terrible lo que sucedió fue todo lo contrario. Andamos mal.