Desde hace mucho tiempo se viene observando una práctica poco aceptable en la sociedad y es el hecho de artistas o figuras públicas que comenten hechos detestables y luego realizan algún video presentando sus excusas a la población y todo queda resuelto.
Hechos censurables se convierten en comidilla de primeras planas de diarios y plataformas digitales que convierten en viral a cualquiera. Incluso llama la atención cómo crece en cantidades de seguidores en sus redes sociales quienes acuden a este recurso.
Este tipo de práctica nos ha ido convirtiendo como sociedad en personas insensibles pues siempre pensamos que todo se hace para buscar sonido. Y en busca de ese sonido también muchas personas se dedican a grabar escenas reprochables antes que acudir en auxilio.
Traigo el tema a colación porque la noche del 31 de diciembre se hizo viral un video en donde el señor Alen Alexis Villalona agredía físicamente a Santa Arias por haber rosado con su pasola la yipeta en que circulaba.
El hecho ocurrió en la intersección de las calles Santomé y 27 de Febrero de Baní. Luego de golpearla la dejó tirada en el pavimento aparentemente inconsciente.
La Policía Nacional lleva a cabo un operativo de captura en su contra, pero aún no han dado con su paradero.
“Él se desmontó de su vehículo y me levantó; me dio como cinco galletas, dijo Santa Arias. Y la mujer que sale en el video que lo acompañaba a él salió para defenderme, y él le dio un empujón. En eso, la gente se quería meter, pero vieron que tenía una pistola que sobó”, relató Arias al sitio de noticias Chichi Noticias.
Santa Arias puso formal denuncia ante la Unidad de Género y Atención a Víctima. Además de las bofetadas propinadas contra la mujer, Villalona también le cerró el paso para evitar que la mujer continuara la marcha en su passola
Según consta en la denuncia ella recibió varias bofetadas de Villalona, las que le habrían provocado una lesión en la boca.
La joven Arias se encuentra bajo el amparo del programa de la Unidad de Género de Protección y Atención a Víctimas desde el sábado. Y se supo que en la noche debió ser llevada al hospital Nuestra Señora de Regla para tratarla y medicarla por fuertes dolores de cabeza.
Un dato poco revelado es que el agresor fue deportado de Estados Unidos por delitos mayores.
Este caso pone en el ojo una debilidad que se ha venido denunciando desde hace tiempo con los perfiles de ciudadanos que son deportados de otro país. Muchos de ellos no se les da el acompañamiento debido para ser reinsertado en la sociedad.
Debe crearse un programa en alianza estratégica con la Cancillería y la Dirección de Migración para trabajar con las personas que son deportadas.
Crear un programa especial de vigilancia, seguimiento e inserción a los que no son salvables se le dé seguimiento especial con organismos de inteligencia.
Pero, como últimamente todo en el país se resuelve con excusas públicas no nos extrañaría que el agresor en cuestión simplemente aparezca ante la luz pública diciendo estar arrepentido, presentando excusas y todo quede ahí.
Esperemos que no ocurra lo mismo en esta ocasión.