Venga gente, vengan todos y entrentó. Así luce ser la consigna del partido gobernante con la que intenta seducir a un número importante de miembros de la oposición. Sobre todo a aquellos actuales funcionarios municipales y representantes legislativos, quienes optarán por la reelección.
La idea sería acumular fuerzas para arrasar en las elecciones de medio término. Y con ello crear las bases a una reelección presidencial suave y sin contratiempos. No obstante, tanto en la vida como en la política, no hay felicidad completa. Habrán tránsfugas que ganarán, pero a costa de líderes meritorios del PRM que serán obligados a ceder sus posiciones.
Por ello líderes medios de algunos partidos opositores están ardientemente deseosos de ser llamados y, en base a cualquier pretexto, dar el brinco perfecto. En política quedar enganchado en el mismo palo no tiene precio. Lo demás se paga con excusas.
Los tránsfugas y saltapatrás en este país se reproducen como hongos. Con la zafra de las elecciones venideras están en crecimiento abundante y progresivo. Las tetas de la vaca del Estado parecen inagotables.
Un juego que se repite
La misma historia ocurrió en las elecciones pasadas. Sólo que los protagonistas y antagonistas estaban dentro del teatro del PLD. Aquello fue un choque frontal de dos grandes egos. En una esquina el locuaz vende humos, el Dr. Fernández y, en la otra, al través de una Penca interpósita persona, el callado y taimado, el Lic. Medina.
El resultado es ya historia patria.
El Dr. Leonel Fernández espantó la mula, compró el PTD y lo convirtió en FUPU. Pidió a los seguidores suyos que habían ganado candidaturas en las primarias moradas que se quedaran dentro para renunciar después de ganar —con votos morados— los respectivos cargos.
Se sabe que la matrícula de congresistas —senadores y diputados— del PLD ganada en las elecciones de 2020 se redujo bruscamente en cuestión de meses. Por el contrario, el número de senadores y diputados de la FUPU creció en la misma proporción que la morada se descoloraba.
En el caso de Medina sus principales funcionarios, incluido él mismo, están en la picota pública y, otros, en la cárcel.
Pero el partido oficial parece ignorar esta experiencia y sigue el mismo modelo de proselitismo. Y es que cuando los liderazgos saltapatrás entran en declives, debido al desgaste por una mala gestión, se ofertan al mejor postor. Solo buscan recibir el brillo del gobierno de turno.
Cierto que entre ellos hay varios que conservan un buen arrastre de votantes. Su liderazgo es debido a que su gestión como servidores públicos responde a los intereses de la comunidad que los eligió. Pero igual confrontan problemas para que sus partidos lo postulen de nuevo.
El recuento anterior conduce a una pregunta:
¿El Partido Revolucionario Moderno está en capacidad de identificar cuales son los funcionarios congresuales y municipales que mantienen fuerza electoral para el 2024?
Todas las posibilidades, como Baninter, si el PRM quiere.
Tomando en cuenta que el PRM es el partido de gobierno, que el gobierno mide periódicamente el desempeño de los funcionarios en los diferentes niveles, que los funcionarios públicos a cargo de esas encuestas son los líderes del PRM, etc. podría decirse entonces que sí, que el gobierno maneja la información al dedillo. Falta saber si tienen vocación de aprovecharla.
Pongamos por caso que a los perremeistas se le cruzó en la cabeza ser más papista que el papa. Y se nieguen a utilizar la información referida. Se meterían en un punto ciego.
Porque el PRM necesita saber por qué tanto afán de políticos de la oposición están tan proclives a brincar la cerca. Porque, en cualquier caso, la mayoría de los que ahora quieren convertirse en saltapatrás son —en el mejor de los casos— más la sal que el chivo.
En fin, la estrategia del venga gente y entrentó, puesta en marcha por el PRM, sin importarle el perfil de los que llegan, luce ser una maniobra torpe. Podría tragarse un lucio en comunidades donde se perfila un buen empuje electoral de líderes de su propia fila.