No tengo redes sociales, creo les llaman así a los Twitter, Facebook, Instagram  y demás denominaciones. Pero tengo un hijo generoso que ha dejado abierto en mi compu su Facebook, algo que de vez en cuando me permite enterarme de qué se mueve en el ambiente.

Dice doña Yuni, mi gran amiga, que no se mueve una hoja en su familia que no salga publicada en esos medios.

Cada día dentro de mi ritual, reviso mi correo, que dicho sea de paso nadie me escribe, pero por lo menos veo los apartamentos en venta, la fecha de  reinscripción de mi nieto en el Domínico, publicidad que poco me interesa, las ofertas de resorts, y lo único importante, las lecturas bíblicas del día.

Una de estas mañanas al entrar al Facebook vi un anuncio en el que una persona publicaba que la UASD iba a impartir la enseñanza del creole, sábados por la tarde e inscripción gratis. Como habían tantos comentarios abrí para enterarme qué tal era recibida dicha oferta. ¡Increíble! No sé cómo calificarlos, si xenófobos, ignorantes, mediocres, bueno, ¿Habrá otros calificativos? No se me ocurren.

Lo menos que decían era que nos querían preparar para que cuando los haitianos fueran los dueños del país fuera más fácil entregarlo.

Vino a mi mente un recuerdo de una jefa que tuve en una oportunidad. Nos encontrábamos en un claustro de profesores y ella sugirió que debíamos aprender creole y que ella le gustaría ofrecernos esa oportunidad porque cada día habían más haitianos en el país y que ellos entendían todo lo que hablábamos, pero nosotros no entendíamos ni pío de lo que decían.

Su oferta en ese entonces lo vi como una forma de aumentar nuestros conocimientos, pero en el fondo, era de las que pensaba que estábamos siendo invadidos calladamente.

Dentro de mis amigos haitianos hay dos que no podré olvidar. Uno Sergei, nieto de diplomáticos, autor de dos libros, por lo menos en el momento en que lo conocí, profesor de francés, un hombre encantador, casado con una ministra anglicana. El otro Jan, también profesor de francés, pero tan encantador como el primero, con una voz tan dulce que encantaba, con una educación inigualable.

 

Tuve unos vecinos ejemplo de cordialidad, de educación. Eduardo crió solo a sus cinco hijos los cuales todos estudiaron. Un ejemplo de padre.

 

Mi hijo mayor tiene a dos grandes amigos en Haití, Jan-Jan y su esposa Ivrose. Pareja de una cultura incomparable. Amantes de nuestro país el cual visitan con cierta frecuencia.

 

También una de sus mejores amigas es de Haití, violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional, Joudelie.

 

Pero si alguien debe de recibir un plato aparte es el Señor Gilbert Mervilus, colaborador de este mismo medio. Siempre leo sus artículos porque son educativos, edificantes. No he conocido a otra persona que se le asemeje que ame tanto este país como él. Casi todos sus escritos giran en torno a sus experiencias en nuestra tierra. Muchas veces escribe con nostalgia, pero siempre con ese amor hacia nosotros. No creo que sienta ni odio, ni se sienta odiado.

 

Cuando la UASD está ofreciendo la enseñanza del creole, debemos aceptar dicha oferta como un medio de crecimiento personal. Pienso que el aprender idiomas nos abre puertas. No por aprender inglés estemos entregando nuestro país a los Estados Unidos o Inglaterra. El aprender idiomas nos da grandes posibilidades, es más, como los chinos están ya, eso creo, dominando el mundo, son muchos los que ya se están inclinando en el aprendizaje del chino-mandarín, para abrirse paso en esos lares.

 

No debemos olvidar que Haití es nuestro vecino más cercano y me parece que he leído que son nuestros principales consumidores de nuestros productos.

 

Además, la comunidad dominicana en ese país es grande, por lo menos, muchos de nuestros profesionales y obreros están establecidos allá; si lo dudan, vayan a las líneas aéreas que viajan hacia allá y se encontrarán con cantidad de personas que viajan a sus lugares de trabajo, que pasan de lunes a viernes y pasan el fin de semana aquí con su familia.

 

Aprendamos creole y cuantos idiomas se nos faciliten que eso nos abre puertas.