La energía nuclear es una fuente de generación clave para avanzar hacia la descarbonización de la economía, ya que es una tecnología libre de emisiones y permite hacer frente a la creciente demanda eléctrica de forma asequible y fiable. Así, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que, de cara a cumplir el objetivo climático de los 2ºC (escenario 2DS), la energía nuclear deberá contribuir con 7.000 TWh en 2050, alcanzando una cuota del 17% en el mix de generación eléctrica global dada una duplicación de la demanda.

El texto anterior lo hemos tomado de un artículo publicado en 2016 titulado La energía nuclear como alternativa para cumplir los objetivos de la Conferencia de París, para el portal Energía y Sociedad.

En el mismo artículo se plantea que: Asimismo, a finales de 2015, había 66 reactores nucleares en construcción y otras 158 planificados por todo el mundo, con un tiempo medio de construcción de 73 meses. 

En función del plazo estimado, planteado en el párrafo copiado, la potencia instalada de las referidas centrales debería estar lista para este mismo año 2022, en promedio.

El lector habitual, el lector experto y hasta el lector mala fe, podría encontrar gazapos en estos datos copiados de un portal que nos meceré respeto, dada su procedencia (https://www.energiaysociedad.es/), y que no es otra que la escuela de ingeniería industrial de la Universidad Politécnica de Madrid; sin embargo quien escribe es un arquitecto con una especialidad  que alguno de estos lectores podría catalogar de “colateral” en cuanto eficiencia energética.

Nuestra formación en sostenibilidad y eficiencia energética está estrictamente dirigida hacia la aplicación en la edificación y cualquiera podría ofenderse por nuestro intrusismo en temas de energía pura y dura. La cierto es que cuando abordamos el tema de las nucleares como alternativa energética,  para un mundo sumido en pleno cambio climático, lo hacemos con la duda razonable que nos han vendido los medios interesados – o no – sobre la “maldad” de esta fuente de generación . También que al hacerlo, es decir al abordar el tema, lo hacemos saliendo de nuestra zona de confort profesional, tratando de buscar alternativas- valga el término- a una situación que nos coloca en la potencial insuficiencia de dar respuesta como oficio a la demanda energética, o más bien a la reducción de esta demanda por parte de nuestros usuarios de edificios.

 

No siempre la ventilación cruzada nos proporcionará el confort, no siempre el aire acondicionado servido por fotovoltaica podrá sernos útil…muchas veces si….pero ¿y  si no pasa siempre?… ¿Las nucleares sería una opción?

 

Prometemos seguir viendo el tema en público…sin ningún pudor ni demagogia.