Durante siglos, en RD se desperdició la energía de ríos como el Bao; no se usó la fuerza de los vientos que asaltan la costa oriental para mover las aspas de turbinas generadoras de energía. Haciendo accesibles los cientos de kilómetros de playas paradisíacas, se han captado la energía y las divisas de millones de turistas satisfechos. Durante siglos se botó la energía de los ríos, del viento y de las playas.

El mismo sol que alumbraba a los taínos y a Juan Pablo, nos alumbra a nosotros. Durante siglos, no se le puso atención a esa fuente inagotable de energía. ¡Se ha desperdiciado una increíble oportunidad de esta isla colocada en el mismo trayecto del sol!

Pero con los paneles solares la estamos aprovechando. Nosotros no desarrollamos esa tecnología, pero la importamos. Cada panel solar, tiene celdas capaces de captar la energía solar y convertirla en electricidad. Para mayor rendimiento, hay que evitar la sombra y calcular el ángulo y ubicación que maximizan el tiempo de exposición..

Necesitamos poder captar la energía de las mayorías y convertirla en un capital para el bien común. Medio país está vivo por su capacidad de lucha, pero esa energía se está desperdiciando. ¡Pocos vislumbran sus colosales posibilidades!

¿Qué sería si se pudiera captar para su propio provecho la energía, de los miles de dominicanos sudando diariamente en sus conucos; de las luchadoras que salen de los barrios cada mañana a romper corozos para ganarse el pan y llevar unos chelitos al rancho?

Tal vez aquí no tengamos las “celdas” para captar la energía de las mayorías, pero podemos importarla aprendiendo de otros.

El gobierno y las empresas privadas captarán esa energía de las mayorías si evitan instalarse a la sombra de la corrupción, transparentan todas sus operaciones y se exponen al rendimiento de cuentas.

A los pocos que ganan mucho hay que pedirles mucho y responder cabalmente a su exigencia de transparencia y austeridad oficial. A los muchos que ganan poco, hay que pedirles poco, pero hay que pedirles y aceptar y responder a su sacrificio con resultados tangibles a corto plazo.

Si el gobierno y el sector privado logran que las mayorías ahorren en lugar de jugar en bancas de apuestas, dispondremos de millones para invertirlos en salud, viviendas, siembras y medios eficientes de transporte público.

¿Qué sería si pudiéramos captar la energía del medio país que ahora mismo no ahorra, o del país enterito, que ahora mismo solo recicla políticos?

Los millones de toneladas de basura que anualmente contaminan los ríos y dañan nuestra naturaleza pueden ser reciclados si se educa, motiva, capta y organiza la energía de las mayorías.

Cada cuatro años, cada vez menos ciudadanos votan con esperanza de progresar. Cada noche, crecientes mayorías botan su futuro apostando, desesperadas; ¡no hay quien aproveche su energía!