El pasado miércoles 14 de junio, la Reserva Federal de los Estados Unidos, a través de su Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), anunció que mantendrá inalterable su tasa de política monetaria en el rango del 5% al 5.25%, aunque advirtió que podrían ocurrir otros incrementos de tasas en el mediano plazo, siempre tomando en consideración el comportamiento de los niveles de precios.

Sin embargo, el mercado laboral estadounidense está enviando señales de ralentización desde mayo, cuando la tasa de desempleo pasó de 3.4% en abril a 3.7% en mayo. En el informe de desempleo de mayo, los reclamos por desempleo en la primera semana de ese mes fueron 265,000, lo que presenta un incremento significativo en comparación con los niveles que estábamos acostumbrados a ver en los meses previos. Esto nos lleva a inferir que la economía estadounidense se encuentra sobre una base inestable.

Con esta aseveración, no estamos afirmando que la economía estadounidense se encuentre en una recesión, pero podemos apreciar algunas señales de riesgo que indican que una podría aproximarse en los próximos meses. Dicho esto, existen cuatro indicadores que sugieren que lo que inferimos no está lejos de la realidad. Uno de esos indicadores es la curva de rendimiento invertida, que, aunque en el último ciclo expansivo su inversión no trajo una recesión como vimos en el año 2018, en esta ocasión podría volver a su patrón histórico, ya que la curva de rendimiento es uno de los indicadores de recesión por excelencia, debido a que refleja el control de la Reserva Federal sobre el costo del dinero a corto plazo. Este indicador tiene un tiempo de anticipación promedio de ocho meses después de que se invierte, lo que significa que se producirá una recesión alrededor de julio de 2023, desde su inversión negativa en noviembre de 2022.

Otro indicador que está alertando sobre una posible recesión es la disminución del crecimiento de la oferta monetaria M2. El coeficiente monetario M2 se define como la sumatoria del coeficiente monetario M1 (monedas y billetes en poder del público no bancario, depósitos a la vista y cheques de viajero) más los depósitos de ahorro (incluidas las cuentas de depósito del mercado monetario), los depósitos a corto plazo de menos de US$100,000 y las acciones en fondos mutuos minoristas del mercado monetario. La Reserva Federal, como se puede apreciar, controla el rendimiento del efectivo, pero también impulsa la disponibilidad de dinero. Las ventajas aquí son largas y variables, pero los datos de este coeficiente monetario (M2), tanto a partir de una tasa de cambio de 13 semanas en términos nominales como de una tasa de cambio de 12 meses en términos reales, muestran un crecimiento de la oferta monetaria profundamente negativo. Esto indica que hay menos dinero disponible para el consumo, y esta variable explica un 70% del crecimiento del PIB de los EE. UU.

El aumento de los reclamos por desempleo es otra variable que indica que la economía estadounidense se acerca a un ciclo recesivo. A simple vista, se puede apreciar que el mercado laboral está relativamente estable, a pesar de que el desempleo en mayo subió al 3.7%, una cifra que está muy por debajo del nivel de pleno empleo, que es una tasa del 5%, de acuerdo con los modelos econométricos de la Reserva Federal. Sin embargo, los reclamos por desempleo aumentaron en un 20% en mayo en términos interanuales. Si echamos una mirada retrospectiva a la historia, vemos que este indicador siempre ha acertado en todas las recesiones previas desde que se tienen registros.

La caída de los préstamos al consumo, debido a su correlación positiva con la actividad económica, es otro indicador que envía una señal inequívoca de que la economía estadounidense está tocando las puertas de una recesión, ya que los bancos están endureciendo los estándares para el acceso a préstamos de consumo. Hemos visto que es consistente con una recesión cuando cae por debajo de -12, lo que sucedió en el primer trimestre, mientras que en mayo fue de -22.8.

Evento de cisne negro en el horizonte

Finalmente, la gota que podría derramar el vaso ante una posible recesión mundial es la ocurrencia de un evento de cisne negro en Asia. Debido a los encuentros en el Mar de China Meridional, pueden ser muy peligrosos. Los Estados Unidos y China están cada vez más cerca de la guerra. Lo más probable es que esta guerra incluya a Taiwán, la siguiente pieza en el mapa del rompecabezas de las conquistas recientes de China.

Podemos agregar a la lista a Hong Kong, Nepal, Tíbet, las regiones uigures y la frontera entre China y Rusia. Pero Taiwán es diferente a todos estos otros lugares, ya que Taiwán es un actor global en una de las industrias más importantes del mundo: los microchips de silicio de alta gama. Hoy en día, los chips se utilizan en todo: refrigeradores, automóviles, teléfonos e Internet. Por consiguiente, una guerra entre EE. UU. y China que involucre a Taiwán podría ser un desastre en términos geopolíticos y geoeconómicos.