La donación y el trasplante de órganos es una de las causas y temas sociales que me sensibilizan y esto aún más luego de conocer el caso de la esposa de uno de mis mejores amigos, mi amiga también, una joven profesional y madre de dos niños, quien tuvo que ser tratada desde un inicio en Estados Unidos, donde se logró el trasplante, salvando su vida y continuando bajo procesos y supervisión de especialistas. En nuestro país lamentablemente al no tener aún las condiciones, hubiésemos perdido a esa mujer valiosa, amada esposa, madre, hija y entrañable amiga.
El 6 de junio se celebra cada año el Día Internacional de los Pacientes Trasplantados, una fecha que tal vez muy pocos conocen pero que nos debería invitar a reflexionar sobre la importancia de la donación de órganos y los desafíos que aún enfrentamos en esta noble causa. La donación de órganos es un acto de generosidad que puede salvar innumerables vidas, pero a pesar de los avances médicos y las campañas de concienciación, sigue siendo un tema tabú en muchas sociedades, sociedades como la nuestra donde la gente tiene temor, donde no existe cultura de donación y trasplante, ni este es un tema que se coloca en el imaginario colectivo por ninguna vía. Particularmente desde la exposición pública que he podido tener por mi activismo político y mis roles profesionales, he intentado colocar este tema pero sin más trascendencia que un titular o entrevista momentánea, es una pena.
La donación de órganos es crucial para aquellos que esperan un trasplante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), miles de personas en todo el mundo se encuentran en listas de espera, aguardando un órgano que les dé una segunda oportunidad de vida. Este procedimiento no solo salva vidas, sino que también mejora significativamente la calidad de vida de los receptores y de su familia.
Sin embargo, la donación de órganos sigue siendo un tema sensible y, a menudo, mal entendido. Factores culturales, religiosos y la falta de información contribuyen a que muchas personas no se registren como donantes. En algunos lugares, el miedo a la manipulación del cuerpo después de la muerte o mitos sobre el proceso de donación frenan a posibles donantes.
España es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, gracias a su modelo de consentimiento presunto, donde se asume que todos son donantes a menos que se indique lo contrario. Otros países con altas tasas de donación incluyen Estados Unidos, Italia y Francia. Estos países han implementado políticas eficaces y campañas de concienciación que han aumentado significativamente el número de donantes.
La legislación sobre donación de órganos varía en todo el mundo. En muchos países europeos, el consentimiento presunto ha demostrado ser efectivo para aumentar las tasas de donación. En Estados Unidos, la donación voluntaria y registrada es el modelo predominante, apoyado por campañas de sensibilización y educación.
En República Dominicana, la donación de órganos es un tema que ha ido ganando atención aunque tímidamente, pero aún enfrenta varios desafíos. La Ley 329-98 regula la donación y trasplante de órganos, tejidos y células, estableciendo un marco legal para estos procedimientos. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada, la escasa concienciación pública y ciertos tabúes culturales han limitado el crecimiento de las donaciones. No tenemos en el país una estadística certera de cuántas personas necesitan un trasplante, cuántas mueren por la falta del mismo y de cuáles órganos.
Las autoridades y organizaciones no gubernamentales han realizado algunos esfuerzos para educar a la población sobre la importancia de ser donantes de órganos. Campañas de concienciación, eventos públicos y la colaboración con instituciones de salud son pasos positivos, pero se necesita un mayor compromiso y apoyo para cambiar las percepciones y aumentar las tasas de donación. Aunque contamos con el Instituto de Coordinación de Trasplantes (INCORT), es una institución con recursos limitados y con escasa exposición mediática, lo que no le permite tener un mayor alcance en la población e implementar de manera masiva a nivel nacional, campañas de cambio cultural sobre la donación de órganos.
Convertirse en donante de órganos es un acto de amor y solidaridad que trasciende la vida misma. La educación, la eliminación de mitos y una legislación adecuada son fundamentales para fomentar una cultura de donación de órganos; en nuestro país debemos modernizar, actualizar la ley y trabajar con el sistema de salud y los diferentes sectores sociales para avanzar en esta causa. Al superar los tabúes y promover la donación, podemos construir una sociedad más generosa y compasiva, donde cada vida cuenta.
Si nos hacemos donantes, cuando ya no estemos en este plano, salvaremos vidas.