En 1937, el Dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina inicia el proceso de “dominicanizaciòn” en la frontera norte con Haití, matando a cuchillo y a palos, miles de dominicanos y haitianos negros. El Tirano los manda a matar con armas blancas y con madera (palo), para indicar que esas muertes son realizadas por los campesinos fronterizos en contra de los haitianos porque èstos les roban a los campesinos dominicanos sus cosechas y sus animales. No se usa arma de fuego para realizar dicho genocidio. Así se demuestra que la oficialidad no participa en la masacre. Esa era la excusa.
Sin embargo, queda algo pendiente, los asesinos no son de la zona y confunden, físicamente, al negro haitiano con el negro dominicano y se recurre a la fonética, el haitiano pronuncia la “R” guturalmente, y el negro dominicano pronuncia la “R” labiodentalmente. Entonces, la palabra clave para diferenciar un negro haitiano de un negro dominicano es “perejil”.
Hoy, la forma de identificar a los dominicanos y las dominicanas, de ascendencia haitiana, es por el apellido y para eliminarlos el Tribunal Constitucional le da valor retroactivo a la Constitución del 26 de Enero 2010 hasta el 1929 para aplicarle la sentencia 168-13, la retrocede 81 años, quedando apátridas cuatro generaciones de dominicanos y dominicanas; unas 247,000 personas…, más o menos.
Son apátridas porque la Junta Central Electoral les incauta actas de nacimiento, no tienen carnet de identidad personal y electoral, no pueden obtener pasaporte, no pueden trabajar, no pueden legalmente casarse, no pueden viajar, no pueden poseer propiedad. Ese es el drama que están viviendo nuestros hermanos y nuestras hermanas a partir del 23 de septiembre 2013, que es cuando sale la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, cuyo presidente, de dicho tribunal, es cocolo, hijo de inmigrantes de las pequeñas islas del Caribe, colonizadas por Inglaterra, Dr. Milton Ray Guebara, que si se le aplica su sentencia resulta que no es dominicano y está definiendo la “dominicanidad”.
Si hay un “grupo humano” con “identidad compartida” somos los dominicanos y dominicanas, pues nuestros aborígenes fueron eliminados al inicio de la colonización. La cepa madre, la raíz, de nuestra identidad es africana con injertos europeos, caribeños, americanos y orientales… Ya lo decía Juan Antonio Alix, poeta popular, tenemos “el negro detrás de la oreja”.
Ayer español naci.
A la tarde fui francés
A la noche etíope fui,
Hoy dicen que soy inglés.
No sé qué será de mi…
Sin embargo, la misma Constitución actual, la del 2010, nos dice en el Art. 18, n.2: …son dominicanos y dominicanas “Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución”… (La Constitución reformada el 26 de Enero 2010)
Propiamente, la migración haitiana hacia Rep. Dominicana existe desde 1868, cuando se inicia la guerra de los 10 años para la independencia de Cuba. Muchos cubanos emigran a Rep. Dominicana e inician el cultivo de la caña de azúcar. El campesino dominicano no asume el cultivo de la caña de azúcar y quien viene a realizar las labores de siembra y corte de caña es el campesino haitiano, dadas las buenas condiciones económicas de la época.
La industria del azúcar se desarrolla en Rep. Dominicana desde el Estado. En los años cuarenta del siglo pasado el Presidente y Dictador Rafael Leónidas Trujillo pasa de genocida racista a ser el empleador mayoritario del pueblo haitiano en coordinación con las autoridades haitianas de turno.
Trujillo llega a controlar 12 ingenios de azúcar en todo el país, empresas productoras de azúcar; para las cuales necesita mano de obra haitiana y barata, dado que el campesinado dominicano no asume ese trabajo.
La captación de la mano de obra en Haití, 15 y 20 mil obreros cada año, se hace presentando un sueño de bienestar en Rep. Dominicana cortando la caña, con prestaciones y condiciones laborales encomiables. La oficialidad haitiana recibe un por ciento en dólares americanos por cada obrero contratado y el Gobierno Dominicano le ofrece residencia temporal en los bateyes, lugar de residencia y trabajo para los obreros haitianos…
Al final de la zafra, cuando el corte de la caña termina, muchos de los obreros haitianos permanecen en las comunidades dominicanas, con consentimiento de las autoridades dominicanas, otros regresan a su país.
Cada año se repite el proceso: promesas de bienestar-captación mano de obra-pago a las autoridades haitianas-permanencia-retorno… Con los braceros haitianos presentes en las comunidades dominicanas va creciendo la población dominicana de ascendencia haitiana.
La industria del azúcar llega a ser el sustento de nuestra economía nacional apoyada en los brazos del obrero haitiano. Este aporte de los nacionales haitianos a nuestra economía, unido a la abolición de la esclavitud y haber realizado la primera reforma agraria en la isla dando las tierras que trabajaban a los esclavos libertos…, es parte de nuestra deuda al Pueblo Haitiano.
Las instancias del Estado Dominicano les dan actas de nacimiento dominicana y carnet de identidad personal y electoral porque la Constitución y las leyes dominicanas reconocen el IUS SOLIS, válido hasta 2010, cuando se reforma la Constitución dominicana.
El 23 de Septiembre de 2013, el Tribunal Constitucional de Rep. Dominicana, impulsado por los nacionalistas de la Fuerza Nacional Progresista, partido aliado al PLD, realiza un nuevo genocidio con la sentencia 168-13, en que dándole valor retroactivo al Artículo 18, n.3 de la nueva Constitución, elimina la identidad nacional a cuatro generaciones de dominicanos y dominicanas: Cito “…son dominicanos y dominicanas las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se hallen en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas;” el Tribunal Constitucional de Rep. Dominicana está asesinando a cuatro generaciones de dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana al darle valor retroactivo hasta 1929, a ese artículo 8, n.3 de la Constitución del 2010.
Solo la irracionalidad, la mala fe y los prejuicios racistas y anti haitianos pueden quitarle la nacionalidad dominicana a cuatro generaciones. No son haitianos, no conocen a nadie en Haití, nunca han vivido en Haití. Esas personas son dominicanas por nacimiento, porque la Constitución dominicana, en su época, reconoce el Ius Solis; son dominicanos y dominicanas porque instancias del Estado Dominicano así lo reconocen antes del 2010: la Junta Central Electoral, la Oficialía Civil, la Secretaría de Estado de Educación, Salud Pública, las Iglesias…, y toda la población…, siempre han vivido con nosotros, hablan nuestro idioma, están bautizados en nuestra religión, católica, su cultura es la nuestra.
Nuestras raíces étnicas africanas podrán ser más o menos puras; pero no podemos negarlas por nuestra contextura física, por el color de la piel, por el cabello rizado, la nariz, las orejas y labios están adecuados al clima tropical. Negar nuestras raíces africanas es negar nuestra identidad nacional e isleña.
Hasta ahora, el control en nuestro territorio fronterizo ha sido individualizado, corrupto y represivo; y con la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional de Rep. Dominicana se hace ilegal e inhumano, llegando al absurdo e irracionalidad de validar la retroactividad de las leyes y la Constitución dominicana…, de 2010 hasta 1929; 81 años para atrás.
La Retroactividad Constitucional es ridícula, aberrante, hiriente, vergonzosa, muy dolorosa y genera odio, rechazo a nuestros mismos hermanos; porque se nos quiere hacer creer que dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana son haitianos y haitianas porque La Constitución Haitiana dice que el nacional haitiano no pierde su nacionalidad donde quiera que nazca si es hijo de haitianos; pero la Constitución haitiana es para los haitianos, no para los dominicanos de ascendencia haitiana.
La Constitución haitiana reconoce la nacionalidad a todo haitiano nacido de padres haitianos en el extranjero siempre que la persona quiera ser haitiana, como explica la misma Constitución más adelante… En Rep. Dominicana los descendientes de haitianos no quieren ser haitianos, son dominicanos y dominicanas…
La migración haitiana y los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana, en Rep. Dominicana, han sostenido la economía dominicana, sobre todo cuando se sustentaba en el corte de la caña; y actualmente el aporte de los migrantes haitianos sobrepasa el 14% del PIB de Rep. Dominicana, según la investigación “Condición y Aporte de la MANO DE OBRA DE ORIGEN HAITIANO a la Economía Dominicana”, CEFASA, Ed. De Premiun, Stgo., R.D., 2012).
CONCLUSIONES:
- Lo humano, lo justo, lo digno es que reconozcamos la dominicanidad según lo que hemos vivido y legislado hasta 2010. Como lo dice la misma Constitución reformada en el Art. 18, n.2: …son dominicanos y dominicanas “Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución”…
- Reconocer que la retroactividad, si se da, es para beneficiar al más débil. La validez de la ley justa, con sentido de humanidad, es para el presente y el futuro.
- Si se reforma la Constitución para hacer posible la reelección… Que se aplique la Constitución del 2010 tal y como la misma explica para los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana en el Art. 18, n.2: …son dominicanos y dominicanas “Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución”…
- Mi opinión es como humano, como dominicano, con sentido eclesial, como persona consagrada a servir en la Iglesia católica desde la Compañía de Jesús (PP. Jesuitas). Como Pastor, que busca la oveja perdida y la pone en sus hombros, cuando la encuentra (cfr.: Jn.10, 1-21, El Buen Pastor). El que quiera oír que oiga y actúe…
- No soy funcionario eclesiástico ni trabajo en el Gobierno Dominicano. Por tanto, no estoy definiendo, ni bautizando políticas de identidad nacional, ni migratoria…
- Para defender los Derechos Humanos no hay que ser especialista del derecho, sino servidor solidario, servidora solidaria, con transparencia y desde la debilidad solidaria con la fuerza de Dios, como lo hizo Jesús. En ese sentido, la crisis en nuestra Iglesia católica no está en la falta de Agentes Consagrados, ni en la falta de participación de los Laicos y Laicas, sino en la falta de CALIDAD ENTRE LOS AGENTES CONSAGRADOS Y LOS MIEMBROS DEL PUEBLO DE DIOS…
- Ya casi está vencido el Plan Nacional de Regularización. Pero no están satisfechas las necesidades de los nacionales haitianos irregulares obreros, ni siquiera están resueltas las necesidades legales de los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana… Va a pasar la materialidad de un año en el proceso de regularización; pero no ha habido voluntad política del Gobierno Haitiano ni de ciertos funcionarios del Gobierno Dominicano de hacer “lo que nunca se había hecho”…
- Gracias, una vez más, por haber tenido la paciencia y la atención de escucharme.