El ballotage o doble vuelta, propio del constitucionalismo francés, que lo instituyó por primera vez en el año 1852, durante el Segundo Imperio de Napoleón III, tiene como finalidad principal reducir a dos el número de participantes en unas elecciones y posibilitar que quienes resulten electos tengan asegurada una alta cuota de legitimidad, por haber recibido el apoyo de la mayoría absoluta de los votantes.

La doble vuelta fue aprobada en la República Dominicana por la Asamblea Revisora durante la grave crisis políticas de 1994, por medio de una trampa tan comprobada como el mismo fraude electoral que la provocó.

En ese sentido, los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), Reformista Social Cristiano (PRSC) y de la Liberación Dominicana (PLD) acordaron incluir el ballotage o doble vuelta entre las reformas constitucionales sugeridas para resolver la crisis.

A pesar de que los referidos partidos acordaron que para ganar las elecciones en primera vuelta se iba a requerir el 45 por ciento más un voto, los reformistas y peledeistas, convencidos que el Dr. Peña Gómez podía superar sin mayores dificultades ese tope, aprovecharon la ausencia de los asambleístas del PRD para aumentarlo a un 50 por ciento más un voto.

El PLD, que ya había recibido la presidencia de la Cámara de Diputados, la cual ocupó Danilo Medina, como compensación de Joaquín Balaguer, vio en la barrera del 50 por ciento la posibilidad de alcanzar el poder en una segunda vuelta o, en caso contrario, continuar su beneficiosa negociación con el PRSC.

El principal inductor y beneficiario del sistema de doble vuelta en base al 50 por ciento fue el PLD, que apenas dos años después de su institucionalización, gracias a su estratagema, ganó las elecciones del 1996.

Tal y como calcularon los peledeistas, en las elecciones de 1996 el doctor Peña Gómez no alcanzó en la primera vuelta el 50% más uno de los votos, a pesar de haber obtenido un total de 1,333,925 votos, equivalente a un 45.94 por ciento, contra 1,130,523 del PLD de Leonel Fernández y el PLD.

Como consecuencia de estos resultados, se celebraron las elecciones de segunda vuelta, el 30 de junio de 1996, en las que el líder del PRD, José Francisco Peña Gómez, alcanzó 1,394,641 votos, equivalente a un 48.75 por ciento, mientras el PLD, encabezado por Leonel Fernández, obtuvo 1,466,382, equivalente al 51.25% de los votos.

Igual que hace veintisiete años, cuando las maniobras conjuntas del PLD y el PRSC le impidieron a Peña Gómez acceder al poder, tanto Abel Martínez como Leonel Fernández, único presidente elegido en una segunda vuelta, tienen cifradas sus vanas esperanzas en una segunda vuelta para ganar las elecciones presidenciales del 2024.

Sin embargo, tomando en consideración que los resultados de los estudios de opinión de las principales firmas encuestadoras acreditadas favorecen ampliamente al PRM para ganar las elecciones presidenciales del 2024 en primera vuelta, así como el hecho de que, con excepción de las de 1996, todas las elecciones han sido decididas en primera vuelta, todo conduce a que el presidente de la República será elegido en primera vuelta.