6. No matarás,

Constituye uno  de los  mandamientos más controvertidos,  ya que cuestiona la condición humana  desde el punto de vista del proceso evolutivo de la civilización   y  los presupuestos morales radicalizados sean estos individuales o masificados (religiosos, raciales,  políticos,  ideológicos,  delictivos u otros)  para justificar  el asesinato. Bajo estas premisas no tiene justificación ética,     y  constituyen   un delito contra la vida humana; una transgresión espiritual y conductual con consecuencias psicosociales, geopolíticas,  económicas y legales  de gran impacto para la permanencia de la civilización tal y como la conocemos hoy en día.

Recordemos, los estragos que han causado a la humanidad  los regímenes totalitarios, los conflictos bélicos, el crimen organizado, la delincuencia y el terrorismo.

El mundo posmoderno, tristemente sentado en una butaca  gris de  paradojas, vive un punto de inflexión;       en cuanto a  la  memoria histórica sobre  los hechos dantescos  de la “civilización humana”.  El sexto mandamiento,   nos invita a reflexionar  en torno al relativismo ético  con que enfrentamos todavía hoy en día la discusión política e ideológica sobre  la justificacion del  terrorismo, el exterminio étnico,     y  los derechos humanos de los no nacidos.

Este sino de la condición humana, ha derivado en el establecimiento del derecho penal y de una ética jurídica para regular los límites del comportamiento de los individuos en sociedad, bajo un régimen de consecuencias;     debido a los actos criminales en contra de las personas  o la sociedad dentro de un estado.

7. No cometerás adulterio,
Se produce en todos los niveles de la sociedad y el daño que produce es muy significativo. No se trata solamente de cometer una infidelidad en la relación de pareja,   también se trata de romper un compromiso de santidad y lealtad mutuas en el matrimonio, ya que  establecemos  un acuerdo, tácito o explícito, de exclusividad con la pareja, construyendo los cimientos de la confianza;     comprometiéndonos a cuidar y proteger  los  sentimientos de cada uno.

Las consecuencias de una vida disoluta, llena de relaciones efímeras  y “triangulares”,  trae consigo la devaluación y pérdida de la autoestima de los afectados, fases de ira, tristeza y rencor.

Desde el sexo casual, la promiscuidad sexual,  las uniones adúlteras y la obsesión por la pornografía, el mundo occidental contemporáneo ha glorificado el libertinaje pagando el costo del sufrimiento, asesinatos pasionales, destrucción de hogares, enfermedades,  sufrimientos y fantasías incumplidas.   Vivimos en una sociedad que promueve en la juventud, la supremacía del atractivo físico en desventaja de la inteligencia,   la personalidad u otras cualidades o virtudes de las personas que  constituyen los verdaderos pilares de la felicidad.

8. No robarás,  
El robo en cualquiera de sus formas (premeditación, descaro o sigilo) está prohibido, independientemente del valor del objeto robado. Nos remite a una actitud de integridad personal  o colectiva con respecto a los recursos y bienes ajenos, así como la forma correcta de obtenerlos.

El robo se ha convertido en un tema social  de gran envergadura y proporciones globales. No sólo debemos considerarlo un asunto puramente material. En la  modernidad actual  se considera el robo del tiempo en el trabajo cuando  “ un empleado acepta el pago de su empleador por el trabajo que realmente no ha realizado   o realizando actividades  no relacionadas con su trabajo o cuando llegan tarde de manera frecuente”;  situaciones que pueden  afectar negativamente  cualquier tipo de negocio.

También nos remite al compromiso ético de  los individuos y las  organizaciones en relación  al cumplimiento de políticas  de transparencia y normas institucionales  que se derivan  de  los  comportamientos  inadecuados que históricamente se han dado  en el uso de los recursos financieros tangibles e intangibles,  con la finalidad de poner límites y consecuencias al rompimiento de  regulaciones,  normas y procedimientos de trabajo.

La dimensión ética del séptimo mandamiento, también se aplica a la usurpación de recursos y bienes   por  causas de conflictos bélicos, terrorismo, dictaduras y genocidios; incluyedo    la compra  a terceros de los  bienes robados por  estos motivos.

9.  No hablarás contra tu prójimo falso testimonio,
Las ferocidad de las palabras  difamatorias pueden destruir reputaciones,   dañar a las personas y  fracturar amistades. Aunque ya no tenemos a la inquisición, los  individuos o la sociedad en su conjunto pueden atacar el honor de alguien (su reputación) a través de juicios sin fundamentos,  igualmente dañinos  que  la propagación del chisme.

Los  medios digitales y la interconectividad global han convertido  la difamación en una práctica ritual muy extendida. Para el investigador estadounidense Laird Maurice Wilcox, la difamación ritual “busca destruir, a toda costa, con retóricas taimadas, manipulaciones o publicaciones injustificadas y pretenciosas, la reputación o el estatus de una persona”.

Desde el punto de vista judicial son crímenes contra el honor de las personas ya que se difunden informaciones que no son verídicas,  con el objetivo de perjudicar a otro(s); exponiendo   a las personas al odio o al desprecio público.  La difamación está  prevista en los códigos penales y son sometidas a sanciones que van desde multas hasta penas de reclusión.

10. No codiciarás.
El último mandamiento “no codiciarás nada de tu prójimo”,  abarca aspectos de la dinámica psicosocial de la personalidad,   las relaciones interpersonales y la sociedad y está vinculado con el deseo desmedido y la envidia en cuanto a los límites para obtener algo que no es propio.

La codicia se expresa como un vacío emocional   cuando alguien ve  que la prosperidad, los  logros o talentos de otra persona, le causan resentimiento, malestar excesivo o de manera extrema cuando una persona se auxilia del castigo y la usurpación,  para atormentar a la persona exitosa o en su defecto a  una nación o comunidad.

Este  mandamiento implica que no es el deseo  en sí de obtener algo lo que está prohibido,  sino la intención de hacerle daño a otra (s) persona (s),  “al prójimo” para obtener algo que le pertenece; planeando   cómo adquirirlo.

Este décimo mandamiento, nos hace reflexionar sobre  cómo la codicia en virtud  de la insatisfacción desmedida o envidia por lo ajeno, consume a quien la siente.     Nos invita a trabajar con diligencia para mejorar nuestra situación actual,  evitando  la vía resbaladiza hacia la deshonestidad y la falta de integridad.