Debo empezar diciendo que ningún ciudadano dominicano tiene dudas sobre la seriedad de Miguel Ceara Hatton. Todos los que conocemos a este hombre ejemplar, lo admiramos, y reconocemos su compromiso con la nación. Sus conocidas posiciones públicas frente a temas nacionales, asumidas con profundo patriotismo, así como su hoja de vida de servidor público, nos demuestran que es un ejemplo en el manejo pulcro de los recursos del Estado.
Por todos estos elementos conocidos por la sociedad dominicana, el país ha celebrado la designación al frente del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Miguel Ceara Hatton, que viene de realizar una gran labor como ministro de Economía, Planificación y Desarrollo.
Si es cierto que todo lo dicho, nos satisface y nos llena de orgullo sobre los méritos de ese académico ejemplar, que es Miguel Ceara Hatton, no es menos cierto que debemos reconocer que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales es como una especie de trampa y cerco para cualquier persona que se designe como ministro en esa institución. Allí hay un entramado de décadas que opera con un alto nivel de mafia.
En ese espacio de la administración pública, que debió ser para defender los recursos naturales del país, se hace todo lo contrario. Los más oscuros de los intereses amenazan grandemente a esa importante institución. Esta institución está obligada a ser, funcionalmente hablando, la mayor defensora de la vida de todos los seres que habitamos sobre esta media isla y también a contribuir con la otra parte del territorio que comparten nuestros vecinos haitianos.
Ante las inevitables amenazas, promovidas por los negocios -que operan desde el propio ministerio- y que afectan, y casi anulan, en lo esencial, al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el ministro Miguel Ceara Hatton necesita las alianzas estratégicas necesarias con instituciones fundamentales que realmente defienden el medio ambiente y no se prestan a realizar transacciones que afecten a nuestra nación y sus recursos naturales. El país vive momentos de grandes peligros en el área ambiental. Se hace necesario un cambio radical y estructural en ese ministerio.
El gran dilema que le espera a Miguel Ceara Hatton, a su paso por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales: enfrentar los intereses mafiosos anidados en el propio seno de la institución, reafirmando su condición de hombre probo y comprometido con su nación o ser devorado por los negocios que operan desde décadas pasadas en aquella institución deformada.
Es necesario que el ministro Ceara Hatton realice alianzas estratégicas con la Comisión Ambiental de la UASD, la Academia de Ciencias de la República Dominicana, el Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, y también con las organizaciones ambientales, así como con el movimiento social del país. Sólo con el respaldo de estas instituciones y sus dirigentes, podrá el ministro Ceara Hatton limpiar estructural, ética y administrativamente al ministerio que le ha tocado dirigir.