En Vivir o el arte de innovar el autor persigue “entresijos” menos etéreos, derivados del acontecer humano. Esta obra está compuesta por dos partes que reflejan la experiencia de monseñor Bretón como profesor de Lengua Española y Sagrada Escritura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino. La primera parte, que abarca 350 páginas, recoge un apasionado ejercicio de erudición compuesto por 77 textos. La segunda, denominada “Apuntes sobre algunos vocablos”, de unas 80 páginas, contiene el testimonio de la devoción del autor por las palabras, de su dedicado estudio del origen etimológico, los significados primeros y las accesiones de las que se van revistiendo los vocablos en su natural evolución en tanto entes dinámicos, metafóricamente vivos, que se alimentan y se enriquecen en el fluir del habla, en la fruición de los hablantes que los validan.

En esta oportunidad sólo me referiré en detalle a los dos ensayos principales del libro. En el primero, de título homónimo, el autor nos remite a Heráclito y a su afirmación sobre la imposibilidad de bañarse dos veces en las mismas aguas de un río, para cimentar su propia alegoría de la vida como un flujo permanente y renovado. Asimismo, coincidiendo con el famoso concepto de modernidad líquida de Zygmunt Bauman, para quien la gente hoy no se compromete con nada, advierte del peligro que puede anidar detrás de algunas experiencias humanas innovadoras, que, como consecuencia de la incertidumbre que las genera, rozan lo fatuo y lo banal.

Justo es destacar que, en este, y en los demás tópicos abordados, aun en los más controversiales, monseñor Freddy Bretón asume con responsabilidad las implicaciones, profundizando con objetividad tanto desde la perspectiva secular como religiosa, cual puede apreciarse en la afirmación siguiente: “ni siquiera la vida espiritual se ha visto libre de jugar a la novedad, prefiriendo a menudo el ‘camino breve’, buscando ‘iluminaciones’ fáciles sin recorrer la incómoda senda de la ascesis”.

A pesar de su cautelosa queja contra la innovación vacua, el autor también subraya la importancia de no tener miedo a lo desconocido, de no matar la creatividad, lo nuevo: “el deseo desmedido de preservar la colectividad no debe aniquilar la expresión del individuo”, formulando una crítica severa al conservadurismo que se obstina en perpetuar, sin cuestionar, lo establecido: “Quizás en el ámbito religioso es donde hay más peligro de volverse escleróticos, rígidos, pues se puede pasar insensiblemente de querer salvaguardar la sana doctrina, a detener -en nombre de lo sagrado- el soplo del Espíritu”.

Probablemente, estas autocríticas tienen la intención, a la que se refiere San Mateo, de motivar la innovación positiva que el apostolado católico perennemente necesita: “¿qué otro cosa sería la nueva evangelización, si no trabajar para impregnarlo todo de Cristo. La Iglesia debe sacar de sus arcas ‘lo nuevo y lo antiguo’, que en definitiva es lo mismo, pues su único tesoro es Cristo”.  Una moraleja late en la que el amor, basado en la experiencia radical de Jesucristo, como la única fuerza capaz de una verdadera novedad: “nadie más que el que ama puede sentir como realmente inéditas las experiencias significantes, cotidianas; en la negatividad y adversidad donde todo se desgasta y finalmente sucumbe, solo el amor queda en pie”.

Como dato curioso, referiré que la sabiduría de Freddy Bretón se pone de manifiesto en el rico apoyo bibliográfico que acompaña a este primer ensayo, ya que, para un estudio de 18 páginas, añadió 13 de fuentes y citas, a la manera de los más sistemáticos artículos científicos y tesis doctorales. Lo mismo ocurre en el segundo trabajo titulado "La esclavitud: El periplo de la Hidra", que contiene una apretada síntesis sobre el inagotable tema de la esclavitud, referido desde las antiguas civilizaciones, especialmente la griega y la romana, teniendo a África como referencia ineludible; tocando en detalle la evolución de esta terrible condición humana, incluso bajo el prisma de la iglesia, hasta llegar al nuevo continente, precisamente aquí, en la isla de La Española, para presentarla como detonante del "torrente de razas y culturas" que somos los dominicanos. En ese sentido, es interesante el inventario de esclavos y libertos bautizados en el Libro 1 de Bautismo (1811-1821) de la parroquia de San Felipe de Puerto Plata, recogido en 9 páginas de desarrollo y otras 21 de notas y aclaraciones.

Los escritos que contiene Vivir o el arte innovar abarcan una amplia gama de temas. El autor, siempre a la luz de su responsabilidad evangelizadora, incursiona con audacia y gracia en temas controvertidos, tanto universales como relacionados con la vida cotidiana criolla, a saber: análisis de encíclicas, preocupaciones ambientales, onomástica, cultura popular (desde signos, palabras, refranes), anécdotas de viajes, tendencias en las redes sociales, orientaciones familiares y juveniles, recreaciones de personajes y reflexiones bíblicas contextualizadas en la actualidad. Los tres primeros textos son ensayos formales, de reflexión rigurosa y documentada, mientras que el resto son artículos que muestran las características de las homilías y la publicación de revistas o periódicos, en cuanto a precisión, síntesis y finales sorprendentes e inesperados.

Le exhorto a descubrir este vasto universo de palabras escritas, a dejarse seducir por la depurada prosa de monseñor Freddy Bretón.