-Porque: “Largo es el camino de los consejos, breve y eficaz el de los ejemplos”.
-El último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia. Voltaire.
No me parece que sea tanto, pero tampoco sea mucho menos. Me refiero a un cuento que escuché el cual narra lo siguiente: ¿Cuáles son los insectos que saltan? las primeras son las pulgas, que saltan de perro a perro; segundo, son los piojos, que saltan de cabeza a cabeza, y tercero, son los políticos, que saltan de partido a partido, teniendo los tres en común, que te chupan la sangre. Sí, quizás con la especie de los políticos sea algo exagerado, pero después que se inventaron el 50 más uno, los primeros dos, se conjugan en los terceros. En tanto, el pueblo continúa nadando en aguas profundas, pero sin escafandras ni equipos de buceo y los políticos, por su parte, dividiendo el país como si fuese una parcela.
Después de la muerte del jefe, hemos estado inmersos en una guerra entre aspirantes a héroes y salvadores, donde siquiera nos hemos dado cuenta de que la primera víctima resultó ser la verdad. Hoy, las triquiñuelas, argucias y falsos protagonismos, nos hacen difícil creer en alguno de estos políticos que dicen vivir un sacrificio eterno, todo por nuestro bien pero que, en la triste realidad, solo vemos riferos, lavadores de dinero y dealers mafiosos en busca de ocupar una posición como “honorable”, con el único fin de ser más digeribles ante los ojos de este pueblo y, además, obtener la impunidad y blindaje que esos puestos les brindan, hasta ahora, por lo menos.
Me parece que nuestra situación política cambiará en un futuro no lejano, para bien o para mal, si es que nos concentramos en analizar lo que está ocurriendo en este presente. Soberbias e inobservancia de las leyes, las buenas modales y costumbres, es lo que a diario vemos. Los políticos son un símil de nuestros pobres padres de familia, para los cuales no hay ley alguna que se les pueda aplicar por la condición de ser pobres, la cual usan como un chaleco blindado para obtener todo lo que desean.
Nuestro quejumbroso grito lastimero no podrá ser eterno y, la desilusión ante el panorama que nos presentan los políticos es impensable su sostenimiento. Los días pasan y no aparece ninguna propuesta que hable del futuro, en tanto, la desertificación nos resta calidad de vida junto a los incontrolables motoconchistas y la manifiesta ineptitud de los funcionarios llamados a ponerlos en control, pero que, lamentablemente, viven en su burbuja de fantasías, teorías y estadísticas maquilladas.
Si analizamos el terrible problema del tráfico en nuestro país, de manera lamentable, tendríamos que llegar a la conclusión de que es una ausencia total de responsabilidad y disciplina ciudadana por parte de una gran mayoría de esta sociedad y, una terrible ausencia de política efectiva para resolver el problema por parte de las autoridades.
Nos cubre el manto de la desesperanza ante la manifestación extrema de la estupidez, la arrogancia, la apatía, la ignorancia y la indiferencia en su más alto grado por parte del cuerpo creado para imponer el orden en el tráfico, donde, hasta el mismo que dirige se manifiesta impotente para hacer cumplir la ley. En tanto, continúa con teorías vacías y los motoconchistas y empresarios del transporte, amparados en un falso sindicalismo, consideran cuando transitan por las calles, que lo hacen en el patio de sus casas.
La ignorancia del pueblo y la apatía de los políticos es el mejor cultivo que han encontrado los depredadores del orden para llevarnos a este estado de indefensión en que estamos con relación al tráfico que, de continuar, no habrá manera en el futuro de corregir este desastre en las carreteras. Los agentes de tránsito se encuentran en las calles y autopistas, pero usted no ve un motorista, voladora o camión detenido, pero, eso sí, tienen un perfil especial para los vehículos que se ven bien. Todo un caos. ¡Sí señor!