¿Cuál era la postura de Bosch sobre la democracia en 1955? En mi tesis doctoral me dedique a develar las variaciones que sobre la democracia tuvo nuestro autor a lo largo de su existencia. Hasta 1965 Bosch era un fuerte defensor de la democracia representativa, aparte de sus textos, incluido Póker de espanto en el Caribe, y su actuación como presidente en 1963 y de manera muy relevante la Constitución que promovió. Luego de 1965, sobre todo por la intervención norteamericana para ahogar el retorno a la democracia, y sus cuatro años de estudios entre 1966 y 1970 en España y Francia, Bosch se va al extremo opuesto, rechaza la democracia representativa y se acerca a los modelos políticos de Vietnam, Yugoslavia y Cuba, es por eso que funda el PLD, un partido de cuadros para lograr la Liberación Nacional. Un tercer y último momento es cuando Estados Unidos defiende el triunfo del PRD en 1978 y entiende que es posible lograr el poder mediante elecciones. Esa última etapa está cargada de críticas al modelo democrático representativo, pero impulsa al PLD como partido capaz de ganar unas elecciones.
Es comprensible el análisis que hace Bosch en 1955 sobre el proyecto que plantea para quienes quieren derrocar las tiranías en el Caribe: “Es fácil hallar el denominador común en todos esos movimientos del Caribe. Se trata de facilitar el desarrollo económico de los pueblos favoreciendo la formación de burguesías nacionales, a fin de que éstas pasen a ocupar el lugar que tienen los capitales extranjeros; pero esas burguesías no pueden —ni deben, por tanto— formarse a expensas de campesinos y trabajadores, como sucedió en Francia a raíz de la gran revolución; sino que las tres clases tienen que participar, a un mismo tiempo y dentro de un criterio de justicia común, en los beneficios de la riqueza naciente. El ambiente político para esa convivencia de los tres grandes núcleos tiene por fuerza que ser el de la democracia”. (Bosch, 2009, v. XIV, p. 309-310) Se destaca su fino olfato sobre el daño que nos hace la preminencia de los capitales extranjeros tras los cuales está Estados Unidos y que promovió el golpe de Estado en Guatemala para defender los intereses de la United Fruit Company. Desarrollar una burguesía criolla cuyos intereses están ligados al desarrollo de nuestras sociedades es un imperativo para la democracia criolla. Pera estas burguesías no pueden desarrollarse explotando a los campesinos y trabajadores, sometiéndolos al hambre y la marginación.
Construir la democracia demanda un Estado fuerte y con claridad de miras de que su objetivo es el bienestar de todo el pueblo, no para favorecer los intereses grupos pequeños que pretenden hacerse ricos a costa de la explotación de sus sociedades. Es en ese contexto que Bosch plantea dos conceptos importantes: revolución democrática y dictadura de la democracia. “El punto débil de los movimientos del Caribe ha sido este último: pues dado que los pueblos han sido oprimidos durante tanto tiempo, el ansia de libertades políticas se ha sobrepuesto a la realidad y la ha ignorado. La realidad demanda que esas democracias revolucionarias sean regímenes fuertes, respetados por sus enemigos interiores y exteriores, sin miedo a opiniones interesadas; en cierto sentido, dictaduras de la democracia. Los movimientos del Caribe que han sido traicionados han tenido su tendón de Aquiles en la práctica de una democracia parlamentaria a la manera del siglo XIX, muy respetuosa de ciertas formas y con miedo al verdadero ejercicio del poder; olvidaron que una transformación del panorama económico y social agrede muchos intereses ilegítimos, y dejaron a esos intereses en libertad de acción, en libertad de conspiración. En algunos casos, cierto grado de corrupción, ideológica o administrativa, facilitó la obra de los conspiradores”. (Bosch, 2009, v. XIV, p. 310) La democracia no puede ser un sistema pasivo y formal, como tenemos hoy todavía, sino una fuerza política que transforme el orden económico y social para lograr una sociedad más justa.
Bosch retorna al ejemplo de Venezuela para explicar como una débil democracia, sobre todo aliado a sectores cuyos intereses son contrarios al beneficio del pueblo conduce al fracaso. “Acción Democrática no previó esa síntesis infernal; no se dio cuenta de que había recibido en las fuerzas armadas la imagen de Cipriano Castro, de Juan Vicente Gómez, de Eleazar López Contreras, de Isaías Medina Angarita. En más de cuarenta años de control casi absoluto del poder público, el Táchira había nutrido los cuadros del Ejército. Se pensó que también el Táchira había sido ganado por el ideal democrático que se propagaba por Venezuela; se pensó que las medidas de buen gobierno, que habían alcanzado al Táchira y a las fuerzas armadas tanto como a cualquiera otra región o zona humana del país, bastaban para satisfacer a los tachirenses y a los militares”. (Bosch, 2009, v. XIV, p. 316-317) Construir un sistema democrático luego de una larga tiranía demanda sagacidad, le ocurrió a Gallegos y también a Bosch, que no lograron sumar a sus respectivos ejércitos para que fueran fieles defensores de sus pueblos y la democracia. Un hecho indudable en el caso de Bosch es que él estaba consciente de que los militares no estaban de su lado y el golpe de Estado estalló justo cuando Bosch demandaba la exclusión de Wessin y Wessin del puesto militar más poderoso en ese entonces, el CEFA.