Les aseguro que no es mi interés el inmiscuirme en asuntos internos de ningún partido, pero son varios los amigos, familiares y compañeros, miembros del PRM que me han pedido mi opinión sobre la situación que atraviesa esa colectividad frente a los cambios realizados para la elección de sus autoridades, que tienen a muchos de sus dirigentes con las manos en la cabeza, y es por esto que he decidido exponer mis puntos de vista.
Primero, quiero reiterar mi afecto personal por José Ignacio Paliza, que sé ha jugado papeles de extraordinaria responsabilidad para el fortalecimiento de esa organización, y entiendo que tiene las mejores intenciones en resguardar el papel del partido frente a la gestión gubernamental, solo nos separa, y así se lo hice saber en nuestro último diálogo, la visión nuestra de cómo entendemos qué han actuado, cómo son y cómo piensan las bases perredeístas, hoy perremeístas.
Creo que huelga significar que nací en el PRD, y en esa condición participé como observador siendo apenas un mozalbete, en la Convención Nacional del partido del jacho’ prendió en el año 1977, que en aquel tiempo solo tenían derecho a votar los escogidos como delegados, y fue en está donde salió electo como candidato en segunda ronda de votación el fenecido y bien recordado expresidente, don Antonio Guzmán, que se hizo acompañar como su candidato vicepresidencial al licenciado Jacobo Majluta, quién había quedado en tercer lugar en el proceso interno, dupla está que ganó las elecciones a las huestes balagueristas en el 1978.
Las tendencias como se llamaban a los grupos de apoyo de los aspirantes presidenciales de la época, se disputaban el favor de los dirigentes, al tenor del criterio de que estos eran los que tenían el derecho a escoger a quiénes ocuparían las posiciones internas y las candidaturas electivas, pero los cuadros medios y las bases presionaban a su alta dirigencia y a su líder, el doctor Peña Gómez, que se le diera participación en la selección del candidato presidencial para las elecciones pautadas en mayo del 1982, y en una propuesta intermedia entre los que pedían el voto universal de la militancia y los que deseaban que se mantuviera el voto solo de los dirigentes; se admitió entonces la llamada fórmula Ovalle, propuesta realizada por el buen amigo, quien fungía como Coordinador Nacional de la tendencia jorgeblanquista, José Ovalle, para que votaran solo 13 militantes por cada comité de base de esa organización, organismo integrador de la militancia y dirigencia total del partido de la esperanza nacional como se le calificaba.
Es a partir de ese proceso, donde ganó por amplio margen el doctor Salvador Jorge Blanco al binomio oficialista en la llamada “la Unidad de Acero”, integrada por Majluta como candidato presidencial y mi estimadísimo compadre, Vicente Sánchez Baret a la vicepresidencia, en representación del sector del presidente Guzmán.
Es a partir de ahí, que las bases tuvieron expresión y participación hasta alcanzar el derecho a votar de todos sus miembros, inclusive aunque fuera a modo de refrendo, también de esa manera se legitimó las candidaturas presidenciales de su líder indiscutible, el doctor Peña Gómez.
Admito que el Gobierno del Cambio está gestionando un país en medio de una megacrisis, que está dejando secuelas a escala planetaria, y que nos dejará gravísimas secuelas, sería una insensatez no reconocerlo y más aún desconocer el gran esfuerzo y las buenas intenciones del presidente Luis Abinader, y estamos conteste que dicha administración no desea auspiciar tensiones internas, que devengan en innecesarios enfrentamientos entre compañeros, y eso es racionalmente entendible, pero la dirigencia media y la base del PRM se encuentra en desconsuelo y desconcierto, porque la gran mayoría, luego de 16 años de larga oposición, no han podido por razones varias, ser integradas al tren gubernamental después de tantos esfuerzos, y es precisamente ahí que está el detalle, que en medio de esa relegación también se le impida el derecho a votar, es un gran desatino del que solo saldrá un solo afectado realmente, el presidente-candidato, Luis Rodolfo Abinader Corona, porque estoy seguro que ese desahogo cuestionador de las bases frente a las acciones de los petulantes y olvidadizos dirigentes-funcionarios, no tendría intención de afectar el liderazgo presidencial.
Pero represar los ímpetus, la crítica, la reprimenda o el llamado de atención, no será el mal menor como piensan algunos estrategas palaciegos, eso le creará profundas insatisfacciones a los que son el alma de un proyecto político, sus militantes, los de abajo, ese morenaje’ fiel, que son los que buscan los votos, los artesanos que con sus manos construyen el instrumento para llevarlo al poder, expresare nuestro particular criterio sobre que originará esa antitáctica decisión, veamos:
- Las bases sienten que se les ha quitado un histórico derecho, y que se le ha cedido el mismo a favor de los funcionarios y de la dirigencia principal de las localidades, en detrimento al reconocimiento que deberían de tener por su labor y fidelidad;
- Si a esto se le suma que existen cientos de miles de miembros que “no han visto a linda”, y que suman ya 18 años de espera, mayor todavía la aflicción y enojo a la vez, porque además de estar fuera de la nómina pública después de haber ganado, tampoco pueden votar en su propio partido, es algo para tomar seriamente en cuenta;
- Resulta que los compañeros no tendrán forma de desahogar su ira frente al olvido injustificado o el maltrato de aquellos dirigentes-funcionarios, que decidieron darles la espalda en vez de tomarlos en cuenta, a sabiendas del trabajo realizado, ya que muchos de estos les trataban y trabajan en las mismas demarcaciones, pero al llegar a los cargos prefirieron designar a sus opositores, amigos, familiares y hasta novias;
- Independientemente a las condiciones excepcionales de los buenos amigos y mejores compañeros, Guido Gómez Mazara y Ramón Alburquerque, que representan la expresión de las bases en su profundo pesar, pues ellos son los conductores del autobús, donde se montan los desilusionados, los indignados, los agobiados, y por qué no decirlo los insurrectos, es muy natural entonces, que las bases busquen un resguardo ante tanta impotencia e indolencia;
- El voto castigo siempre ha existido por parte de las bases contra aquellos que le han dado la espalda, que no le volvieron a recibir, que cambiaron el teléfono para no tomarle la llamada, o aquellos que lo dejan en visto, por qué no tienen el valor de decirle la verdad, aunque sea difícil, por lo cual es necesario que la ira tenga una válvulas de escape, para reducir la presión y el desencanto;
- Los liderazgos cambian casi siempre por el trato indiferente de la alta dirigencia, y es por eso que es importante que los cuadros sean legitimados con el apoyo de sus compañeros, porque así se construyen nuevas ilusiones, expresiones de fe y confianza en otros compañeros, a los cuáles se les reconoce ser más solidarios, cosa está que le permitiría a la maquinaria operativa partidaria que se mantenga aceitada y motivada para las labores proselitistas del porvenir, rememoró las palabras del general Omar Torrijos, “los funcionarios tienen rangos, los líderes tienen jerarquía”;
- El equipo presidencial si no le da expresión democrática a las bases con su voto, no sabrá a ciencia cierta quién de verdad goza de apoyo, en quién los militantes verdaderamente creen y quiénes pueden inspirarlos a trabajar y motivarlos a apoyar a su gobierno y a su partido, aunque sea en las más difíciles condiciones. Al presidente Abinader, es la experiencia que me lleva a aconsejarle, que debe apoyarse en el nuevo liderato de base de la organización, validado por el voto de sus compañeros y compañeras;
- Lo que le da ese sentido de propiedad a un militante de un partido de masas es su voto, es ese derecho libérrimo que los hace sentirse parte de su destino, es ese compromiso de lealtad institucional, el que edifica el llamado voto patrimonial a las organizaciones políticas, sobre todo en medio de la crisis de desafección política en qué nos encontramos, donde la fidelización es tan necesaria, y más cuando las mayorías de los militantes no están recibiendo nada material a cambio.
- Lo peor es que las confrontaciones por intereses internos y de candidaturas serán altamente conflictivas, porque serán muchos los militantes que entenderán que los funcionarios le querrán imponer en dichas posiciones a sus amigos o cercanos colaboradores por encima de su arduo trabajo realizado, ya que al no votar las bases no tienen cómo demostrar que son los auténticos depositarios del apoyo popular interno.
- El PRM precisamente, porque gestiona un gobierno en medio de una megacrisis, necesita franquearse con sus miembros, explicarles con sinceridad las razones por la cuáles no pueden estar todos en la nómina pública, pero deben hacerlos parte de la historia de cambios que auspicia su Presidente; hacerlos parte de ese proceso, y no es precisamente aislándolos de la toma de decisiones que lo lograrán, muy por el contrario, eso auspiciará internamente la deslealtad, la insurrección y en su momento la deserción cuando lleguen los tiempos de las vacas flacas.
Esta reflexión la hago de corazón y de buena fe, no busco con exponer mi particular visión hacerle daño a nadie y mucho menos a hermanos, amigos y familiares que militan actualmente en el PRM, organización heredera en parte del legado histórico e ideológico del inmenso, José Francisco Peña Gómez.
La coherencia es el alma fundamental de los partidos y de sus líderes, desdecirse haciendo hoy lo que tanto le criticaron ayer a otros en la vieja casa, solo les restará credibilidad a su alta dirigencia frente a su propia militancia y en la sociedad, tenían que buscar cuantas fórmulas y mecanismos existiesen para postular planchas de unidad sin tener que privar a la meritoria, pero idiosincrática, levantisca e irreverente militancia perredeísta, de ese antiquísimo derecho ganado a pulso por sus miembros de manera impertérrita, estos que plantaron cara a aquellos que estuvimos, inclusive en su momento en la otra acera, ganándose con ello el respeto de todo un pueblo por su firmeza y lealtad, sin precio ni dudas.
Muchos de los funcionarios estarán contentos, porque no tendrán que exponerse al voto crítico de las bases, pero al único que de verdad le afectará esa decisión, será al mejor activo con que cuenta electoralmente el PRM, el presidente Abinader, ya que muchos le harán culpable de tan errática iniciativa y no pocos pensarán en cobrarle su indulgencia con una parte importante de la cúpula dirigencial en las elecciones venideras.
Hago mía la amarga expresión de oposición a esta acción de una meritoria compañera y amiga perredeísta de larga data y desde su fundación furibunda perremeísta, que negándose a aceptar la realidad de que no votará, después de haberlo hecho en tantas jornadas políticas anteriores, me miró fijamente y me repitió una frase de la gran artista norteamericana, Beyoncé “sus voces están escuchándose, y demostrándole a nuestros ancestros que sus luchas no fueron en vano, ahora nos queda una cosa más que debemos hacer: caminar hacia nuestro verdadero poder, que es el voto”.