Meses antes de ser “desvinculado”, en mi décimo informe como asesor de mecenazgo a la actual ministra de Cultura, Milagros Germán, de fecha 7 de marzo de 2022, escribí:
“En su segunda comparecencia ante el Congreso Nacional para la Rendición de Cuentas anual, el pasado 27 de febrero, el presidente constitucional de la República se dirigió a la nación en su primer año y medio de gestión. En su alocución abordó muchos aspectos de la vida nacional, abarcando los temas más urgentes del momento como la pandemia, la economía, la inflación, la educación y las obras de infraestructura. Sin embargo, de nuevo no hizo particular mención del sector de la cultura. Curiosamente, tampoco mencionó la Ley de Mecenazgo Cultural, ni su Reglamento de Aplicación, este último aprobado por él mismo bajo Decreto número 558-19, en septiembre de 2021.
La comunidad artística y cultural del país siempre espera que se le tome en cuenta y se mencione su sector en un discurso presidencial. Espera que se hable de políticas culturales, de planes, programas y proyectos, de logros. Y se resiente profundamente cuando no se le menciona.
La no mención de la cultura podría interpretarse en algunos sectores y círculos como falta de interés del gobierno. Más aún: podría distanciar y restar el apoyo de artistas, intelectuales y gestores culturales a la actual gestión de gobierno.
Es importante, necesario incluso, que el gobierno comprenda la importancia del sector cultural como eje transversal para el desarrollo de la nación dominicana. Hablamos de un sector que no solo es productivo, sino probablemente el sector más creativo y pensante de toda la sociedad dominicana. Mencionarlo no solo es políticamente conveniente: es sobre todo importantizarlo, resaltarlo, destacar su valor y su aporte a la vida nacional. Es por eso no debe faltar en un discurso de esta categoría”.
El otro discurso
Hubo otro discurso del presidente Abinader, menos conocido, pero más explícito, entusiasta y prometedor, dedicado por completo al tema del arte y la cultura. Solo que no fue pronunciado ante la nación dominicana, sino ante un auditorio menor, reducido, de élite -funcionarios, empresarios, coleccionistas de arte-, convocado para la inauguración de un evento cultural y sentado cómodamente en una hermosa plaza pública de la Ciudad Colonial. Estuve allí como invitado y me sorprendió escuchar al presidente hablar con tanto entusiasmo sobre la cultura. He aquí sus palabras en la apertura de la exposición de arte inmersivo Ivan Tovar, surrealismo vivo, en la Plaza de España, el 6 de abril de 2022:
“Este gobierno tiene la firme intención de integrar al arte y la cultura en la República Dominicana. Hoy podemos decir con orgullo que nuestros museos, nuestras galerías, nuestros teatros y todos los espacios culturales están resurgiendo con más fuerza y con más vitalidad que nunca. Dentro de ese esfuerzo hemos iniciado un programa de intervención en nuestros catorce museos. Como resultado de esta importante iniciativa, el Museo de Arte Moderno, que llevaba años cerrado, ya se encuentra abierto al público, y en el que acabamos de celebrar la Bienal de Artes Visuales, algo que no se hacía desde el año 2015, y que les anuncio que en este mes de abril se conformará el Comité Organizador de la Trigésima Bienal para mantener la continuidad y hacerla cada dos años y celebrarla en el 2023 de nuevo. Además, para dotar de recursos a este sector, estamos impulsando la Ley de Mecenazgo que, en colaboración con todas las personas e instituciones que aman el arte tanto como nosotros, muchos de ellos presentes hoy aquí, permitirá, entre otros aspectos, incentivar programas de creación artística, preservar el patrimonio cultural y fomentar la cultura”.
Es curioso que el presidente Abinader, como invitado de honor, dijera ante un auditorio selecto y burgués lo que aún no había dicho en sus primeros dos discursos ante la nación. En la Plaza de España, frente a un público muy selecto (un millar de personas), en el que parecía sentirse a gusto, se explayó sobre el lugar del arte y la cultura en su gobierno. Curioso sí, pues en ninguno de sus discursos previos se había referido ni a la Feria del Libro, ni a la Bienal Nacional de Artes Visuales, ni a la Ley de Mecenazgo, ni a ninguna acción significativa en el campo cultural.
Hay una clara incoherencia en el hecho de omitir en su discurso a la nación un tema tan vital como lo es la cultura y luego abordarlo con vehemencia en la apertura de un evento de una fundación privada. ¿Por qué omitirlo ante el pueblo dominicano y mencionarlo ante un reducido auditorio? ¿Quién es más importante? ¿Qué público tiene mayor relevancia: un puñado de acomodados o la nación entera? ¿A quién realmente obedece y debe su alta investidura el presidente de la República?