Para muchos, mudarse de un estado a otro en Los Estados Unidos puede representar una oportunidad para respirar aire fresco, de manera literal.

Este problema, que constituye un riesgo para la salud de adultos y niños, genera el dilema de mudarse a los estados menos contaminados, dejando atrás otros en los cuales hay más oportunidades de trabajo y de crecimiento.

En la actualidad hay una lista de estados con unos índices de contaminación del aire que son alarmantes, según los datos de la entidad Suiza IQAIR, especializada en los contaminantes del aire, que han establecido una calificación por los niveles de contaminación.

En la citada lista resaltan entre las ciudades más contaminadas de Estados Unidos: Campo, en California, con una calificación de 115; Adrian, en Michigan, 89; Normal, Illinois, 89; Nueva York, en Nueva York, 20; Denver, en Colorado, 15; Salt Lake City, Utah, 18, entre otras. Luego de conocerse la lista, muchas familias buscan mudarse a otras ciudades.

Por otro lado, en el año 2018 la Asociación Americana del Pulmón publicó una lista de las ciudades más contaminadas por los gases que suben desde la tierra y afectan la capa de ozono. La entidad advirtió entonces del riesgo de enfermedades respiratorias, como el asma,  y cardíacas.

Desde hace muchos años, médicos y otros profesionales se han quejado de que el gobierno de Estados Unidos hace poco para combatir y contener la contaminación.

De acuerdo con la Alianza Global Sobre Salud y Contaminación, se estima que solo en el año 2017 se registraron 196,930 muertes de estadounidenses de manera prematura, debido a enfermedades derivadas de la contaminación.

Recientemente, el presidente Biden asumió el compromiso para que Estados Unidos logre la meta de reducir para 2030 las emisiones entre un 50% y un 52% por debajo de los niveles de 2005 y a cero emisiones para el año 2050”.

Pero existe el riesgo de que una administración de gobierno liderada por “negacionistas”, que no se toman en serio los problemas de la contaminación y del calentamiento global, eche atrás todos los esfuerzos que se han venido haciendo en EE.UU.

Lo importante es que las comunidades tomen conciencia y presionen a los políticos para que asuman el compromiso de frenar la contaminación.