En la medida que pasan los días y se
acercan las elecciones municipales el
enfrentamiento de los dos polos políticos
que se disputan el poder se hace cada
vez más feroz.

Estamos en presencia de los que quieren
volver y los que se quieren quedar. Los
que desean volver al pasado y los que
quieren continuar con el cambio posible.
Algo natural que define el momento
político,la coyuntura actual y el futuro
inmediato de la sociedad dominicana.

Pero, en las últimas semanas se produjo
un suceso que se suponía iba a
recomponer el tablero político. Nos
referimos a la concertación entre el
PLD, la FP y la colita PRD, o sea la
llamada Alianza Rescate RD.

Los efectos positivos de tal alianza, tal y
como habían pronosticado sus
progenitores no han sido tales, o por lo
menos, están por verse. Ciertamente, al
principio, la ingenuidad e ilusiones se
proyectó en una parte de la población de
que un vendaval iba a sacudir los
cimientos del gobierno de Luis Abinader
puesto que a partir del lanzamiento de tal
alianza la victoria de la oposición estaba a
la vuelta de la esquina. Pero no ha sido
tal. Las tendencias de la mayoría de las
encuestas serias reflejan una victoria neta
del PRM en las elecciones municipales y
presidenciales.

Naturalmente, en política los
imponderables pueden jugar su rol. Nadie
lo niega. Esperemos a ver, pero en la
actualidad, en lo fundamental, la
situación se mantiene inalterable.

La alianza “rara”, tal y como la estigmatizó
el ex presidente Medina, en la medida
que han ido pasando los días, se verifica
más claramente como un pugilato entre
dos grupos que se disputan el segundo
lugar en el posicionamiento del tablero
político puesto que, por un lado, no hay
posibilidad de que se concretice la misma
a nivel de diputados y al nivel de
senadores es poco probable.

Imaginemos por un momento una
hipotética segunda vuelta. ¿Votarian la
gente de Danilo por Leonel a sabiendas
que en esa tesitura el PLD se
desplomaría y el ex presidente y el
candidato de ese partido quedarían
sepultados como dirigentes políticos?.

Y la otra alternativa, para la oposición, no es
menos siniestra. Si fuera Abel Martínez
que quedara en segundo lugar, los días
del Leonel Fernández y la FP estarían
contados.

El panorama, pues, al día de hoy es claro
como el sol al mediodía en un día de
verano. Luis Abinader se mantiene firme
como un seguro triunfador. Ya lo había
previsto en un artículo anterior en este
mismo medio (Ver Acento.com.opinion,
8/10/2023. Las 4 variables de José Laluz).

En dicho artículo resumía las
posibilidades de la reelección de Luis
Abinader de la siguiente manera: uno, el
presidente no es un improvisado en
política, ya es un político con experiencia
de Estado. Dos, Luis navega con una
economía estable reconocido por las
instancias crediticias internacionales.

En efecto, los índices macroeconómicos le
favorecen, las reservas internacionales
sobrepasan los 15 mil millones de
dólares, la balanza comercial es
manejable, las exportaciones siguen
aumentando y la inversión extranjera
superan los 4 mil millones, el tipo de
cambio se ha mantenido estable entre un
55 y 56 pesos por un dólar, la tasa de
interés ha descendido en un 0.25 puntos,
y la tasa de empleo ha recobrado su nivel
de la prepandemia.

Tres, a Luis le favorece la unidad interna
que reina en el PRM en torno a su
candidatura, nadie ya se la disputa. Los
precandidatos Guido Gómez y Ramón
Albuquerque están integrados a la
campaña.

Naturalmente, el equipo de campaña del
candidato no debe pavonearse en sus
laureles. Por el contrario, la intensificación
de trabajo comunitario es ahora más
urgente. Las ayudas sociales para
enfrentar la espiral inflacionaria y la
especulación que sigue golpeando a los
sectores vulnerables adquiere ahora
mayor relevancia en la medida que la
oposición se aprovecha de manera
irresponsable de esta situación.

El caballo de batalla, pues, se debe trasladar a los
barrios, salones de belleza, en los
campos, en las pequeñas y medianas
empresas por lo cual la comunicación
con el pueblo llano es vital
comprometiendo a la gente pobre de que
hay que evitar el retroceso
Esa es la consigna de la hora.