De las cenizas de los bombardeos y de los muertos sin identificar de la gran guerra  europea que comenzara en julio de 1939 con la invasión a Polonia por parte de las  tropas alemanas, tomando su parte del pastel, de los acuerdos Riventrop-Molotov, para repartirse a Polonia, surgió un nuevo orden mundial.

Pero ese nuevo orden, no nació de manera pura y simple al cesar los bombardeos y la rendición incondicional de Japón y Alemania. Estuvo condicionado por las Conferencias de Yalta en Crimea y los Juicios de Nuremberg, entre otros hechos que conformaron el nuevo estado de cosas mundial.

Dentro de esas acciones, en el ámbito de la economía mundial, destaca la Conferencia de Bretton Woods, que tuvo lugar en el lugar de igual nombre en New Hampshire, Estados Unidos, del 1 al 22 de julio de 1944.

Esta conferencia, llamada a poner orden preponderante de la moneda nacional estadunidense, tuvo su génesis, en la llamada Carta del Atlántico, esbozada en agosto de 1941, durante un encuentro a bordo de un navío de guerra, del presidente Franklin Delano Roosevelt y el primer ministro Británico Sir Winston Churchill.

Esa Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones vencedoras, verdadero y largo nombre del encuentro, reunió a 44 países, para buscar un entendimiento, estabilidad en el crédito y el establecimiento de un sistema monetario internacional, tan pronto concluyera la Segunda Guerra Mundial.

La Conferencia de Bretton Woods, parió dos hijos, el llamado Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y junto a ellos un nuevo sistema monetario internacional, con el establecimiento del dólar como moneda de cambio internacional, con la finalidad de estabilizar los tipos de cambio entre las distintas monedas.

A partir de Bretton Woods, cuando los países tienen problemas en su balanza de pagos, o necesitan dinero fresco, deben accesar a los préstamos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, entidades que trazan las líneas maestras de sus políticas económicas, para asegurar sus inversiones en economías endebles e inestables. Esa fue la situación inicial. Ahora hay otros organismos crediticios, como el AIIB o Asian Infraestructure Investment Bank, fundado en 2014 y que ya agrupa mas de  sesenta países miembros y otros cursan su interés en adherirse a esta organización financiera mundial, encabezada por China.

Gracias a la conferencia de Breton Woods, Estados Unidos establecía un tipo de cambio fijo, con un valor de 35 dólares para la onza de oro y estableciendo al dólar estadunidense como moneda referente y principal del nuevo sistema de cambio. Los Estados miembros podían vender sus reservas en dólar o en oro a la Reserva Federal norteamericana. Imponiendo de ese modo al dólar como principal moneda de reserva.

El economista inglés, John Maynard Keynes, propuso en la conferencia que se creara un Banco Central Mundial con capacidad de emitir una nueva moneda internacional.

Keynes representaba los intereses de las antiguas potencias imperiales europeas, seriamente debilitadas con ambas guerras mundiales, y quiso que la Gran Bretaña tuviera un mejor trozo del pastel económico mundial.

A su propuesta los Estados Unidos presentaron e impusieron el llamado Plan White, presentado por el economista norteamericano Harry Dexter White, que establecía al dólar como la moneda mundial equivalente al oro, es decir, con respaldo en oro, para facilitar sus planes de desarrollo industrial, tecnológico y militar, atrayendo flujos mundiales de capitales a negociar en su moneda, para asegurarse la hegemonía mundial.

Dando cumplimiento así a la vieja frase de Carlos Marx: El oro circula porque tiene valor, el dólar tiene valor, porque circula. El oro como respaldo de la moneda norteamericana permaneció hasta 1971, cuando el Presidente Richard Milhous Nixon, decretó su cese, apoderando a la Reserva Federal, que ni es Reserva, ni es Federal, sino un Banco Privado, la emisión exclusiva de la moneda norteamericana, es decir, que el país que emite más moneda considerada inorgánica, es Estados Unidos. Simplemente imprimen dinero para pagar sus deudas.

El petroeuro

Ya en 1945, Europa occidental y Japón, se encontraban completamente devastados por el impacto de la guerra en su propio territorio. Sin embargo la producción estadounidense era la mitad de toda la producción mundial, participaba en un 40% del comercio internacional y disponía de las dos terceras partes del total de las reservas mundiales de oro.

Según los analistas, los Estados Unidos surgieron de la segunda contienda mundial como la economía más fuerte del mundo, viviendo un rápido crecimiento industrial y una fuerte acumulación de capital.

Los EEUU no habían sufrido las destrucciones de la gran guerra de 1939 al 1945, tenían una industria manufacturera poderosa y se enriquecieron vendiendo armas y prestando dinero a los otros combatientes; sin importar el bando, la producción industrial de los EEUU en 1945 fue más del doble de la producción anual de los años entre 1935 y 1939. La guerra les fue rentable y provechosa.

El sistema nacido de esta conferencia económica mundial, funcionó hasta los años setenta, con el fin del respaldo del oro al dólar y ayudó a consolidar el desarrollo de la economía norteamericana de los años de posguerra, saliendo bien fortalecida gracias a su entrada oportuna y oportunista, con la excusa creada de Pearl Harbour, a la Segunda Guerra Mundial.

En 1971, debido a los gastos excesivos de la Guerra de Vietnam, la fuga de capitales de inversión norteamericana a otros países y a la costosa carrera armamentista con la Unión Soviética, el sistema colapsó. Se comenzó a imprimir dinero sin respaldo en oro, es decir inorgánicos, y la economía resultó seriamente afectada hasta llegar a la primera gran crisis petrolera de los años setenta.

El 15 de agosto de 1971, en un discurso a la Nación, el Presidente Richard Milhous Nixon, informó que había ordenado al Secretario del Tesoro, Connally, que suspendiera temporalmente la convertibilidad del dólar en oro, en interés de la estabilidad monetaria y en defensa de los intereses económicos de los Estados Unidos.

“Enterremos el espantajo de la devaluación”, dijo.

En 1973, el sistema es sustituido por un manejo de paridades y flotación de las monedas de libre cambio frente al dólar y entre ellas mismas. Sistema que no significó, en modo alguno, la solución definitiva de los problemas de la economía mundial.

Pero Bretton Woods, ha tenido un nuevo traspiés frente al crecimiento actual de las economías asiáticas, la economía de guerra que ha impuesto la invasión a Irak, la crisis alimentaria global y los altos precios de los carburantes, la reaparición del “espantajo” de que hablara Nixon, de la caída vertiginosa del valor del dólar y el establecimiento del llamado petroeuro, como moneda fundamental de las transacciones petroleras de Irak e Irán, desde junio de 2001 el primero, y desde 2004, el segundo.

Bretton Woods ya es historia y cenizas, entrando en un proceso de reagrupamiento y recomposición del poder global, donde sobresale Rusia, ya resucitada de las cenizas de la Unión Soviética y China, que en los años setenta, se encontraba en una etapa feudal de su economía y no tenía el rango de jugador global que ostenta. Esta presencia de China y su participación cada vez mas pujante y significativa, le ha permitido introducir el yuan en la canasta de monedas internacional del Fondo Monetario Internacional y sustituir al dólar estadounidense como moneda global para el pago de sus muchas y grandes operaciones financieras a nivel global.