Viernes 14 de julio de 2023. Un día muy caluroso en Puerto Príncipe cuando salta la noticia: una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apoya el despliegue de una misión especializada no perteneciente a la ONU… No tardaremos en descubrir que esta noticia era en realidad un rumor de buena fe. Mientras esperamos nuevos acontecimientos, hemos pensado que sería instructivo compartir con los lectores ciertos elementos en la difícil reconstrucción de las Fuerzas Armadas de Haití (FADH).
Eran 50 jóvenes que regresaban a casa el domingo 14 de abril de 2019, después de su entrenamiento de tres meses en la Escuela Militar de Sargentos en Puebla, México. Ya habían recibido formación militar en Ecuador. Estos suboficiales constituyen un cuadro de alistados. Además de estos 50 jóvenes suboficiales, otros 250 soldados se graduaron. Han sido formados en la base militar de Anacaona, en Gressier (Haití), por militares mexicanos e instructores haitianos. Otros 35 soldados fueron enviados a México para recibir capacitación. En noviembre de 2018, el ministro de Defensa había firmado un acuerdo de cooperación con las Fuerzas Armadas mexicanas por el que se autorizaba a militares mexicanos a participar en la formación de militares haitianos tanto en México como en Haití. Según el Ministerio de Defensa, las FADH deberían contar con mil soldados en sus filas a finales de 2019.
La Universidad Quisqueya, en colaboración con la Universidad de Ottawa, Diálogo Interamericano (IAD), el Colegio de México (COLMEX) y la red de universidades públicas regionales (UPR), organizó la conferencia internacional sobre la seguridad en Haití, celebrada los días 28 y 29 de junio de 2023 a través de la plataforma digital Zoom.
Hablando de la cooperación internacional, el teniente general Jodel Lessage, comandante en jefe de la FADH, afirmó lo siguiente: «Ecuador fue el primer país en ofrecerse. Y nuestro cuerpo de ingenieros pudo beneficiarse de ello. Después vino México, con formación en México y en Haití. Junto con Taiwán, hemos recibido una importante ayuda en forma de material militar. Oficiales y alistados están recibiendo formación militar en Argentina. Brasil y Francia han mostrado interés, por no hablar de varios países africanos más recientemente.
Estas señales, aunque positivas, están lejos, muy lejos, de tranquilizar al pueblo haitiano. Y con razón, porque es evidente que no responden a la urgencia de la situación. Por un lado, las declaraciones de buenas intenciones se suceden, pero no van seguidas de acciones. Por otro lado, los responsables extranjeros no ocultan su hostilidad hacia la institución militar haitiana. Por consiguiente, no se vislumbra en el horizonte ningún rayo de esperanza serio y decisivo. Es una situación que está alimentando a las bandas, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Haití es un país muy enfermo al que se le niega cualquier tratamiento acorde con su estado. Además, si observamos a ciertos actores extranjeros vemos que no quieren implicarse porque no quieren verse envueltos en el atolladero haitiano. La única alternativa válida y razonable en este caso sería proporcionar a nuestras fuerzas nacionales la formación, el armamento y el material necesarios para que podamos enfrentarnos a los bandidos. Pero tampoco parece interesarles tal opción. La obligación imperativa de prestar ayuda a un pueblo en grave peligro no parece aplicarse en el caso de Haití.
Desde el viernes 14 de julio de 2023, la preocupación por la seguridad en Haití está de nuevo sobre la mesa del secretario general de las Naciones Unidas. Para nuestros vecinos dominicanos, es urgente subrayar que las condiciones en las que se creó la Policía Nacional de Haití -tras la desmovilización de las FADH en 1995- debilitaron considerablemente la institución policial.
Mientras que los superiores del Ejército son el jefe del Gobierno y el ministro de Defensa, el director general de la Policía depende del jefe del Gobierno, del ministro de Justicia y Seguridad Pública y del ministro del Interior y Colectividades Territoriales. Siempre resulta difícil reunir a toda prisa esta jerarquía de pesos pesados.
En el momento de escribir estas líneas, la comunidad internacional parece comportarse como los partidos políticos haitianos. Juega peligrosamente con el tiempo…