Al analizar y comparar los resultados de las pasadas presidenciales estadounidense, lo comparé con una competencia de atletas profesionales de alto rendimiento en su enfrentamiento de mayor importancia.

Una competencia olímpica, por ejemplo, es de máximo exigencia para los participantes, lo que conlleva una preparación especial, que abarca desde la nutrición hasta el acompañamiento psicológico. Se invierten recursos económicos en los más calificados entrenadores que ayuden al profesional a alcanzar su objetivo, se diseñan estrategias de alto rendimiento, se crean mentoría para calmar la mente de los profesionales; pero al momento de poner en práctica todo lo aprendido durante cuatro años, desafortunadamente unos ganan y otros pierden.

Y los que pierden deben retirarse con dignidad. Y eso fue exactamente lo que sucedió con los resultados entre Kamala Harris y el ahora presidente electo Donald Trump. Ahora bien, desde la renuncia a la candidatura del presidente Biden, por presiones del Partido Demócrata, 24 horas después ya la vicepresidenta Kamala Harris había logrado el apoyo de los delegados, mucho más de los 1.986 que necesitaba para conseguir la nominación.

En esas mismas 24 horas logro una de las recaudaciones financieras más importante de la historia de este país. Movilizando en un tiempo récord, a figuras del entretenimiento y en un plazo de 107 días captó la atención de millones de votantes, que simpatizaban con un discurso extremadamente progresista, desde mi punto de vista; para un país dividió entre conservadores y liberales.

Kamala, se convirtió en todo un fenómeno nacional e internacional y que a pesar del evidente margen porcentual entre ambos candidatos; las encuestas vaticinaban un empate técnico, pero no la abrumadora victoria de Trump. Y nos preguntamos ¿qué faltó en esta experimentada “atleta” con las herramientas suficientes para llevar las riendas de esta complicada nación?

Ella, con todos los elementos a su favor, que pasó de un underdog: término usado especialmente en política o deportes, para referirse a una persona o equipo que tiene pocas posibilidades de ganar un torneo o elección, logro ocupar los principales titulares de medios impresos y digitales. Convirtiéndose en una máquina hacedora de dinero. La respuesta es, que los tiempos han cambiado.

Porque se apostó a un liderazgo para el que esta nación aún no está preparada y no hablo de la mezquindad social de quienes plantean que este país no está preparado para que gobierne una mujer. Hablo de que así como estados unidos es el resultado de la mezcla más improbable del mundo; por los millones de culturas congregadas en un mismo espacio. Sus habitantes han normalizado la maldad, desde el lado más oscuro y profundo de la miseria humana.

Pero ahora, al partido demócrata le toca desconfigurar lo aprendido, para que surja el relevo de una nueva generación de líderes demócratas que puedan mover a ese grupo de hispanos, mujeres de raza blanca de las secciones suburbanas y todos quienes se identificaron con un discurso abiertamente fascista y autoritario; paguen por una decisión inmediata; pero de consecuencias largas y duraderas.

La pasada competencia debe traer consigo un gran aprendizaje que vaya de la mano, no solo con un replanteamiento de lo aprendido, así como también, una profunda reflexión sobre a donde se dirigen las naciones que han optado por este modelo político de gobierno.