Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), el genio del arte español se adelantó a su tiempo por varias décadas. Precursor del romanticismo, realismo, impresionismo, expresionismo, surrealismo, es considerado el padre del arte moderno y poseedor de un estilo personal y único.
Por no seguir los patrones establecidos en su época, lo acusaron de estar loco y perder la cabeza en más de una ocasión: cuando se enfermó quedando completamente sordo, cuando se enamoró de la duquesa de Alba, cuando pintó las paredes de su casa, la Quinta de Sordo, con las Pinturas Negras, catorce aterradoras composiciones que estaban frente a sus ojos desde que los abría por la mañana y que, supongo, le habrán provocado más que una pesadilla mientras dormía.
Pero nunca se imaginaría Goya que iba a perder su cabeza literalmente, y no en vida sino ya muerto. Más de doscientos años se está especulando sobre el paradero del cráneo del pintor fallecido en abril del 1828 en la ciudad francesa de Burdeos, donde estaba exiliado tras el regreso del rey Fernando VII al trono.
La historia comienza en 1880, cuando el cónsul español Joaquín Pereyra visitando la tumba de su esposa en el cementerio de La Grande Charteruse (Burdeos) descubre un mausoleo en estado ruinoso donde estaban enterrados Francisco de Goya y su amigo y consuegro Martín Miguel de Goicoechea. Inmediatamente se lo comunica a las autoridades españolas y francesas y comienza a mover los hilos diplomáticos y las relaciones personales para trasladar sus restos a España.
Ocho años más tarde, cuando finalmente se procede a abrir el sepulcro, se descubren dos féretros sin identificar, uno de zinc y otro de madera. Por el tamaño de los huesos y el lugar en el que estaba colocado se concluye cuál debía corresponder a Goya y al abrirlo se descubre con una gran sorpresa que le falta la cabeza. "Todo induce a creer que a Goya le enterrarían decapitado, bien por un médico o por algún furibundo amador de notabilidades", anota Pereyra en su diario y envía un telegrama a Madrid: "Esqueleto Goya no tiene cráneo". Y el Gobierno contesta con otro telegrama: "Envíe Goya con cráneo o sin él".
El asombro fue tal que el traslado fue suspendido y los restos de Goya y su amigo permanecieron casi once años en la morgue de Burdeos. Finalmente, en 1899 fueron trasladados a España.
"Ya tenemos en tierra de España el esqueleto de D. Francisco de Goya y Lucientes, que ha estado más de medio siglo enterrado entre "gabachos", debe volver a la madre patria y ahí está. ¡Trabajo ha costado! ", publica en el periódico Blanco y Negro el escritor aragonés Eusebio Blasco.
Tras pasar por diversas moradas, los ya inseparables restos de Goya y su consuegro fueron depositados finalmente en la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, decorada con hermosos frescos pintados por el artista en 1798.
Pero el paradero de la cabeza de Goya sigue siendo un misterio. ¿Cómo, por qué, en qué momento ha desaparecido? Su ataúd no mostraba ninguna señal de haber sido forzado. Incluso apareció una testigo que declaró que el día de entierro, a Goya no le faltaba la cabeza.
Las suposiciones son muchas y algunas suenan a "leyenda urbana": que el mismo Goya pidió que su cabeza fuera llevada a Madrid para reposar cerca de los restos de la duquesa de Alba; que fue robada por un estudiante español que vivía en Burdeos y que acabó en un bar llamado Sol y Sombra, donde fue venerada hasta que el local cerró y la calavera desapareció.
La hipótesis más aceptada es que alguien robara el cráneo para hacer estudios científicos. La frenología, una pseudociencia que pretende adivinar rasgos de la personalidad a partir de la forma del cráneo, estaba en auge justo en las fechas en las que murió el artista. Durante las primeras décadas del siglo XIX, muchos cementerios europeos fueron asaltados por unos particulares ladrones: profanadores de tumbas que no se interesaban por tesoros enterrados con sus dueños, sino únicamente por sus cráneos, y en especial si pertenecían a genios del arte o las ciencias. Así que no sería extraño que la cabeza de un artista célebre y consagrado como Goya fuese vendida a algún coleccionista. Incluso hay los que dicen que el propio Goya accedió a que su amigo el doctor Jules Laffargue le cortara la cabeza después de muerto para que fuese estudiada en el asilo de San Juan de Burdeos y después en la Facultad de Medicina de París.
Otra teoría se basa en un cuadro de Dionisio Fierras que representa un cráneo y tiene una inscripción en la parte posterior: "El cráneo de Goya pintado por Fierros en 1849″. El cuadro estuvo mucho tiempo perdido hasta que fue adquirido por un anticuario y donado al museo de Zaragoza en 1918.
O sea, veintiún años después de la muerte del artista y medio siglo antes del traslado de sus restos a España el cráneo estuvo en manos de este pintor asturiano. ¿Será el cráneo de Goya realmente? ¿Cómo llegó a sus manos? ¿Dónde fue a parar después de pintarlo?
Su nieto estaba convencido de que el cráneo era auténtico y que fue él mismo quien lo robó para que fuera estudiado por un frenólogo y tras la investigación quedó en sus manos y fue pintado. Pero el director del museo de Zaragoza se muestra escéptico respecto a esta posibilidad. “Todo hace pensar que se trata de un letrero añadido posteriormente para revalorizar la obra. Para mí, las firmas están manipuladas, pero tampoco estamos totalmente seguros y esta historia forma parte del misterio”.
Después de haber sido pintado, el cráneo podría haber acabado en la universidad de Salamanca, donde lo llevó uno de los hijos de Fierro que estudiaba medicina. El destino de la calavera después de este hecho es desconocido. Algunos afirman que se perdió, otros que se cayó y se rompió, o que fue usado como olla en un experimento de medicina, explotando por culpa de la fuerza expansiva de los gases, y acabó repartido entre varios doctores. Incluso hay los que dicen que el joven estudiante se lo tiró a un perro que lo estaba persiguiendo y este lo comió.
Una de las teorías más recientes data de 2018 con el hallazgo de un ataúd en el sótano del museo de Aquitania en Burdeos que contiene los restos que podrían ser del gran humanista francés del siglo XVI Michel de Montaigne. Al lado del ataúd, han encontrado un cráneo y una mandíbula suelta de los que desconoce su origen. ¿Serán de Goya?, surge de nuevo la pregunta.
Hasta ahora no se ha encontrado la respuesta. Goya goza de fama universal, se admiran sus cuadros, pero de su cabeza, ni rastro. Solo quedan historias tras la historia.