El rápido crecimiento del gran Santo Domingo ha traído, como efecto colateral, la problemática la producción de más de 11,400 toneladas de basura por día. Se ha calculado que sólo 4,200 toneladas de basura son llevadas al vertedero. Cada persona produce 650 kilos de residuos sólidos por año.

No siempre se recoge y transporta a tiempo la basura, y por esa razón se amontona en calles, avenidas y barrios.

En el país, estamos produciendo más de 7 millones de toneladas por año, según datos encontrados en la Liga Municipal dominicana y con fecha  del 2020. El servicio en la acumulación de los residuos sólidos ha sido y seguirá siendo un gran problema.

Hay 358 vertederos a cielo abierto, y mientras tanto tenemos ayuntamientos sin capacidad financiera para la recogida de la basura. Se agrega el hecho de que contamos con una industria incipiente y reducida educación en reciclaje.

En la provincia de Santo Domingo, para poner un caso, viven 3,263,053 millones de habitantes, y los hospitales generan 1.5 kilogramos de desechos por cama, los hoteles 3.1 por habitación, los centros educativos 0.13 kilogramos por estudiante y en los mercados aportan 2.3 kilos de basura por trabajador.

Las personas no deben esperar que todo lo haga la alcaldía, el ciudadano debe tener presente que no debe lanzar basuras en la calle, y que los desechos que coloca en bolsas no puede sacarlos de la casa todos los días, sino acogerse al programa de su ayuntamiento.

El Distrito Nacional, por su parte, produce cada día cerca de las 1,800 toneladas y Santo Domingo Este, se acerca a las mil toneladas, siendo el que más produce desechos sólidos. Cada habitante de los once municipios que conforman la mancomunidad, genera  0.97 kilogramos por día.

Frente a este fenómeno, el que nos afecta a todos, lo más conveniente es que autoridades, tanto del cabildo como del gobierno central a través de sus oficinas de planificación, realicen los estudios de factibilidad para determinar hasta donde se puede permitir el crecimiento urbano, de forma horizontal para la satisfacción de los servicios sociales básicos sean más  eficientes así como la forma de recoger los desechos sólidos.

Aún estamos a tiempo de una buena  solución, si escogemos  ejemplos  como el caso de Lima, Perú, que convierte la basura en abono.

Igual podemos observar el ejemplo de Alemania, que en sus ciudades están superpobladas dispusieron  de plantas para para procesar los residuos sólidos y convertirlos en abono orgánico, la fabricación de envases y otros productos. Su único problema ha sido la contaminación ambiental, para eso, construyeron colectores de humo, que convertían en pastillas las que destinaban para extraer sulfito, de uso químico, etc.

Las procesadoras de abono orgánico en nuestro país podrían utilizar recursos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y asesoramiento de estos expertos alemanes. Procesar la basura y convertirla en un producto útil, además de proteger el ambiente sirve para ahorrar dinero al país.

En el Gran Santo Domingo se acumulan los residuos en importantes vías de sus principales municipios. Todos  debemos velar por resolver este grave problema. Las personas no deben esperar que todo lo haga la alcaldía, el ciudadano debe tener presente que no debe lanzar basuras en la calle, y que los desechos que coloca en bolsas no puede sacarlos de la casa todos los días, sino acogerse al programa de su ayuntamiento.

De igual manera, debemos empezar a reciclar, separar los desechos en envases distintos. No es lo mismo el plástico que el metal o los desechos biodegradables (como los restos de comida). En fin, la basura constituye un problema de todos, y todos debemos de aportar a la solución.