Con más de 500 parejas, la RD logró el Récord Guinness para el baile de bachata más grande del mundo.

Charla de Juan Llado en ocasión de celebrarse el evento “Bachata: De la marginalidad a una industria cultural de impacto global” en el Centro Leon de Santiago el 24 de febrero del 2023.

Introducción

De seguro que ustedes estarán de acuerdo conmigo en que los dominicanos tenemos mucho de que enorgullecernos. Ahí está la amabilidad de nuestra gente, nuestras playas, nuestros peloteros, nuestra música, nuestro ron, nuestros cigarros, y varios rasgos más que nos perfilan como una nación de gente alegre y hospitalaria. A todo ello se añade que somos gente trabajadora y que, henchidos de optimismo, siempre tenemos la vista puesta en un futuro esperanzador.

No resulta difícil, sin embargo, sacar a la música como el elemento que más fácil genera simpatías entre nuestros visitantes extranjeros y nuestros mismos conciudadanos. Ese idioma universal se presta para que podamos entroncar amistades que, en muchas ocasiones, devienen como vínculos primarios con gente de allende los mares. En un pais que tiene en el turismo el principal sector económico, esa vinculación llena varios otros aspectos de nuestra vida nacional que van más allá de los ingresos de divisas y el empleo.

La música trasciende fronteras sin tener que movilizarnos físicamente y llama a una fraternidad casi divina. Además, sus efectos sobre el ser humano son primorosos. Según los entendidos, “la música fortalece el aprendizaje y la memoria, regula las hormonas relacionadas con el estrés, permite evocar experiencias y recuerdos, incide sobre los latidos, la presión arterial y el pulso y modula la velocidad de las ondas cerebrales.” La música tonifica el espíritu y arrulla el corazón.

Naturalmente, a través del tiempo la música, el baile y los gustos musicales cambian y adquieren diferentes niveles de popularidad. Existe suficiente literatura sobre la evolución musical en nuestro pais como para poder entender que nuestras aficiones musicales han tenido raíces indígenas, africanas y europeas. Marcio Veloz Maggiolo describe la hibridación de las diferentes influencias en su magistral libro “La Cultura Dominicana: Momentos Formativos” publicado en el 2012. Otros autores tambien han señalado que nuestra música ha sido el resultado de un gran sincretismo mezclado con las tradiciones.

Pero aquí no hemos venido a repasar esos detalles. Basta con apuntar que nuestro merengue, el cual se remonta a los albores de nuestra vida como nación independiente, hoy día es ensalzado por muchos como el género musical que nos representa. Tanto así que un decreto presidencial del 2005 declaró al 26 de noviembre como el Dia Nacional del Merengue. Es bien conocido que el ritmo no disfrutó de una aceptación general en la sociedad dominicana hasta tanto el tirano Trujillo lo impuso en los salones de más alto rango social durante su prolongado gobierno.

La bachata, el género musical que hoy tratamos, no ha logrado todavía ese nivel de aceptación ni distinción. Aunque fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 20 de julio del 2019, ni el Congreso ni el Poder Ejecutivo han actuado para consagrar el 11 de diciembre como el Dia Nacional de la Bachata, una petición hecha por el renombrado artista Luis Segura. La Academia Dominicana de Periodistas de Arte y Espectáculos (ADOPAE) formuló la misma petición al Presidente de la República “para rememorar, entre otros hitos, el logro de haber obtenido el Récord Guinness tras haber ejecutado el ‘Baile de bachata más grande del mundo’, desplazando así a Polonia.”

El propósito de mi comparecencia ante ustedes hoy es precisamente reclamar para la bachata la principalía de nuestra manifestación artística por su trascendencia tanto a nivel nacional como mundial. La bachata es un ritmo que identifica plenamente la dominicanidad. Ningun género musical dominicano ha penetrado tan lejos y tan hondo en el gusto de los seres humanos de este planeta y, en consecuencia, no solo se merece la distinción solicitada sino tambien que la erijamos como nuestra autentica y singular Marca Pais, capaz de generar más empatía que ningun otro ritmo latino.

Originalidad musical dominicana

En una breve pero enjundiosa reseña sobre nuestra historia musical, Mychelle Marchena reporta que “República Dominicana cuenta con una gran variedad y riqueza a nivel rítmico, armónico e instrumental dentro de su música tradicional. Los ritmos autóctonos del dominicano sin lugar a duda representan un lugar de suma importancia dentro de la identidad nacional de todo dominicano y trae consigo la marca de importantes sucesos históricos en el continente y el Caribe. Sus ritmos y géneros musicales autóctonos han abarcado siglos, evolucionando hasta llegar a lo que entendemos como la música dominicana actual.”

En verdad, los efluvios de la dominicanidad se encuentran impregnados en los principales géneros musicales latinos de los ultimos tiempos: bolero, son, merengue, salsa y bachata. Teniendo todos raíces afroantillanas, sobre los cuatro primeros se tejen encendidas controversias acerca de sus orígenes y su paternidad, pero una rápida ojeada a esa producción musical permite concluir que es solo en relación con la bachata donde no existe disputa alguna acerca de su paternidad auténticamente dominicana. Nos podemos auxiliar de Google para señalar aquí las principales pinceladas de este argumento que encumbra a la bachata como nuestro más puro ritmo autóctono. Debo hacer la salvedad de que, al basar la información aquí plasmada en fuentes de Google, no debera sorprender si muchos de ustedes encontraran algunos de los juicios muy controversiales.

Algunos analistas le imputan al bolero, un género latino que ha trascendido internacionalmente, una raíz cubana. “El bolero típico cubano surgió alrededor de 1840. Se acepta que el primer bolero fue Tristezas, escrito por el cubano José Pepe Sánchez en Santiago de Cuba en el año 1883. Esa pieza dio origen formal al género con el acompañamiento musical que denominamos «clásico» de guitarras y percusión.” Sin embargo, el investigador norteamericano Coopersmith dice: “En la República [Dominicana], la tambora tocada en esta danza como el balsié, sin palito, proporciona patrones rítmicos los cuales identifican el bolero como dominicano en vez de cubano.”

Similar controversia binacional existe sobre el origen del son. Wikipedia nos dice: “Que el son surgió en la región oriental de Cuba​ a finales del siglo xix, es una de las opiniones más firmemente establecidas en la conciencia del pueblo cubano. En 1892 el tresista baracoense Nene Manfugas lo llevó del monte a los carnavales de Santiago de Cuba.​ Pero lamentablemente, en realidad no existen pruebas fehacientes sobre el origen del son.” Los dominicanos, sin embargo, reclamamos que Teodora Gines, una tenedora nacida en Santiago de los Caballeros y autora del son Ma Teodora del 1562, fue quien llevó el son a Cuba junto con su hermana.

Aunque un género afroantillano, tambien la paternidad del merengue es controversial. Wikipedia nos concede la paternidad indiscutible: “El merengue es un género musical bailable originado en la Republica Dominicana a finales del siglo XIX.” “Representa la sinfonía de las tres culturas que conformaron la idiosincrasia de la cultura dominicana. La influencia europea viene a estar representada por el acordeón, la africana por la tambora dominicana, que es un tambor de dos parches, y la taína o aborigen por la güira.” Sin embargo, “no se sabe el origen del merengue, aunque hay muchas teorías. Es posible que el merengue venga de Puerto Rico, Cuba o Haiti.”

Respecto a la salsa la controversia sobre sus orígenes es menos apasionada. Wikipedia nos dice: “La salsa es un género musical bailable resultante de la síntesis del son cubano y otros géneros de música caribeña y estadounidenses como el jazz y el blues.” Si bien sus raíces se remontan a Cuba, fue Johnny Pacheco, nacido en Santiago de los Caballeros, su principal armador y “el hombre que dio el definitivo impulso a un género naciente con la creación de Blue Note, el Motown, el Deutsche Grammophon de la salsa: Fania Records.”

Por su parte, la bachata surge en nuestro pais por los años 1922 a 1927 sobre la base de la guitarra, la güira y el bongó. Su nombre proviene de un dialecto africano y etimológicamente es sinónimo de juerga o parranda. “El género es una mezcla del merengue, con el son que era muy popular en esa época (tanto el son cubano como el son dominicano) y el conocido ‘bolerito de guitarra’. Las primeras menciones de este baile fueron encontradas en documentos del pueblo de Sabaneta que datan de esa época.” “La bachata tenía una línea temática esencial de corte trágico melancólico, enfocándose en la traición amorosa, el desprecio, los recuerdos del ayer, obstáculos a la felicidad y problemas económicos. Gracias a esto se le apoda al género ‘como música de amargue’; sin embargo, siempre ha sido tocada alegremente en las celebraciones y actividades sociales.”

 

El más enjundioso y profundo estudio de los orígenes y popularidad de la bachata es, a mi juicio, el libro de la profesora norteamericana Deborah Pacini Hernandez, editado por la Academia Dominicana de la Historia y titulado “Bachata: Historia Social de un Género Musical Dominicano” (2012). En él se perfila la historia del género y los diferentes hitos de su desarrollo.

 

Hoy día la bachata no solo ha conquistado el corazón de los dominicanos, desplazando al merengue como representante predilecto de la dominicanidad, sino que tambien ha invadido el resto del planeta con su ondulosa sensualidad y su ethos libertario. Ya sea que la globalización y/o los medios de comunicación masiva han facilitado su diseminación, la inmensa popularidad de la bachata a nivel nacional o mundial supera por mucho todos los demás ritmos musicales –originales o compartidos—que produjéramos con anterioridad.

 

La paradoja del estigma

 

Constituye una colosal paradoja que todos los géneros musicales latinos que hemos repasado aquí han sido rechazados en sus orígenes por los estratos considerados “cultos” de la sociedad dominicana. Al principio de su surgimiento, cada uno de los géneros desacreditaba socialmente a quienes se abandonaban a su práctica.

 

Aunque el bolero haya sido una música suave y romántica, su debut en la palestra musical latina fue objeto del látigo de la indiferencia porque su erotismo subyacente era considerado ofensivo. “En los boleros de los años 30, 40 y 50, las expresiones alusivas a la sexualidad, que hoy nos suenan muy indirectas y tenues, entonces resultaban fuertes y atrevidas.”  Eventualmente. el bolero se constituyó en influencia para las baladas o canción romántica. Con sus discos bautizados “Romances” Luis Miguel fue responsable de su reaparición en la década de los 90, siendo uno de los exponentes más excelsos de la canción romántica. El bolero es hoy respetado por la “clase alta”, aunque se reporta que ha sufrido alguna pérdida de popularidad.

 

El son, por su parte, en su origen tambien fue víctima de la marginalidad.
A principios del siglo XX, el son era un género marginado de las clases pobres. Solamente lo escuchaban y bailaban los trabajadores y los afrocubanos. En esa época en Cuba existía mucha discriminación contra los negros y la cultura de África.” Todavía hoy el son en nuestro pais es la música de obreros y habitantes de la periferia de la urbe de Santo Domingo, pero esta más ampliamente aceptado que durante los años de su nacimiento.

 

Igual ha pasado con el merengue. “Como otros ritmos populares, el merengue era rechazado por los defensores de la "alta cultura", pero con el ascenso del dictador Rafael Leonidas Trujillo el merengue comenzó a popularizarse en casi todas las clases. Según Sydney Hutchinson, Trujillo quiso que el Perico Ripiao fuera el símbolo de República Dominicana.” Hoy día, sin embargo, una gran parte de la sociedad dominicana tiene al merengue como la música más representativa y es defendido a mandíbulas batientes por muchos de los artistas nacionales más reconocidos.

En relación con la salsa no podría alegarse que proviene de la marginalidad en el sentido en que los anteriores géneros se originaron. Esto así porque fue una mezcolanza de ritmos afroantillanos que se materializó en Spanish Harlem de Nueva York. En tal sentido sería posible decir que, aun con su popularidad, fue una música marginada por la cultura anglosajona del pais de origen. Pero “la salsa como género está en vías de recuperar el esplendor que tuvo en el país por los años 70 y 80. Así lo piensa el salsómano Chino Méndez. Las señales son claras. La radio toca las propuestas de aquí y de allá; los representantes dominicanos del género están activos y el país está siendo usado como puente para la pegada de temas del género.”

Como hemos visto, los ritmos latinos más exitosos de los ultimos tiempos han tenido que pasar por la penurias de un origen de descredito. La bachata no es la excepción, a pesar de su inmensa popularidad actual. El estigma de que es objeto en las elites culturales de nuestro pais impide que se reconozca su enorme penetración mundial como uno de los activos más valiosos que tiene el pais actualmente. No sacarle provecho es una miopía incalificable.

Universalidad de la bachata

Ya es bien conocido que la bachata, un género musical cuya paternidad dominicana no la disputa nadie, ha logrado una penetración mundial. Hoy día su encanto seductor se despliega en todas las latitudes del mundo. Actualmente la bachata se tiene como uno de los ritmos latinos más populares en el mundo, inclusive por encima de la salsa y el merengue. Eso demuestra que ha alcanzado un sólido posicionamiento nunca alcanzado por el merengue.

En su presentación del libro mencionado de Deborah Pacini, el destacado historiador Frank Moya Pons ofrece una visión de como la bachata logró colarse en el ánimo y simpatía de la poblacion dominicana. Según Moya Pons, “la bachata tuvo muchos vehículos de difusión (los bares, los taxis y los autobuses, los bailes barriales), pero uno de los más decisivos fue la aparición de la estación llamada Radio Guarachita que, para sorpresa de muchos, se convirtió en el principal medio de comunicación de las masas populares, urbanas y campesinas, a principios de la década de 1960, y en el templo de la bachata.”

Sobre los canales de su posterior difusión existe gran controversia. Algunos le atribuyen un gran merecimiento al disco Bachata Rosa de Juan Luis Guerra, mientras otros le acreditan al grupo Aventura el mérito de haberla introducido en los ambientes anglosajones y europeos. Según algunos, fueron los europeos que pedían a los animadores de nuestros resorts, el uso de las bachatas de Aventura en sus clases de baile vespertinas. Y no cabe duda de que ha sido el turismo –y esas clases vespertinas de baile de los resorts—el vehículo que ha potencializado esa difusión mundial. La seducción es total cuando a la sensualidad de las palmeras del Caribe se añaden los ondulantes encantos de la bachata.

La conquista de simpatías mundiales ha generado ya variantes estilísticas de la bachata original dominicana. En el portal español geodance.com se clasifican los estilos: bachata tradicional, bachata sensual, bachata moderna, bachata dominicana, bachata urbana y bachatango. Entre estos estilos hay visibles diferencias tanto en lo musical como en lo coreográfico y algunas de las versiones guardan un limitado parecido a la bachata dominicana tradicional.

Basta con escribir en Google la frase “bachata festival” para constatar la enorme cantidad de eventos musicales que incluyen a la bachata o ella le da su nombre a los eventos. Son múltiples los portales que reportan los festivales y congresos de bachata que se celebraran durante el presente año en todo el mundo (ver, por ejemplo, https://latindancecalendar.com/festivals/adn-bachata-world-festival-2023/, https://www.danceus.org/events/salsa/latin-salsa-festivals-congresses-worldwide/, https://www.goandance.com/es/eventos/festivales).  Si bien algunos de los eventos anunciados en estos portales incluyen tambien a la salsa y otros ritmos latinos, la mayoría de los eventos son de bachata solamente (o de bachata secundada por otro ritmo latino).  Casi la totalidad son festivales de baile, por lo que son parejas quienes se registran para participar. Hasta ahora no aparecen conciertos o concursos de grupos musicales.

Muchos de estos eventos se auto titulan “international”, dejando entrever que aspiran a reclutar participantes de todas las latitudes. Algunos inclusive se auto titulan “world congress” –o congreso mundial en español. El que ha estado mejor establecido en este último renglón es el que se celebra en Madrid, pero ya se celebró este año en los días 10-13 de febrero. (Tambien aparece un congreso en Huelva y otro en Gerona –España– para celebrarse en mayo de este ano.) Es muy probable que muchos eventos de baile de todo tipo se han retrasado por efecto de los protocolos sanitarios que requerían el distanciamiento social y las restricciones de viaje requeridos por la pandemia.

Ahora bien, la evidencia de que la bachata es el género musical dominicano de más penetración mundial se puede confirmar con el buscador de Google. Si escribimos “merengue festival” encontraremos solo una plataforma que anuncia un festival en Puerto Plata para este año. Las demás entradas se refieren a eventos pasados. Pero lo que es importante ponderar es que no se revelan eventos de merengue en el exterior. Ni siquiera en Puerto Rico se anuncia un festival de merengue. Y frente a la abrumadora presencia internacional de la bachata –comprobada por el buscador de Google– queda claro que la música nuestra que más gusta a nivel internacional es la bachata.

Herramienta Marca Pais

Por supuesto, esa realidad impone el reconocimiento del valor de este género musical del cual nadie más puede atribuirse su paternidad. Debe ser un motivo de orgullo nacional que nuestra música guste y sea bailada en diferentes latitudes del planeta, desde Vilnius a Seúl, desde Ginebra a Kuala Lumpur, desde Shanghái a Tokio, desde Moscú a Helsinki, desde Roma a Buenos Aires y más allá. De ahí se infiere que nuestra bachata es propietaria de un valor promocional para proyectar nuestra imagen como pais en el exterior. Un pais que acusa una gran dependencia del turismo y cuya música ha sido popularizada en los principales  mercados emisores de turistas –Norteamérica y Europa– puede y debe usar la bachata para promocionar nuestra imagen de destino turístico. Por la paz social y la seguridad jurídica de que disfrutamos, tambien la promoción basada en la bachata puede conseguir mayor inversion extranjera y mayor comercio exterior.

La proyección de la imagen nacional en el exterior es una tarea que se engloba con el termino publicitario de Marca Pais, el cual se traduce como una imagen de marca. Naciones como Perú, Colombia, Espana y otras han cosechado mucho éxito con una estrategia de Marca Pais. Desde hace años existen varios reportes internacionales anuales sobre el posicionamiento de las marcas de los paises usando diferentes metodologías para medir la percepción del pais (https://brandirectory.com/download-report/brand-finance-nation-brands-2022-preview.pdf,  https://www.ipsos.com/en/nation-brands-index-2022, https://www.bloom-consulting.com/en/pdf/rankings/Bloom_Consulting_Country_Brand_Ranking_Tourism.pdf).

Para mejor comunicar el concepto de Marca Pais y su potencial uso para la promoción internacional de la imagen del pais me voy a permitir reproducir aquí algunas consideraciones que publiqué en un artículo que apareció en el Listin Diario en el 2014:

“Según los entendidos, la Marca País es algún rasgo distintivo de un país que, por ser único, singular y positivo, lo identifica y posiciona en los mercados internacionales.  Representada por un icono, rasgo, símbolo o leyenda nuestro país podría usarla como herramienta comunicacional para promover nuestra imagen en el exterior.”  “La correcta colocación del nombre ‘República Dominican’ en las mentes de los consumidores e inversionistas de todo el mundo, contribuirá a mejorar la inserción sostenible de los productos y servicios dominicanos a nivel global y a resaltar su potencial cultural, turístico y de inversión, contribuyendo así al crecimiento económico y a la competitividad del país.”

“¿Puede la música calificar para ser la esencia de nuestra Marca País?  La respuesta debe ser afirmativa si nos atenemos a la definición más socorrida: es un rasgo único del país que, al proyectar una imagen positiva, contribuye en la palestra internacional a promover nuestro turismo, el comercio internacional y la inversión.  Ejemplos de cómo la música puede identificar un país son el tango en el caso de Argentina, la samba de Brasil y la ranchera de México.  Nadie podría disputarle la paternidad de esos países sobre esos géneros musicales y nosotros, con la bachata, tenemos un ritmo auténticamente dominicano.  El merengue, en cambio, es reclamado como suyo por Haití, Cuba y Puerto Rico.

Pero el éxito internacional de la bachata no es suficiente para adoptarla como Marca País.  Lo que robustece más la propuesta es que califica como una “unicidad” firme y ampliamente reconocida.  Esto así porque no resulta fácil identificar rasgos nacionales que puedan reclamar para sí tal condición.  No podríamos apelar al béisbol porque este se juega en muchos países de la región del Caribe y su expresión más conocida se da en Estados Unidos.   Lo mismo podría decirse de Santo Domingo, llamada por muchos la ‘Cuna de América’.  Los vestigios de las edificaciones de los vikingos en el noreste de Canadá y las estelas de los chinos en las costas continentales caribeñas

darían al traste con tal aserto.

Y si el merengue, la historia ni el deporte no califican como ‘unicidades’, ¿entonces que otras alternativas existen?  No resulta fácil identificarlas aun después de una profunda reflexión.  Cuando el MITUR contrató en el 2006 la consultora italiana Acanchi para el estudio sobre el tema, lo que propusieron fue basar el concepto en “la abundancia” como Marca País.  Pero olvidaron que un requisito de esta es que despierte orgullo en los ciudadanos del país y contribuya a su autoestima.  Las estrecheces que sufren las grandes mayorías nacionales no hacen al concepto compatible con nuestras realidades materiales, aunque el MITUR haya basado (erróneamente) su campaña en la idea de que el país ‘lo tiene todo’.”

Se impondría pues que el país se aboque ya a la tarea de abrazar la bachata como nuestra Marca País.  Ya en el 2014 el antiguo CEI-RD quiso elaborar esa estrategia e inclusive contrató a una consultora británica para recabar las recomendaciones de lugar. Sin embargo, conflictos interinstitucionales impidieron la adopción de una Marca Pais con amplio apoyo popular. Mas recientemente, el presente gobierno se abocó a definir una Marca Pais, instado por los sectores económicos de elite, y, a juzgar por lo que trasciende en la prensa, lo finalmente adoptado no ha cosechado mayor éxito. En este último caso la mayor falencia fue la de usar iconos o rasgos de productos específicos y no consultar la opinión de las grandes mayorías.

La bachata sería el icono preferido por las grandes mayorías nacionales y será el más efectivo para conquistar las simpatías y la empatía de los mercados internacionales. Es la herramienta perfecta para atraer más turistas, incrementar el comercio exterior y captar más inversión extranjera. Ignorar esa realidad equivale a darle la espalda a la Patria por qué. además, emborracharnos con la bachata es emborracharnos con el amor.