La  autocracia electoral puede ser definida como un sistema político que permite que se celebren elecciones formales, pero en donde un solo partido concentra el poder, y no está sustentada en los principios fundamentales de la democracia ni el derecho electoral.

Este tipo de sistemas producen elecciones sin competencia, donde desde el principio los partidos gobernantes a través de la intimidación a la oposición, la inaplicación de las reglas electorales y otros medios producen unas elecciones inequitativas.

En estos sistema el poder ejecutivo controla lo demás poderes, inclusive puede dar órdenes a los órganos electorales directamente, sobre qué hacer y qué no hacer durante el proceso electoral, además se limitan las libertades públicas y los derechos civiles de las personas.

En este orden las instituciones que están diseñadas para garantizar los derechos humanos,  garantizar el derecho de elegir y ser elegible, los derechos de participación democrática, el principio de transparencia o la rendición de cuentas, sencillamente son reducidas o eliminadas.

Las autocracias electorales representan un estadio de la pérdida de los derechos civiles y políticos, de la libertad democrática y conducen hacia la instauración de regímenes autoritarios excluyentes de la expresión de la voluntad popular.

Este tipo de regímenes se caracterizan por la intervención del control de los medios de comunicación, la compra de votos de manera abierta, la intimidación y el encarcelamiento de los opositores políticos.

En el campo de la comunicación política los recursos y la propaganda son censuradas de manera fuerte, restringiendo la posibilidad de definir los programas electorales de los partidos,  así como también la utilización de las redes con mensajes políticos.

Este control puede hacerse mediante reformas constitucionales, de mayorías supernumerarias, o simplemente de mayorías captadas a través de diversos mecanismos del gobierno.

La autocracia limita los derechos humanos de las personas; por ejemplo, por ser simples delegados de partidos políticos en los colegios electorales. Es una causa de prisión política, sin ningún tipo de garantía procesal, como por ejemplo: acreditar abogado y tener el derecho a la información, por los supuestos hechos imputables.

La autocracia criminaliza la política por ser miembro de un partido político distinto al partido gobernante, puede ser imputado como un terrorista internacional, como un desestabilizador del sistema democrático, como una persona que violenta la Constitución y las leyes.

También se ejerce una violación de los derechos humanos sobre los medios de comunicación, los cuales son sometidos a censuras, a la autocensura y a la persecución de periodistas y activistas, que son portavoces de actos sociales que se realizan en los procesos electorales como la movilización, los recursos de impugnación.

Para los sistemas autocráticos esto representa una violación fragante de derechos de tercero, sin embargo, los medios de comunicación que están a disposición de las autoridades gubernamentales pueden difundir cualquier tipo de información sin límite sin censura previa sin control ni objetividad.

En el marco de la relaciones internacionales, las autocracias se expresan en un juego de poder y estrategia, que tomen en cuenta la geopolítica, la coyuntura internacional y los factores económicos.

Estas relaciones internacionales distintas a las otro tipo de relaciones internacionales se caracterizan por un pragmatismo sin ideología; por lo tanto, en la práctica es una relación que solo procura garantizar el régimen autocrático y ganar en las negociaciones internacionales. Por lo tanto, está relacionada por una visión de corto plazo en lugar de relaciones en principios o valores universales.

Las autocracias terminan descalificando a los órganos institucionales, a los órganos internacionales como por ejemplo: las organizaciones internacionales regionales, y los grupos, así como los tratados y las relaciones bilaterales; para ellas, estos tipos de organismos no son más que instrumentos de control sobre la política interna y sobre su soberanía absoluta que se ejercen en sus Estados.