Estamos a escasos días de las «Elecciones Municipales» y por ello el resultado es indeterminado. Mi hipótesis: las candidaturas para las elecciones presidenciales que corresponden al 2028 están siendo “barajadas” desde ya con premuras, ventajas y alevosías entre los patriarcas en partidos nada democráticos.
- Leonel quiere imponer a Omar en el Senado para que esté “predestinado” para terciarse la Banda Presidencial.
- Hipólito busca garantizarle a Carolina la Alcaldía del Distrito Nacional, con las mismas pretensiones dinásticas.
- Luis impuso a Guillermo como candidato a Senador para ponerles “piedras” en el camino a Leonel y a su hijo, lo que comenzó ya.
- Danilo adoptó como su hijo a Abel para servir como cuña para entorpecer al candidato del FUPU.
- Por parte del Luisismo, ¿su “delfina” será Raquel, la hija de Santiago?
- Una marca familiar-que-incursiona-en política desde hace siglos, ¿están posicionando a David con pretensión de pescar en río revuelto que se producirá con el desbarajuste de los politicastros de todos los partidos en el período post-electoral?
- Las otras marcas familiares-que-incursionan-en-política, ¿se dejarán avasallar por la predominancia de la anteriormente mencionada?
- ¿Aminorará o recrudecerá el feudo entre las claques empresariales santiagueras y capitaleñas?
- ¿Golpeará la mesa el poder sedicioso de la Embajada estadounidense reclamando a políticos, y hasta expresidentes, como lo han hecho con colegas centroamericanos, luego de los resultados de los comicios? O, ¿Lo hará para remenear la mata antes de las elecciones?
- ¿Seguirán las iglesias católicas y evangélicas unidas frente a las tres causales o se distanciarán por la campaña por venir para hacer valer el credo constitucional de que nuestra República es un Estado Laico; por lo tanto, hay que denunciar al Concordato con el Vaticano?
Al fin y al cabo, el quid del enigma pasa por resolver la cuestión: ¿quién está trabajando para quién y para cuándo? La respuesta es un tal vez, si y solo si, los ciudadanos del Distrito Nacional sepamos distinguir entre los supervivientes de este “revolú” en esta cultura caciquista heredada de tres razas que interactuaron en los años coloniales.
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Elegir al Alcalde o Alcaldesa según sus méritos, según sus competencias gerenciales y por su amor a la Ciudad Primada de América. Pensar en otras condiciones es seguir siendo unos monigotes en vez de ciudadanos responsables. Sería una pena.