1.- Para valorar una sociedad en su conjunto,  debemos orientarnos por su  aspecto progresivo,  que es el que brinda  y marca  el desarrollo y bienestar general de los que la habitan.

 

2.- No es la felicidad de un puñado de personas,  la gran cantidad de  hermosos edificios y los muchos  y lujosos  vehículos de motor,  lo  que habla del progreso de una sociedad,  sino  la sanidad de sus habitantes,   la esperanza de vida,   el alto porcentaje  que sabe leer y escribir,   así  como tener a su alcance  centros escolares y   maestros calificados para impartir  una exquisita enseñanza.

 

3.- Todo sistema social basado en lo justo, debe garantizarle a los miembros de la comunidad servicios públicos de calidad, para  que pueda existir una  igualdad de condiciones y de oportunidades.

 

4.- Asegurarle al ser humano educación y salud,  es cumplir con disposiciones constitucionales,   y por ahí comienzan  a hacerse efectivas las garantías económicas y sociales de los ciudadanos y ciudadanas.

 

5.- Desde el momento que  la educación pública de un país no orienta a las niñas y a los niños,  de que está mal hecho lo ilícito, injusto e ilegal,  se le está diciendo que la moral de la sociedad es tan amplia como elástica, y que ella no impone normas de buena conducta, que se puede ser íntegro y sobornable,  virtuoso y corruptible,  que da lo mismo hacer dinero honradamente, que por medio  de la corrupción.

 

6.- Adecentar la vida pública en un medio social determinado, entraña  mandar señales desde el poder político de que se impone que cada miembro de la  sociedad ha de   actuar acorde con las normas  de honestidad, probidad, integridad y absoluto decoro. De  lo contrario se estimula la indignidad, la deshonestidad y la completa indecencia.

 

7.- Resulta insostenible un sistema en el que una gran  parte de los miembros de la sociedad,  por necesidad  tengan  que pordiosear,  andar  de calle en calle  revisando zafacones en busca de desperdicios de alimentos, y  de puerta en puerta implorando caridad.

 

8.- Desde el momento  que se comprueba que hombres y mujeres tienen que limosnear para vivir, ese ordenamiento económico y social puede  ser un  paraíso para una minoría,  pero el infierno para el pueblo.

 

9.-  En el ser humano una cosa es su deseo, lo que quiere, y otra muy distinta, la que  le pinta la realidad. Así, por ejemplo, yo quisiera decir que vivo en una sociedad agradable, acogedora, sumamente humana. Pero mi anhelo choca con la materialidad, porque vivo en un medio social inútil, cruel, desagradable, donde impera la desigualdad de oportunidades.

 

10.- La forma como está organizada la sociedad dominicana, la hace incapaz de garantizar  una existencia digna; resulta  inservible para generar felicidad;  inútil para crear solidaridad; imposible de motivar  el decoro, la honradez y las virtudes cívicas y ciudadanas.

 

11.- Lo que tenemos como sociedad está contaminada por los vicios nocivos que genera el orden establecido; su  ineficacia  la  hace   un medio de enredos, enigma y misterios, en la  que no hay certidumbre de nada. La intriga, el cabildeo y el maniobreo   es  algo cultural.

 

12.- El ambiente dominicano  daña el correcto proceder,  deja sin efecto la buena conducta, estropea el deseo de ser buen ejemplo,  desactiva el impulso al trabajo, premia  la haraganería y condena a quien aspira a una vida civilizada.

 

13.- Aquí la maldad se  acepta con indiferencia, hasta el punto de que  difamar y deshonrar se ve como algo normal, como si se confundiera el elogio con la descalificación, y la  canallada con la nobleza, la perversión con la dignidad.

 

14.- La sociedad dominicana,  desde cualquier ángulo que se analice,  se evidencia infecunda,  es inoperante; de ella no hay nada que esperar,  si continúa como hasta ahora; está inservible, y de insistir en mantenerla igual,  el resultado sería vano.

 

15.- Lo que padecemos hoy es un ordenamiento económico y social en  el cual poco importa que una gran parte de la población pase  hambre, mientras  una minoría  saciada  llena de alimentos  los zafacones.

 

16.- En nuestro medio no hay distinción entre el  hampón y el honrado, el corrupto y el honesto, el haragán y el laborioso, el farsante y el sincero. La moral de esta sociedad tiene tanta y tanta elasticidad que no exige buena conducta; se puede actuar como persona de rígido buen proceder, y ser un vagabundo de  actuar pomposo.

 

17.- Una sociedad en la cual la generalidad de los miembros  que la componen acepta como normal  la trampa, termina desorientada, y  regida por las engañifas y otras tantas formas de marrullerías  que van desde numerólogos hasta los que viven de la superchería.

 

18.- Se le abre un  amplio espacio a la inmoralidad,  cuando  no se aconseja, orienta y guía a la sociedad en línea aleccionadora y reconfortante para que sus miembros actúen apegados a las normas éticas y morales.

 

19.- Sirve para bien una sociedad que envía mensajes de correcto comportamiento y enseña a la niñez y a la juventud que el ser humano vale por su buena conducta privada y pública. La ética,  la moral, la rectitud y el correcto proceder definen  a las personas.

 

20.- Una sociedad se torna inviable cuando sus integrantes consideran que no pueden realizarse como  seres humanos,  porque no es  factible una existencia digna.  Lo que se le presenta es una disyuntiva: seguir bajo lo imposible, o luchar por lo deseado.