1.- La República Dominicana, ubicada en la región más desigual del mundo, está integrada por una gran cantidad de gente que carece de lo indispensable para una vida digna, mientras el 1% de la población es dueña del 42% de la riqueza nacional.
2.- Entonces resulta que la clase dominante, la adinerada, se siente alarmada por el alto número de electores que no participa en los procesos electorales, municipales, congresales y presidenciales.
3.- La ciudadana y el ciudadano pobre, no tiene ninguna motivación, carece de aliciente para incidir en las votaciones o elecciones que se llevan a cabo en nuestro país. No se encuentra animado para sufragar.
4.- Esa persona que come a veces, no tiene base, fundamento alguno, para ir a un colegio electoral a votar, si está consciente de que su existencia no cambiará para bien.
5.- La abstención electoral es una censura como respuesta negativa de la población dominicana, con calidad para votar, al régimen económico y social vigente que la asfixia y le impide vivir dignamente.
6.- En la medida que el sistema social se hace más añejo e injusto, los marginados sociales con más fuerza reprueban la forma de querer legitimar el statu quo.
7.- El electorado dominicano, de manera inteligente, se ha ausentado, ha abandonado su derecho a elegir, porque comprende que votando no resuelve nada.
8.- Los grupos económicos y sociales que se benefician del orden social abusivo, están alarmados porque, en las votaciones del domingo 19 de mayo próximo pasado, más del 46% de las ciudadanas y los ciudadanos con derecho al voto, no lo hicieron, se abstuvieron.
9.- Está bien hecho por quienes, con derecho a sufragar, no lo realizaron como una forma de desdén. Es correcto de parte del electorado decente proceder a mirar para atrás, cuando se procura prolongar la legalidad de la desigualdad mediante el voto de los oprimidos.
10.- A los procesos electorales propios de sociedades degradadas como la dominicana hay que hacerle el desaire, mirarlos por encima del hombro, de arriba abajo, darles con la puerta en las narices; tomar a risa los llamados a legalizar y prolongar la miseria mediante el voto.
11.- Hay que seguir motivando a lo mejor de nuestro pueblo, para desentenderse, inhibirse, privarse y de cualquier forma renunciar a ir a votar cada cuatro años para legitimar un orden social dañino, que trae miseria y males sociales de todo tipo.
12.- El rechazo a votar en un ambiente político como el dominicano, es repugnancia a la pobreza, protesta contra los ineficientes servicios públicos de salud y educación, así como a la no satisfacción del pueblo a sus necesidades indispensables.
13.- La abstención de ciudadanas y ciudadanos dominicanos en las votaciones transcurridas recientemente, es una condena cívica, una desaprobación generalizada al régimen económico injusto que padecemos.
14.- A las electoras y a los electores que se abstuvieron en las pasadas elecciones presidenciales, como desprecio a la forma como está organizada la sociedad, hay que sumarle los votos nulos, y en conjunto tomarlo como el mensaje de los negados a validar el modelo económico que daña a nuestro país.
15.- La falta de comida, el desempleo, la mala educación pública, no techo digno, la violencia, criminalidad, insalubridad, delincuencia desenfrenada y la corrupción, no merecen que una ciudadana o un ciudadano dominicano bueno, honre con su presencia en las urnas la causa que hace posible la sociedad inviable.