Ha resultado muy refrescante y fructífero escuchar la magnífica conferencia de la egiptóloga dominicana Kathleen Martinez N. en la Cancillería, por INESDYC, bajo el epígrafe de una Disertación: La Misión Arqueológica Dominicana en Egipto; hubo un exquisito público que absorto disfruto cada mosaico de su relato tan novedoso por la impronta investigativa que iban en rigurosa narración saliendo de los labios de Kathleen con tanta dulzura. Apasionada de sus investigaciones sobre las Huellas perdidas de la Tumba de Cleopatra, que cada oyente la seguía con la misma intensidad de entrega para no perderse ni una sola palabra de sus hallazgos diversos.
Todo ello sucedió este miércoles 22 de junio a invitación coordinada por el Rector Jose Rafael Espaillat, con la anuencia del señor Canciller Roberto Alvarez, que periódicamente agendan una Conferencia Magistral sobre distintos temas de la Política Exterior del Cambio, con temas focales internacionales de interés en el marco del Programa presentado en campaña por el Presiente Luis Abinader. Y parece inaudito como se gesta un cambio significativo en el MIREX rumbo a ejecutar por primera vez una autentica carrera diplomática con la herramienta de la virtualidad combinada con la presencialidad, donde aparecen en pantalla los agentes diplomáticos acreditados en el servicio exterior dominicano recibiendo sus cursos y charlas.
Pero regresemos a la disertación de la investigadora Kathleen Martinez, porque ella no me perdonaría los sacrificios que tan rigurosa y trabajosa empresa investigativa llevada a cabo en Egipto, SitioTaposiris Magna, Alejandría, testimoniado por sus propias palabras; primera vez que una persona de la región latina emprende una tarea arqueológica de esa envergadura en una milenaria y extraña tierra para nosotros los de este mundo, con una cultura jeroglífica y griega marcadas en las piedras y piezas de miles de años, que la obligan a buscar expertos alemanes en lenguas antiquísimas porque no los hay en la región latina, menos en dominicana. Inmensa obra de búsqueda de expertos y técnicos para continuar sus trabajos en túneles peligrosos y hacer oportunamente las debidas interpretaciones de los tesoros, que no podría realizar por si mismo; ella lo afirma taxativamente: este es un trabajo riesgoso, de sagrado compromiso por su país, ya no está su nombre sino la imagen de dominicana y aún más América Latina, porque nadie había tenido esa responsabilidad arqueológica tan comprometedora y afirma categóricamente que se encuentra cerca de encontrar la Tumba de la Faraona Cleopatra, la esposa del emperador Marcos Antonio. [ interpretación libre).
Se puede captar fácilmente la catarsis que invade el espíritu de Kathleen cuando nos habla con fluidez y rigor lógico, siempre aguardando dar con seguridad con sus hallazgos , presentando en su exposición laminada pruebas y evidencias de las piezas y tesoros que adornan la veracidad de sus investigaciones, avaladas ya con reconocimientos de fundaciones y museos de Egipto y Francia por sus valiosos aportes en este campo, que ha de cambiar la historia cultural e histórica de la humanidad, como ella con extraña pasión lo valida. Empujada por hechos que evidencian más de 1500 piezas nuevas halladas y dos placas pioneras de las fechas bajo el reinado de Cleopatra, durante la Dinastía de Ptolomeo V, tan cercanas donde justo llego un investigador europeo, próximo al túnel bajo el Mar Mediterráneo, donde nadie había plantado porque nunca pensaron llegaran ahí sus templos, sino un canal de desagüe del rio; pero Kathleen en atrevido juicio, reconoce con evidencias que hubo dos cataclismos que partieron esas antiquísimas construcciones al borde del Mar, que desviaron a los investigadores precedentes a detener la continuación de sus trabajos.
Durante toda la disertación ofrecida por ella en el gran Salón Aula Magna Eduardo Latorre de la Cancillería, se observo unos espectadores pasmados por tan suculento plato de historia antigua, además de cautivados por la impronta propia de una investigadora con profunda estirpe dominicana, que lo proclama en cada rincón del mundo y lo plasma en los documentos y revistas científicas que exhiben sus contundentes pruebas de los descubrimientos arqueológicos firmados de puño y letras por Kathleen Teresa Martinez, una dominicana que pone a brillar con su intelecto el alma nacional, por encima del reluciente paso de una serpiente venenosa sobre su cuerpo femenino paralizado bajo los túneles profundos de Alejandría. Su templanza es nuestro orgullo de seguir sus ingentes pasos por la historia antigua, construyendo un destino diferente de la historia humana.